Arq. Vicente Vargas
Ludeña
No está clara la pertinencia del
concepto de ciclo en la vida de los seres. Indudable que la materia prima de
ese círculo -de ahí deriva ciclo- es el tiempo; entonces el problema es su geometría. En la línea del tiempo se
extienden o acortan esos segmentos determinados por la edad, las vivencias, y su rol en el contexto social. El papel que
desempeñó el individuo puede ser, intelectual, cultural, político o emprendedor,
etc. Un deportista -el futbol por
ejemplo- inciertamente inicia su camino, vive de él y para él, y un día un
trauma, la edad o cualquier contingencia lo orilla. Lo mismo sucede en
cualquier práctica social.
Personalmente he transitado por
la Universidad Técnica de Babahoyo con preocupación académica, durante treinta
y siete años. Esto tiene el carácter de inicio y cierre de un ciclo. No fueron
las cuentas del tiempo: dogal, desvelos, sacrificio; fueron más bien: un
ejercicio intelectual, un desafío académico y una nueva experiencia; inicialmente
con mucha vocación y talante, mas tarde con escepticismo y finalmente con
desdén. De esto hablaremos más adelante.
Las notas secuenciales que se
narran a continuación no son una crónica, tampoco un ensayo, ni una denuncia, teorización
sociológica o acusación particular. Son una semblanza reflexiva, analítica y
crítica de lo que conocí y viví. Es lo que existe en este instante, y que
cualquier persona puede dar fe. Mi presencia en la Institución, debo confesar,
siempre fue periférica, salvo un corto periodo que me involucré y me planté en
el ojo del huracán; tiempo suficiente para ponderar el tamaño de los avatares a
los que ha sido y es sometida la Universidad; medir las fuerzas contingentes
que habían participado históricamente en las pugnas, armando y desbaratando lo
que los anteriores consideraban sus logros. Siempre el leitmotiv del nuevo
cortejo fue construir sobre las ruinas dejadas de los que huyeron. Hasta llegar
al actual momento. El corsi e ricorsi de la condición humana, de G. Vico.
Creyendo que esos episodios
vividos, podrían ser el fin del ricorsi, con transparente ingenuidad me inicié
con un texto de mi pluma para un memorial en bronce que todos aprobaron; y que
recordaba la última guerra de los buenos contra los malos. Un robusto árbol de
mango protege del brillante sol de las mañanas al monolito que recibe el bronce, ubicado en el espacio abierto
central del Campus.
MEMORIAL
ESTE BRONCE
Y ESTE LUGAR, PERENNIZAN UN ACONTECIMIENTO HISTÓRICO PARA LA EXISTENCIA MISMA
DE ESTA INSTITUCION. EL 24 DE FEBRERO DEL AÑO 2002 SE INICIÓ UN MOVIMEINTO DE
SUS MIEMBROS QUE CONMOVIÓ, DETUVO EL DERRUMBE Y DESPARICION DE LA UNIVERSIDAD
TECNICA DE BABAHOYO.
NUNCA MAS
DEBERAN EXISTIR PEDESTALES NI BRONCES QUE NO SEAN PARA CELEBRAR EL TRIUNFO Y LA
APOTEOSIS DE LA UNIVESRSIDAD.
EL
COMITÉ
BABAHOYO, 24
DE FEFBRERO 2005
Para una cabal comprensión de la
crisis actual de la UTB, es necesario contextualizar con la realidad nacional,
primero; luego adentrarnos en la región, y en la Institución después. Para cualquier análisis, siempre
partimos de la época más cercana políticamente: El fin de las dictaduras
militares y civiles que culminan en el año de 1979, ya eran el inicio de un
sistema socio-económico y político que más adelante pisa duro en el mundo: el
neoliberalismo, apuntando toda su
parafernalia a los Estados pobres y a sus Instituciones; que luego serán pasto
de los buitres y sus fondos financieros externos, en intrincada complicidad con
las elites locales. Cuando alguien denuesta que somos nosotros mismos los incapaces
y deshonestos en el manejo y administración de lo público, tiene razón; pero
las Tablas de la Ley y sus diez mandamientos vienen desde el imperio, del cual
hemos dependido históricamente. Además, con sencilla decencia, debemos admitir
que de lo poco decentes que somos, viene de un mestizaje hispano-americano; ironizado
por los mexicanos en la Malinche -Indígena al servicio de Cortez en la
conquista- por su felonía, oportunismo y todos sus efectos colaterales.
Este síndrome ético cunde de
desanimo y pesimismo en el conjunto social, que se transmite de una generación
a otra, y se vuelve infinita en el tiempo ¿Cómo explicar, que pueblos de la
costa asentados en una cuenca hidrográfica de magnitudes oceánicas, la gente
que vive en las orillas de los caudalosos ríos, no tenga agua potable para
saciar su sed? Babahoyo es un paradigma de ese maldito destino. Es la
incapacidad enciclopédica y la vasta picardía de bajos fondos. Es el lacerante final de
estos pueblos. Lo señalado, interpreta la dinámica de la aplicación del modelo
de Estado y sociedad que requiere el sistema para funcionar, con los agregados
ya dichos. Estas dos fuerzas poderosas impuestas desde afuera y la degradación
desde adentro, no hay Estado, ni Instituciones que se mantengan en pie. Todo se
derrumba. Febres Cordero, por ejemplo, fue un titán en corromper y demoler el
pequeño y débil Estado-nación que teníamos, hasta dejar en escombros: el poder
político, la Justicia, el Parlamento, la FF. AA. Etc. Todo lo que tocaba lo
prostituía.
La educación elemento
indispensable -como el agua y el aire para la vida- en una sociedad civilizada,
también estaba en la mira del modelo del sistema que estaba por venir. A la
gran burguesía, la educación pública no le interesaba; no estaba en su agenda financiera
ni política; estaba, solo como agente
reproductor de ideología del sistema. Ellos sembrarían el País de centros
educativos y universidades que sus miembros requerían. Las ruinas de la
academia pública la dejarían intencionalmente a grupos políticos delirantes y a
encomiables administradores para que tutelen la educación superior. Entonces,
“los que no pudieron aprender, se dedicaron a enseñar y a administrar”. En el
balance final, ahora que otros horizontes
aparecen para la Universidad ecuatoriana, es difícil establecer quien le
ha causado más daño: si las elites desde el poder político complaciente, los
grupos gamberros politizados. O, es la mezcla de todo.
Las Universidades públicas
antiguas y con pergaminos, hasta las más jóvenes sin pedigrí y de dudosa
existencia, fueron pasto del vandalismo y vergüenza. Unas más, otras menos. La
Universidad Estatal de Guayaquil es una enorme masa informe en decadencia desde
la década de los setenta; existen Facultades que son territorios liberados, Estados
autárquicos -ahora obligados por la ley a devolver a los estudiantes el dinero
mal habido-. Jóvenes egresados de esas facultades, con íntima honradez, se han
matriculado en otras Carreras de otros centros para entender lo que un día
habían ido a estudiar; y también, para tener un currículo competitivo.
En Ecuador, desde hace seis años,
la sociedad percibe nuevas relaciones de poder político, no radicales, pero si
latentes en algunos sectores y cambiantes en otros. Tener Universidades
funcionando con los esquemas que se han descrito anteriormente, era rutina para
el Estado, la sociedad, la familia, el estudiante. Todos asimilábamos y nos
sometíamos al estatu quo, al modus vivendi, al establishment –y todas las
formas de vida organizadas imaginarias- académico que había surgido en brumosas
y largas noches de conciliábulos junto con sacrificados patriarcas. Nunca
faltaron, en todo el Ecuador, los predestinados, iluminados, intelectuales,
gerenciales que se ofrecían patrióticamente a salvar las Universidades. Hasta
un Lelo se irguió en la Universidad de Guayaquil como salvador y refundador; y
más bien se convirtió con sus ambiciones políticas en refundidor; de ahí, su
enorme masa informe del alma mater porteña, como suele decir la frase hecha.
Este gobierno inaugura la catarsis social y política, y el purgante más amargo
que la comunidad debe tomar, es la determinación de evacuar por los
desaguaderos ese pasado vergonzoso de modelo de Universidad. Esas purulencias
seudo académicas que vivíamos, provocaba en la comunidad fatalidad y fatalismo
como norma vital; y mantenían grupos perniciosos enquistados por décadas
agudizando mas el daño moral de la sociedad.
Las nuevas estructuras
orgánicas, jurídicas, administrativas y
académicas nacidas en este gobierno, intentan romper y detener, no la crisis,
sino la destrucción de la sociedad. La categorización establecida por el Estado
a partir de la primera y rasante evaluación de las Universidades, refleja groso
modo lo que tenemos y con que contamos. En esa escala de evaluación de la A hasta la E, no son todas las que están, ni están todas las que son. Si el
discurso del Gobierno de sus Planes, Programas y Proyectos académicos que tiene
para el País y la aplicación evaluatoria ya no es rasante, sino rigurosa y
profunda, muchas Universidades desaparecerán. Su desaparición no provocará la más
mínima conmoción, ni reacción ciudadana, salvo la presencia de agitadores
profesionales, los pequeños negocios asentados en el vecindario y algunos
servidores; los más contestatarios,
serán los beneficiarios del poder. La razón es muy simple, aquellas instituciones
no han trascendido ni han aportado en absoluto al desarrollo de la comunidad. Más
bien constituyen un lastre económico y en algunos casos moral.
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NI TRIUNFO NI APOTEOSIS… PESIMISMO
II Parte
Arq. Vicente Vargas
Ludeña
La Universidad Técnica de
Babahoyo, relativamente joven -1972- es un buen ejemplo para una reflexión
crítica de su trayectoria e incidencia en la vida de la región y la ciudad.
Cuando nace una Institución trascendente y compleja en el seno de la sociedad, siempre
se espera con ilusión soñadora, por los gestores, los beneficiarios y la
población en general: horizontes luminosos, prósperos, señeros…La utopía
volviéndose realidad. La misión, aunque no escrita en su tiempo, fue la
formación académica de profesionales, con rigor científico, humanista,
propagadora de la cultura; y fundamentalmente ética y moral. Estos principios
son casi universales; los caminos, los actores y los logros son los diferentes.
Es necesario y urgente trazar unas coordenadas históricas que ubiquen en el
tiempo sus resultados.
La UTB, nace contaminada por el
virus de las pugnas internas en su afán de poder. A veces, el oportunismo se lo
matiza con excelencia: quien lo hace mejor; otras, con una mantecosa sustancia
llamada lucha ideológica. Como cada Universidad debe tener su propio héroe, a
cuya tumba o memoria se debe peregrinar cada vez que las circunstancias lo
requieran, también ésta lo tuvo. Un día asesinaron en su propio campus a un “combatiente
de la libertad”. Es decir, con la partida de nacimiento de la Institución,
también se otorga la partida de defunción de un luchador. Paradojas
cartesianas. He ahí la importancia de las coordenadas. El caos, descomposición
social, política, económica y política, improvisación, desconcierto que vive el País en aquella época, la Universidad era su espejo con todo su brillo, las taras se reproducían a imagen
y semejanza, y a veces con refinados debates filosóficos, ideológicos y
políticos. Aquella época, era de verdad de conflictos mundiales, los eventos
propiciaban la discusión, la toma de partido: Vietnam, Mayo de 68; las
contradicciones del sistema encarnadas en la juventud norteamericana etc.,
llegaban como eco a nuestra comarca. Pero el surgimiento de pandillas en el
seno de las Universidades del País nada tenía que ver con lo expuesto. La
Universidad de Guayaquil tuvo sus propios pistoleros: “los Atalas”, a imagen y
semejanza de cualquier banda de delincuentes; luego evolucionaron a tales por cuales, como los gobernantes
actuales. La ilusión soñadora de los riosenses, la utopía realizada de un
centro académico propio, se fue transformando sistemáticamente en una
estructura rentista.
Sin embargo, también hubo un relámpago
de brillo y lucidez, con pensadores, escritores y suscitadores de cultura; profesores con vocación y pasión,
de todo el País, pasaron por sus aulas. Duró muy poco tiempo. Luego todo se opacó.
Construir una narrativa lineal de
las crisis institucionales: la cuestión académica, profesores, estudiantes, conocimiento,
ciencia o arte; ni siquiera razones ideológicas, si las hubiera; no es relevante
en esta reflexión; porque estas categorías son efectos del colapso. El desastre
con todas sus consecuencias ha sido: quién administra los recursos económicos.
Sin arriesgar nadie, nada. Gastar es la meta. Pero esto, cualquier transeúnte
lo puede hacer; no invertir, porque para aquello se requieren Planes, Programas
y Proyectos.
En ese marco de referencia, los
colectivos, los actores principales, los que están en la palestra, se fragmentan
en pos del poder. Ello produce una estratificación que no es esperanzadora: los
indiferentes, dejan hacer, dejan pasar –no son liberales- ; los cínicos: si no
piden no dan, pero están dispuestos a recibir -nada se puede hacer-; los
cómplices son los satélites, en lista de espera, que giran en torno a las
estrellas que están en el centro gravitacional del poder y que manejan la llave
maestra. Estos cortan y distribuyen la tarta.
Los grupos que surgieron y pasaron por el
gobierno universitario, permitieron y toleraron el caos, aupando la relajación
de las normas. Lo que buscaban era evitar la presencia crítica, o alguien
cercano con verdadero talento les haga sombra en el ejercicio del poder sin
límites y enturbie sus próximos eventos electorales. Consecuentemente, no se vivía
ni actuaba para el presente: el futuro era el objetivo. El ahora, solo es
importante porque en él se estaba forjando el porvenir. Nunca fueron actores ni
realizadores de hoy, sino del mañana. Hoy, es la consolidación de los pactos,
los favores, los fieles seguidores… Cuando alcanzan lo soñado aspiran a nuevas
cumbres borrascosas. Y así hasta el infinito; razón suprema para dejar de hacer,
en su momento, lo debido: construir una verdadera Universidad. Así mismo,
siempre estará latente la conspiración de los que se quedaron varados en la
orilla.
En una familia no todos son
brillantes; tampoco todos son idiotas. Las frecuentes y densas relaciones de
parentesco que habitan en la Universidad, son una dolorosa rémora que pervierte
la misión y la visión de la Institución. Si en los grupos familiares existe un
destacado miembro que presta sus servicios y apoya el desarrollo; el resto no lo será. Serán simples ganapanes. Existió
un funcionario con mucha vocación para las prácticas del comercio y el desmonte
que permaneció largos periodos -décadas- administrativos alternando diferentes
cargos; su frondoso árbol genealógico sembrado en las praderas de la
Universidad, lo convertía en una importante cuota de votos electorales con los
que negociaba sus aspiraciones. Hasta que un día se hostigó y se marchó; ningún
rastro dejó. La Universidad ha sido administrada y ha vegetado con ese modelo
surgido en el cuarto de atrás, hasta el día de hoy.
Cuando el actual gobierno hace
saltar las alarmas, golpeó la conciencia de la nación; todos despertamos del encanto de Universidades
que el sistema había montado. La recuperación de la función y servicio público
entró en proceso de rescate, con dificultades, tropiezos, errores, pero la
decisión estaba tomada. No más engaños ni falsías. Las Universidades cambian o
desparecen. Muchas de ellas no han tenido, hasta hoy, capacidad de reacción,
peor conductas proactivas o
propositivas. Más bien intentaron presentar frentes de lucha,
cuestionamientos con zonzos sesgos
políticos. Pero ante lo inevitable y con la espada sobre las cabezas, se han
sometido a las evaluaciones que marcarán su destino final. La calificación D obtenida en la evaluación anterior,
es el inicio del viacrucis que debe seguir camino al Gólgota. En todo Calvario,
hay verdugos.
La pregunta que cabe en estas circunstancias
es cuánto ha retrocedido la Universidad de Babahoyo. El modelo de gestión es
igual hace veinte años atrás. Estancarse, es retroceder. Retroceder, es
desaparecer. El riachuelo que no tributa en las cuencas formando los grandes
ríos que llegan al mar, sus aguas se evaporan y terminan filtrándose al
subsuelo: queda el lecho vacío. La vida en el entorno muere.
Paradojas de las aguas
caprichosas. No se concibe un funcionamiento de un Campus, que periódicamente
queda sumergida bajo el agua. La ciudad superó ese trauma invernal, de parecer
Venecia sin sus encantos, paralizando las actividades y sufragando cuantiosas
pérdidas económicas. Las soluciones que se dan son irracionales hasta el
delirio. Levantar el nivel del piso de algunos espacios, oficinas
especialmente, mientras la solución técnica y definitiva no se da ¿Si el Campus
se inundó, cuánto ha favorecido elevar el piso, si todo el espacio es
inaccesible? Este fenómeno es consustancial al sistema sanitario: agua potable
que no hay; y aguas negras que
contaminan la zona con infiltraciones de los Pozos Sépticos. Este cuadro
sanitario grafica la opacidad de la gestión y el estancamiento del desarrollo
de la Institución.
La infraestructura edilicia es
anti funcional y deficitaria. No se ha construido un metro cuadrado nuevo en
edificaciones. En cambio, ha existido un festín de espacios reciclados.
Práctica útil en última instancia, pero
lleva la impronta de la improvisación
con todas sus consecuencias.
La Universidad ha pagado con
creces una gestión administrativa sin brújula y patrones caducos. Una gestión
rígidamente centralizada, improvisación permanente, diseño de Planes
Estratégicos de compromiso; falta de transparencia especialmente económica y
financiera; falta de autonomía en las direcciones medias; ausencia absoluta de
Planificación Física; sueños rotos de Palacios de Cristal; y un largo rosario
de caos organizado. Alguna vez intercambiamos con un Decano la falta de los
principales pilares sobre los que debería
asentarse una arquitectura de gestión moderna, eficiente y transparente.
Primero, una Oficina jurídica Técnica, con personal calificado, que interprete,
cumpla y haga cumplir las leyes y reglamentos, y defienda los intereses Institucionales.
La Comisaria montada al vuelo y luego perennizada, ha traído innumerables problemas
legales a la Universidad; una solvente Sindicatura habría evitado largas, frecuentes y bochornosas procesiones por la
calle de la Catedral en procura de la Justicia.
Segundo, el trazado de Planes económicos y financieros de
corto, mediano y largo plazo, solo lo puede realizar un Departamento Financiero
Técnico, bajo la dirección de un experto en el área económica y financiera; la
carencia de una política financiera y una programación de gastos e inversiones,
es imposible un desarrollo sostenido. Lo que existe actualmente son unas bien
despachadas oficinas de Contabilidad; donde lo más importante es el Debe y el
Haber. Nunca antes, se ha dispuesto de holgadas y puntuales partidas
presupuestarias gubernamentales.
El tercer pilar de la
construcción administrativa que exigen los gurús gerenciales, es el Talento
Humano, la gente siempre ha existido, pero ahora la especialidad del trabajo lo
selecciona con escrúpulos. El Gobierno central marca la pauta de ese requisito
para emprender en el camino hacia adelante. Claro, es indispensable saber
cuántos son, donde están, quienes son, para que sirven, que saben etc. etc. El
Presidente de la Asociación de Profesores en magna asamblea expresó, que en las
oficinas de Personal, no existía archivo alguno; y que él había realizado ese
trabajo: levantar una base de datos de los Profesores.
Finalmente, para terminar de
construir el edificio que será el epicentro de la gestión administrativa
rectora, dinámica y moderna de la Institución, es indispensable que la cuarta
columna sea el bagaje, el acervo y la honestidad de sus actores.
CONCLUSIONES
La justicia es la posibilidad de
construir el bien y la capacidad de reconocerlo. Entonces, la Justicia es un
valor y una Institución tutelar a la que se debe recurrir para hacer valer los
derechos y reconocer los deberes. Pero esta dama de ojos vendados, balanza en
mano y espada refulgente, puede ser manoseada y pervertido su fin. En el Ecuador
contemporáneo, apareció un personaje que ejerció el poder de Presidente de la
República; cuando lo abandonó, se apoderó de otro poder: la Justicia; y con
ella tejió una urdimbre de poderes que le sirvieron para perseguir a sus
enemigos como “perro con hambre”. El ejercicio y práctica de la política la
judicializó. Hoy, se puede afirmar, sin dudar un instante, que su vida pública
tuvo un triste final, y causó un enorme daño a la Nación. Algunos beneficiarios,
solamente, recordaran su memoria. Nadie más. En la gestión administrativa de la
Universidad se practicó con meticulosas prolijidad ese guión: la
judicialización. No se explica de otra manera que una Academia tenga en sus
páginas 78 misceláneas causas de acciones/delito (www.fucionjudicial-losrios.gob.ec/index.php/consulta-causas) en los Tribunales de Justicia de la
República. Algunos dicen que son mas, no hay testimonios. Aquí no cabe un solo
comentario ni argumento adicional. Todo está dicho en este párrafo.
El pensamiento del MEMORIAL es
paradójico con la realidad; y de ahí el
Titulo de esta reflexión. La incertidumbre y el pesimismo es la cuerda que
aprieta las gargantas de los colectivos. Sin embargo no sucede lo mismo con los
que han medrado: después de mí, el diluvio. Como el personaje del frondoso
árbol genealógico.
También otros, en los patios de espera, se
aprestan al reemplazo. Tienen el mismo perfil: tupidas tramas familiares,
visión académica aldeana, refractarios a la cultura y al arte; pero llenos de
entusiasmo.
El desvelamiento de la realidad
no hubiera sido posible sin un Gobierno como el actual, que corrió el telón de falsos escenarios universitarios. La
construcción de un cambio de época para la Universidad, solo está en manos de
los organismos creados para el efecto por el poder público. La Institución es
un enfermo de diagnóstico reservado, sus actores y protagonistas principales,
son fundamentalmente pacientes; y no tratantes, como se empeñan en aparecer.
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