01 mayo 2013

NI TRIUNFO NI APOTEOSIS… PESIMISMO


Arq. Vicente Vargas Ludeña
No está clara la pertinencia del concepto de ciclo en la vida de los seres. Indudable que la materia prima de ese círculo -de ahí deriva ciclo- es el tiempo; entonces el problema es su  geometría. En la línea del tiempo se extienden o acortan esos segmentos  determinados por la edad, las vivencias, y  su rol en el contexto social. El papel que desempeñó el individuo puede ser, intelectual, cultural, político o emprendedor, etc. Un deportista  -el futbol por ejemplo- inciertamente inicia su camino, vive de él y para él, y un día un trauma, la edad o cualquier contingencia lo orilla. Lo mismo sucede en cualquier práctica social.
Personalmente he transitado por la Universidad Técnica de Babahoyo con preocupación académica, durante treinta y siete años. Esto tiene el carácter de inicio y cierre de un ciclo. No fueron las cuentas del tiempo: dogal, desvelos, sacrificio; fueron más bien: un ejercicio intelectual, un desafío académico y una nueva experiencia; inicialmente con mucha vocación y talante, mas tarde con escepticismo y finalmente con desdén. De esto hablaremos más adelante.
Las notas secuenciales que se narran a continuación no son una crónica, tampoco un ensayo, ni una denuncia, teorización sociológica o acusación particular. Son una semblanza reflexiva, analítica y crítica de lo que conocí y viví. Es lo que existe en este instante, y que cualquier persona puede dar fe. Mi presencia en la Institución, debo confesar, siempre fue periférica, salvo un corto periodo que me involucré y me planté en el ojo del huracán; tiempo suficiente para ponderar el tamaño de los avatares a los que ha sido y es sometida la Universidad; medir las fuerzas contingentes que habían participado históricamente en las pugnas, armando y desbaratando lo que los anteriores consideraban sus logros. Siempre el leitmotiv del nuevo cortejo fue construir sobre las ruinas dejadas de los que huyeron. Hasta llegar al actual momento. El corsi e ricorsi de la condición humana, de G. Vico.
Creyendo que esos episodios vividos, podrían ser el fin del ricorsi, con transparente ingenuidad me inicié con un texto de mi pluma para un memorial en bronce que todos aprobaron; y que recordaba la última guerra de los buenos contra los malos. Un robusto árbol de mango protege del brillante sol de las mañanas al monolito que recibe  el bronce, ubicado en el espacio abierto central del Campus.
MEMORIAL
ESTE BRONCE Y ESTE LUGAR, PERENNIZAN UN ACONTECIMIENTO HISTÓRICO PARA LA EXISTENCIA MISMA DE ESTA INSTITUCION. EL 24 DE FEBRERO DEL AÑO 2002 SE INICIÓ UN MOVIMEINTO DE SUS MIEMBROS QUE CONMOVIÓ, DETUVO EL DERRUMBE Y DESPARICION DE LA UNIVERSIDAD TECNICA DE BABAHOYO.
NUNCA MAS DEBERAN EXISTIR PEDESTALES NI BRONCES QUE NO SEAN PARA CELEBRAR EL TRIUNFO Y LA APOTEOSIS DE LA UNIVESRSIDAD.
EL COMITÉ
BABAHOYO, 24 DE FEFBRERO 2005
Para una cabal comprensión de la crisis actual de la UTB, es necesario contextualizar con la realidad nacional, primero; luego adentrarnos en la región, y en la Institución  después. Para cualquier análisis, siempre partimos de la época más cercana políticamente: El fin de las dictaduras militares y civiles que culminan en el año de 1979, ya eran el inicio de un sistema socio-económico y político que más adelante pisa duro en el mundo: el neoliberalismo, apuntando  toda su parafernalia a los Estados pobres y a sus Instituciones; que luego serán pasto de los buitres y sus fondos financieros externos, en intrincada complicidad con las elites locales. Cuando alguien denuesta que somos nosotros mismos los incapaces y deshonestos en el manejo y administración de lo público, tiene razón; pero las Tablas de la Ley y sus diez mandamientos vienen desde el imperio, del cual hemos dependido históricamente. Además, con sencilla decencia, debemos admitir que de lo poco decentes que somos, viene de un mestizaje hispano-americano; ironizado por los mexicanos en la Malinche -Indígena al servicio de Cortez en la conquista- por su felonía, oportunismo y todos sus efectos colaterales.
Este síndrome ético cunde de desanimo y pesimismo en el conjunto social, que se transmite de una generación a otra, y se vuelve infinita en el tiempo ¿Cómo explicar, que pueblos de la costa asentados en una cuenca hidrográfica de magnitudes oceánicas, la gente que vive en las orillas de los caudalosos ríos, no tenga agua potable para saciar su sed? Babahoyo es un paradigma de ese maldito destino. Es la incapacidad enciclopédica y la vasta picardía  de bajos fondos. Es el lacerante final de estos pueblos. Lo señalado, interpreta la dinámica de la aplicación del modelo de Estado y sociedad que requiere el sistema para funcionar, con los agregados ya dichos. Estas dos fuerzas poderosas impuestas desde afuera y la degradación desde adentro, no hay Estado, ni Instituciones que se mantengan en pie. Todo se derrumba. Febres Cordero, por ejemplo, fue un titán en corromper y demoler el pequeño y débil Estado-nación que teníamos, hasta dejar en escombros: el poder político, la Justicia, el Parlamento, la FF. AA. Etc. Todo lo que tocaba lo prostituía.
La educación elemento indispensable -como el agua y el aire para la vida- en una sociedad civilizada, también estaba en la mira del modelo del sistema que estaba por venir. A la gran burguesía, la educación pública no le interesaba; no estaba en su agenda financiera ni política;  estaba, solo como agente reproductor de ideología del sistema. Ellos sembrarían el País de centros educativos y universidades que sus miembros requerían. Las ruinas de la academia pública la dejarían intencionalmente a grupos políticos delirantes y a encomiables administradores para que tutelen la educación superior. Entonces, “los que no pudieron aprender, se dedicaron a enseñar y a administrar”. En el balance final, ahora que otros horizontes  aparecen para la Universidad ecuatoriana, es difícil establecer quien le ha causado más daño: si las elites desde el poder político complaciente, los grupos gamberros politizados. O, es la mezcla de todo.
Las Universidades públicas antiguas y con pergaminos, hasta las más jóvenes sin pedigrí y de dudosa existencia, fueron pasto del vandalismo y vergüenza. Unas más, otras menos. La Universidad Estatal de Guayaquil es una enorme masa informe en decadencia desde la década de los setenta; existen Facultades que son territorios liberados, Estados autárquicos -ahora obligados por la ley a devolver a los estudiantes el dinero mal habido-. Jóvenes egresados de esas facultades, con íntima honradez, se han matriculado en otras Carreras de otros centros para entender lo que un día habían ido a estudiar; y también, para tener un currículo competitivo.

En Ecuador, desde hace seis años, la sociedad percibe nuevas relaciones de poder político, no radicales, pero si latentes en algunos sectores y cambiantes en otros. Tener Universidades funcionando con los esquemas que se han descrito anteriormente, era rutina para el Estado, la sociedad, la familia, el estudiante. Todos asimilábamos y nos sometíamos al estatu quo, al modus vivendi, al establishment –y todas las formas de vida organizadas imaginarias- académico que había surgido en brumosas y largas noches de conciliábulos junto con sacrificados patriarcas. Nunca faltaron, en todo el Ecuador, los predestinados, iluminados, intelectuales, gerenciales que se ofrecían patrióticamente a salvar las Universidades. Hasta un Lelo se irguió en la Universidad de Guayaquil como salvador y refundador; y más bien se convirtió con sus ambiciones políticas en refundidor; de ahí, su enorme masa informe del alma mater porteña, como suele decir la frase hecha. Este gobierno inaugura la catarsis social y política, y el purgante más amargo que la comunidad debe tomar, es la determinación de evacuar por los desaguaderos ese pasado vergonzoso de modelo de Universidad. Esas purulencias seudo académicas que vivíamos, provocaba en la comunidad fatalidad y fatalismo como norma vital; y mantenían grupos perniciosos enquistados por décadas agudizando mas el daño moral de la sociedad.
Las nuevas estructuras orgánicas,  jurídicas, administrativas y académicas nacidas en este gobierno, intentan romper y detener, no la crisis, sino la destrucción de la sociedad. La categorización establecida por el Estado a partir de la primera y rasante evaluación de las Universidades, refleja groso modo lo que tenemos y con que contamos. En esa escala de evaluación de la A hasta la E, no son todas las que están, ni están todas las que son. Si el discurso del Gobierno de sus Planes, Programas y Proyectos académicos que tiene para el País y la aplicación evaluatoria ya no es rasante, sino rigurosa y profunda, muchas Universidades desaparecerán. Su desaparición no provocará la más mínima conmoción, ni reacción ciudadana, salvo la presencia de agitadores profesionales, los pequeños negocios asentados en el vecindario y algunos servidores;  los más contestatarios, serán los beneficiarios del poder. La razón es muy simple, aquellas instituciones no han trascendido ni han aportado en absoluto al desarrollo de la comunidad. Más bien constituyen un lastre económico y en algunos casos moral.

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NI TRIUNFO NI APOTEOSIS… PESIMISMO  II Parte

Arq. Vicente Vargas Ludeña
La Universidad Técnica de Babahoyo, relativamente joven -1972- es un buen ejemplo para una reflexión crítica de su trayectoria e incidencia en la vida de la región y la ciudad. Cuando nace una Institución trascendente y compleja en el seno de la sociedad, siempre se espera con ilusión soñadora, por los gestores, los beneficiarios y la población en general: horizontes luminosos, prósperos, señeros…La utopía volviéndose realidad. La misión, aunque no escrita en su tiempo, fue la formación académica de profesionales, con rigor científico, humanista, propagadora de la cultura; y fundamentalmente ética y moral. Estos principios son casi universales; los caminos, los actores y los logros son los diferentes. Es necesario y urgente trazar unas coordenadas históricas que ubiquen en el tiempo sus resultados.
La UTB, nace contaminada por el virus de las pugnas internas en su afán de poder. A veces, el oportunismo se lo matiza con excelencia: quien lo hace mejor; otras, con una mantecosa sustancia llamada lucha ideológica. Como cada Universidad debe tener su propio héroe, a cuya tumba o memoria se debe peregrinar cada vez que las circunstancias lo requieran, también ésta lo tuvo. Un día asesinaron en su propio campus a un “combatiente de la libertad”. Es decir, con la partida de nacimiento de la Institución, también se otorga la partida de defunción de un luchador. Paradojas cartesianas. He ahí la importancia de las coordenadas. El caos, descomposición social, política, económica y política, improvisación, desconcierto  que vive el País en aquella época,  la Universidad era su espejo con todo  su brillo, las taras se reproducían a imagen y semejanza, y a veces con refinados debates filosóficos, ideológicos y políticos. Aquella época, era de verdad de conflictos mundiales, los eventos propiciaban la discusión, la toma de partido: Vietnam, Mayo de 68; las contradicciones del sistema encarnadas en la juventud norteamericana etc., llegaban como eco a nuestra comarca. Pero el surgimiento de pandillas en el seno de las Universidades del País nada tenía que ver con lo expuesto. La Universidad de Guayaquil tuvo sus propios pistoleros: “los Atalas”, a imagen y semejanza de cualquier banda de delincuentes; luego evolucionaron a  tales por cuales, como los gobernantes actuales. La ilusión soñadora de los riosenses, la utopía realizada de un centro académico propio, se fue transformando sistemáticamente en una estructura rentista.
Sin embargo, también hubo un relámpago de brillo y lucidez, con pensadores, escritores y suscitadores  de cultura; profesores con vocación y pasión, de todo el País, pasaron por sus aulas. Duró muy  poco tiempo. Luego todo se opacó.
Construir una narrativa lineal de las crisis institucionales: la cuestión académica, profesores, estudiantes, conocimiento, ciencia o arte; ni siquiera razones ideológicas, si las hubiera; no es relevante en esta reflexión; porque estas categorías son efectos del colapso. El desastre con todas sus consecuencias ha sido: quién administra los recursos económicos. Sin arriesgar nadie, nada. Gastar es la meta. Pero esto, cualquier transeúnte lo puede hacer; no invertir, porque para aquello se requieren Planes, Programas y Proyectos.
En ese marco de referencia, los colectivos, los actores principales, los que están en la palestra, se fragmentan en pos del poder. Ello produce una estratificación que no es esperanzadora: los indiferentes, dejan hacer, dejan pasar –no son liberales- ; los cínicos: si no piden no dan, pero están dispuestos a recibir -nada se puede hacer-; los cómplices son los satélites, en lista de espera, que giran en torno a las estrellas que están en el centro gravitacional del poder y que manejan la llave maestra. Estos cortan y distribuyen la tarta.
 Los grupos que surgieron y pasaron por el gobierno universitario, permitieron y toleraron el caos, aupando la relajación de las normas. Lo que buscaban era evitar la presencia crítica, o alguien cercano con verdadero talento les haga sombra en el ejercicio del poder sin límites y enturbie sus próximos eventos electorales. Consecuentemente, no se vivía ni actuaba para el presente: el futuro era el objetivo. El ahora, solo es importante porque en él se estaba forjando el porvenir. Nunca fueron actores ni realizadores de hoy, sino del mañana. Hoy, es la consolidación de los pactos, los favores, los fieles seguidores… Cuando alcanzan lo soñado aspiran a nuevas cumbres borrascosas. Y así hasta el infinito; razón suprema para dejar de hacer, en su momento, lo debido: construir una verdadera Universidad. Así mismo, siempre estará latente la conspiración de los que se quedaron varados en la orilla.
En una familia no todos son brillantes; tampoco todos son idiotas. Las frecuentes y densas relaciones de parentesco que habitan en la Universidad, son una dolorosa rémora que pervierte la misión y la visión de la Institución. Si en los grupos familiares existe un destacado miembro que presta sus servicios y apoya el desarrollo; el resto  no lo será. Serán simples ganapanes. Existió un funcionario con mucha vocación para las prácticas del comercio y el desmonte que permaneció largos periodos -décadas- administrativos alternando diferentes cargos; su frondoso árbol genealógico sembrado en las praderas de la Universidad, lo convertía en una importante cuota de votos electorales con los que negociaba sus aspiraciones. Hasta que un día se hostigó y se marchó; ningún rastro dejó. La Universidad ha sido administrada y ha vegetado con ese modelo surgido en el cuarto de atrás, hasta el día de hoy.
Cuando el actual gobierno hace saltar las alarmas, golpeó la conciencia de la nación;  todos despertamos del encanto de Universidades que el sistema había montado. La recuperación de la función y servicio público entró en proceso de rescate, con dificultades, tropiezos, errores, pero la decisión estaba tomada. No más engaños ni falsías. Las Universidades cambian o desparecen. Muchas de ellas no han tenido, hasta hoy, capacidad de reacción, peor  conductas proactivas o propositivas. Más bien intentaron presentar frentes de lucha, cuestionamientos  con zonzos sesgos políticos. Pero ante lo inevitable y con la espada sobre las cabezas, se han sometido a las evaluaciones que marcarán su destino final. La calificación D obtenida en la evaluación anterior, es el inicio del viacrucis que debe seguir camino al Gólgota. En todo Calvario, hay verdugos.
 La pregunta que cabe en estas circunstancias es cuánto ha retrocedido la Universidad de Babahoyo. El modelo de gestión es igual hace veinte años atrás. Estancarse, es retroceder. Retroceder, es desaparecer. El riachuelo que no tributa en las cuencas formando los grandes ríos que llegan al mar, sus aguas se evaporan y terminan filtrándose al subsuelo: queda el lecho vacío. La vida en el entorno muere.
Paradojas de las aguas caprichosas. No se concibe un funcionamiento de un Campus, que periódicamente queda sumergida bajo el agua. La ciudad superó ese trauma invernal, de parecer Venecia sin sus encantos, paralizando las actividades y sufragando cuantiosas pérdidas económicas. Las soluciones que se dan son irracionales hasta el delirio. Levantar el nivel del piso de algunos espacios, oficinas especialmente, mientras la solución técnica y definitiva no se da ¿Si el Campus se inundó, cuánto ha favorecido elevar el piso, si todo el espacio es inaccesible? Este fenómeno es consustancial al sistema sanitario: agua potable que no hay;  y aguas negras que contaminan la zona con infiltraciones de los Pozos Sépticos. Este cuadro sanitario grafica la opacidad de la gestión y el estancamiento del desarrollo de la Institución. 
La infraestructura edilicia es anti funcional y deficitaria. No se ha construido un metro cuadrado nuevo en edificaciones. En cambio, ha existido un festín de espacios reciclados. Práctica  útil en última instancia, pero lleva la impronta de la improvisación  con todas sus consecuencias.
La Universidad ha pagado con creces una gestión administrativa sin brújula y patrones caducos. Una gestión rígidamente centralizada, improvisación permanente, diseño de Planes Estratégicos de compromiso; falta de transparencia especialmente económica y financiera; falta de autonomía en las direcciones medias; ausencia absoluta de Planificación Física; sueños rotos de Palacios de Cristal; y un largo rosario de caos organizado. Alguna vez intercambiamos con un Decano la falta de los principales pilares sobre los que debería  asentarse una arquitectura de gestión moderna, eficiente y transparente. Primero, una Oficina jurídica Técnica, con personal calificado, que interprete, cumpla y haga cumplir las leyes y reglamentos, y defienda los intereses Institucionales. La Comisaria montada al vuelo y luego perennizada, ha traído innumerables problemas legales a la Universidad; una solvente Sindicatura habría evitado largas,  frecuentes y bochornosas procesiones por la calle de la Catedral en procura  de la Justicia.
Segundo, el  trazado de Planes económicos y financieros de corto, mediano y largo plazo, solo lo puede realizar un Departamento Financiero Técnico, bajo la dirección de un experto en el área económica y financiera; la carencia de una política financiera y una programación de gastos e inversiones, es imposible un desarrollo sostenido. Lo que existe actualmente son unas bien despachadas oficinas de Contabilidad; donde lo más importante es el Debe y el Haber. Nunca antes, se ha dispuesto de holgadas y puntuales partidas presupuestarias gubernamentales.
El tercer pilar de la construcción administrativa que exigen los gurús gerenciales, es el Talento Humano, la gente siempre ha existido, pero ahora la especialidad del trabajo lo selecciona con escrúpulos. El Gobierno central marca la pauta de ese requisito para emprender en el camino hacia adelante. Claro, es indispensable saber cuántos son, donde están, quienes son, para que sirven, que saben etc. etc. El Presidente de la Asociación de Profesores en magna asamblea expresó, que en las oficinas de Personal, no existía archivo alguno; y que él había realizado ese trabajo: levantar una base de datos de los Profesores.
Finalmente, para terminar de construir el edificio que será el epicentro de la gestión administrativa rectora, dinámica y moderna de la Institución, es indispensable que la cuarta columna sea el bagaje, el acervo y la honestidad de sus actores.
CONCLUSIONES
La justicia es la posibilidad de construir el bien y la capacidad de reconocerlo. Entonces, la Justicia es un valor y una Institución tutelar a la que se debe recurrir para hacer valer los derechos y reconocer los deberes. Pero esta dama de ojos vendados, balanza en mano y espada refulgente, puede ser manoseada y pervertido su fin. En el Ecuador contemporáneo, apareció un personaje que ejerció el poder de Presidente de la República; cuando lo abandonó, se apoderó de otro poder: la Justicia; y con ella tejió una urdimbre de poderes que le sirvieron para perseguir a sus enemigos como “perro con hambre”. El ejercicio y práctica de la política la judicializó. Hoy, se puede afirmar, sin dudar un instante, que su vida pública tuvo un triste final, y causó un enorme daño a la Nación. Algunos beneficiarios, solamente, recordaran su memoria. Nadie más. En la gestión administrativa de la Universidad se practicó con meticulosas prolijidad ese guión: la judicialización. No se explica de otra manera que una Academia tenga en sus páginas 78 misceláneas causas de acciones/delito (www.fucionjudicial-losrios.gob.ec/index.php/consulta-causas)  en los Tribunales de Justicia de la República. Algunos dicen que son mas, no hay testimonios. Aquí no cabe un solo comentario ni argumento adicional. Todo está dicho en este párrafo.
El pensamiento del MEMORIAL es paradójico con la realidad;  y de ahí el Titulo de esta reflexión. La incertidumbre y el pesimismo es la cuerda que aprieta las gargantas de los colectivos. Sin embargo no sucede lo mismo con los que han medrado: después de mí, el diluvio. Como el personaje del frondoso árbol genealógico.
 También otros, en los patios de espera, se aprestan al reemplazo. Tienen el mismo perfil: tupidas tramas familiares, visión académica aldeana, refractarios a la cultura y al arte; pero llenos de entusiasmo.
El desvelamiento de la realidad no hubiera sido posible sin un Gobierno como el actual, que corrió el  telón de falsos escenarios universitarios. La construcción de un cambio de época para la Universidad, solo está en manos de los organismos creados para el efecto por el poder público. La Institución es un enfermo de diagnóstico reservado, sus actores y protagonistas principales, son fundamentalmente pacientes; y no tratantes, como se empeñan en aparecer.

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20 marzo 2013

LAS CLASES, EL AMOR Y LA LUCHA


Arq. Vicente Vargas Ludeña                                                                      20-03-2013
El fenómeno  político que ocurre en buena parte de América Latina, en cuya dinámica subyacen inexorables  leyes de la dialéctica en la eterna lucha de las clases sociales, que algunos líderes, por razones poco comprensibles las ignoran, y tampoco las agudizan; y más bien, en un coctel místico-religioso cargado de sentimientos y emociones, buscan construir un sistema político-económico socialista del siglo XXI.
Negar la lucha de clases en la estructura de la sociedad actual, equivale a negar la supervivencia  de las especies más aptas y versátiles en determinados ecosistemas. Las clases sociales y sus antagonismos existen independientemente de cualquier voluntad. Las clases sociales no son las fichas sobre el tablero del ajedrez, que después del juego, el Rey, la Reina y los peones vuelven a la caja. No debe confundirse la violencia de la turba que pueda provocar una protesta o reclamo, como los muchos que existen ahora en Europa, y en España con frecuencia y ahínco. ¡Qué aquello lleva implícito los genes  de esa contradicción: la lucha! No cabe duda alguna. Pero la lucha que la dialéctica descubre como ley, es aquella en la que los individuos ocupan en el juego de las fuerzas productivas y la apropiación de esa riqueza generada; para de inmediato pasar a saber  quién y cómo administrarla. El magnate estadounidense del dinero Warren Buffet, con sincera sorna, dice: “La lucha de clases sigue existiendo pero la mía va ganando”. Ignorarla, ocultarla o peor desconocerla es pretender hacer la revolución con vino y hostias en el altar de la misa.
La expresión más alta y evidente de esa lucha, es el poder. En principio cualquier poder. Pero el más arrasador es el poder político y económico. El Leviatán de T. Hobbes; la acción humana motivada por el deseo irrefrenable de dominación permanente, sin delegación; solo suspendida por la muerte. Pero el problema surge, porque para lograrlo es preciso enfrentarse a los demás: “Bellum ómnium contra omnes (guerra de todos contra todos); y la frase hecha “Homo homini lupus est” (El hombre es el lobo del hombre); dibujan el eterno dilema de la confrontación de los estratos sociales, solo cuando adquieren conciencia de clase. La categoría de conciencia de clase es compleja y múltiple. Pero es ella, la conciencia, la que construye la panoplia para la lucha: ideología, acervo, solidaridad, desprendimiento, coraje, heroísmo; y también amor.
En el arco iris de cambios, de mayoría coyunturales, que algunos gobiernos progresistas, también llamados socialistas el siglo XXI, están impulsando en América Latina; unos tímidamente, otros más  radicales, escamotean el discurso y la práctica de la lucha de clases; porque no creen en ello, o porque no es preciso en el contexto del nuevo modelo, a pesar que sus acciones aritméticamente están orientadas a sectores desvalidos. La percepción que existe en los Países del ALBA, es que Bolivia dadas sus particulares contradicciones, la lucha de clases se da palmo a palmo, estrato a estrato. La inmensa masa indígena presenta batalla en todos los planos a la pequeña, pero poderosa aristocracia heredera de siglos de las riquezas y del poder político. A pesar del arraigo de su sincretismo, el futuro lo acarician con más anhelo que otros pueblos de la región. El mismo Evo, es la encarnación de esa conciencia de clase en la lucha por revertir la historia.
En la práctica política revolucionaria no existen adversarios. Existen enemigos de clase. Adversarios, son los candidatos vecinos en las campañas electorales, cuyas plataformas y discursos son los mismos, pero con diferentes y cimbreantes  cachiporreras. Nada más. La lucha de clase esta signada por el peligro interno y externo, cuyos grupos facciosos obedecen consignas de la anti patria. No se puede hacer transformaciones estructurales, revoluciones, ofreciendo rosas y miel con amor, café para todos, o piadosos rosarios de buenos sentimientos. Hugo Chávez, en Venezuela, prodigó todo lo anterior, pero también armó a grupos milicianos civiles, atentos  para dar una repuesta militar cuando la ultra derecha amenace, independiente del vuelco que dio a las fuerzas armadas hacia un proyecto socialista. El antagonismo de clase lleva implícito el germen de la violencia, de la guerra civil; en fin de la revolución. Las fuerzas coaligadas del capitalismo fascista tienen francotiradores de todo calibre, de todo pelambre a tiempo completo para sacar del escenario a Correa, Morales, Maduro y todo aquel que se empeñe en cambiar el destino del imperio.
El brebaje religión y política no ha sido, tampoco será la panacea para aliviar las tensiones que provoca la lucha. Es más, algunas sectas son aberraciones y asaltos a la razón; hordas con la biblia en la mano usándolo como mazo al cerebro. Acaba de demostrarlo un adocenado bíblico fungiendo de candidato a la presidencia en el Ecuador. La religión católica goza de los mismos traumas irracionales por sus cuatro costados, incluido el celestial. El espectáculo del nuevo Papa en el Vaticano, es marketing, inútil para los creyentes, pero valioso y necesario para el sistema neoliberal.

21 febrero 2013

LA TAREA DEL LÍDER


Arq. Vicente Vargas Ludeña                                                                        21-2-2013
El desarrollo del conocimiento y la producción de ciertos artilugios tecnológicos, especialmente, nos deslumbran tanto que llegan a enceguecer la realidad que nos rodea. Periódicamente los pensadores en los centros de poder clasifican las épocas dependiendo de sus intrínsecos e inmediatos objetivos: milenios, eras, olas, épocas etc. La realidad como latinoamericanos y ecuatorianos que conocemos, hemos vivido y de ahí provenimos son: la pre-colonia, la colonia, la influencia de la modernidad mezclada con rasgos feudales venida desde afuera, y la época actual que nadie apunta como definirla, salvo el sambenito universalmente aceptado de posmodernidad, con toda la carga ideológica y su respectiva impronta del capital financiero, como protagonista en la aldea global. En este intrincado panorama de las épocas y lo modelos, nos desenvolvemos no solo teóricamente sino también en la praxis; especialmente con las experiencias políticas electorales que acabamos de vivir en Ecuador electoralmente, el 17 de febrero del año en curso; y que nos ubican en diferentes disyuntivas nunca antes vividas.
Evidentemente, la complejidad de los modos y  multiplicidad de las relaciones de producción, nos impiden discernir y constatar fenómenos históricos que han sido, y  son aún comunes en la vida de los pueblos y la existencia de los seres. Es necesario partir de lo simple y de lo uno: la lógica, la ética y la estética, son las herramientas primigenias y vertebrales en la vida del ser. Estas, han servido para crear el homo habilis, el homo sapiens y el zoon politikon. De este animal político es que deseamos descifrar sus tareas, en el cual están implícitas las categorías arriba mencionadas, además, son una prueba de vida en la organización de una sociedad más justa y equilibrada y el líder las debe  cumplir a cabalidad.
La ratificación unánime que la multitud ha dado en estas elecciones al Presidente Rafael Correa y a su Proyecto político a través de la masiva selección de Asambleístas de su propio movimiento, es un fenómeno de particulares características históricas. Y es fenomenal el acontecimiento, porque se ratificó lo que tenía un pálido resplandor: ahora, se consagra la figura y presencia del líder con todo el peso de su carga semántica. Correa ha dado un paso trascendental, de Presidente se ha convertido en conductor de un pueblo. Nuestra historia política  ha tenido decenas de Presidentes; conductores escasos. Su mérito de líder, comienza torciéndole el brazo perverso al oprobioso pasado que las elites  habían montado en el País; y con firmeza ofreció otro camino por donde transitar. En el desamparo, descomposición moral, pesimismo y un incierto final que le esperaba a la Nación, cualquier camino que no sea la inequidad el pueblo valoraría. Por esta razón es preciso señalar la consagración y tarea del líder y su liderazgo en el ejercicio del poder.
En América Latina los pueblos están agotando su paciencia frente a tanto desamparo, extorsión y sometimiento de las economías hegemónicas, y parasitados por las oligarquías locales de cada nación. Con  partos dolorosos y gestados en grandes y  a veces cruentas epopeyas, las multitudes han tanteado al conductor que la guíe e interprete su penar; muchos resultaron felones. Así mismo de sus entrañas están saliendo los líderes que llegan puntuales a destruir el pasado ignominioso. Venezuela, Bolivia, Argentina y por supuesto Ecuador, son algunos ejemplos vividos. Esto no es panegírico de nada; es solo una crónica objetiva de lo que estamos viviendo; aunque corifeos criollos  e imperiales denuesten rabiosamente de estos pueblos por trazar sus propios horizontes, y vaticinen el Armagedón a sus vidas. El pueblo se equivocó en las elecciones, salió a decir un político de derecha.
Rafael Correa, interpretó la historia con las herramientas que adquirió y pertenecían a su vida: su extracción de clase, su talento, la academia,  la cualidad de líder y la voluntad de poder. Con esas armas inició el tortuoso y largo camino de transformar la abyecta realidad. Lo está logrando, así lo reconocen desde todas la puntas de la rosa de los vientos, también los más cavernarios retrógrados, aunque lo hacen en silencio y con miseria.
La victoria electoral, jamás debe ser vista como una reconfiguración política del Ecuador; aquello puede ser efímero; hemos vivido esas experiencias  con Velasco Ibarra, Guevara Moreno, principalmente. Este salto debe ser cualitativo, una vía al nuevo orden mundial, justo equitativo y pacífico. He ahí el papel de conductor que a su pueblo lo proyecte, y su onda expansiva cunda la región y contagie al mundo.
El tamaño de la responsabilidad y la envergadura del proyecto político no serán ligeros, tampoco fugaces. La tarea es titánica, permanente y plagada de peligros; por eso, una vida no basta. El horizonte que se labra, debe involucrar a los que, atrás vienen. Y aquello se mide en tiempo y espacio: décadas y geografías. No es comprensible, después de cuatro años, un Correa retirado en cualquier lugar del planeta iniciando su solaz envejecimiento, o convertido en burócrata internacional. Lo planteo sin  asomo de culto, lo hago desde la trinchera que nos toca combatir al enemigo. Sus justificaciones podrían ser humanas, pero la tarea es sobrehumana. La alternabilidad que la gran burguesía reclama y el imperio predica es una elaborada trampa para evitar cualquier cambio en el modelo. ¿Cuál es la diferencia entre Febres Cordero y Rodrigo Borja; Mahuad y Noboa; para comparar dos lumpen: Bucaram y Alarcón; Obama y Bush; Zapatero y Rajoy; Sarkozy y Hollande Etc. Etc.…? Otro argumento deleznable de los mismos sectores es la eternidad en el poder del verdadero líder, que se convierte en autócrata, tirano y otras aberraciones; el mismo argumento podría ser válido para las monarquías en la cuna de la civilización occidental, Europa. No solo que, aquellos  mueren en el poder sino que traspasan el trono, para que sus descendientes también mueran en ese sillón. Aquí hablamos  del conductor, no del liderazgo del marketing del consumo y las finanzas que nos ha vendido el neoliberalismo, asignándole categorías epistemológicas; es el conductor de la multitud que eligió liderar para siempre. Para ese liderazgo no hay plazos, treguas, descanso, rutina familiar -estoy recordando la pléyade de conductores que la humanidad y también la mestiza América Latina ha tenido-.
La tarea del líder es paralela a la tarea del héroe. Ambas son históricas. El héroe siempre rinde homenaje a la sociedad y a la Patria con su muerte; pero su vida está marcada por el ejercicio pleno de su libertad, es un aristócrata del mundo. Al héroe los pueblos  lo recuerdan, pero sobre todo, infinitamente lo aman. Al héroe –dice Bakunin- se lo debe fusilar al día siguiente de la revolución. Algunos ripostarán con furia los parangones, porque sus almas son de tamaño granular: insignificantes. Correa no es un héroe, es un líder. Pero es el ejercicio pleno de su libertad, de trascender eternamente, o volverse simplemente, un párroco  motivador de aldea de los sueños populares. En consecuencia, debe cambiar su discurso de retirarse para siempre a sus cuarteles de invierno después de cuatro años.
La patria lo requiere hasta siempre. Lo realizado y alcanzado en el País, incluida la verde esperanza que vive el pueblo, sin la presencia del líder, será fácil el retorno de las aves carroñeras, y los recuerdos serán solo  fuegos fatuos.

28 enero 2013

¡ECUADOR INCIERTO! NO


Arq. Vicente Vargas Ludeña                             Guayaquil, 27 de Enero 2013  
La democracia que hemos aprendido y que nos obligan a practicarla, organiza periódicamente elecciones con una papeleta hundida por una ranura en una urna: de metal, madera, acrílico cartón u otros materiales; de aquí salen elegidos  de una variopinta extracción social, económica e ideológica. Pero termina ejerciendo el poder la burguesía, escoltados por los poderes facticos. Si algún intruso, prole o lumpen, se coló a la cumbre del poder será objeto de la sospecha, escrupuloso y despiadado hostigamiento, hasta su derrumbe por fuerzas coaligadas: gran burguesía, fuerzas armadas y la Embajada del imperio.
El hoy que vive  Ecuador, cambió el rumbo de una historia lineal encadenada y condenada por fuerzas oscuras y lacayas; dejando sin horizonte ni esperanzas a una sociedad desconcertada y en estado de shock. Mientras la canalla política reía y festejaba su interminable y macabro carnaval. Con la misma democracia aprendida, obligada y falaz, estamos a punto de volver al pasado laberintico kafakiano; o seguir apuntando a nuevos y renovados sucesos para el pueblo ecuatoriano que si lo merece, esquivando la fatalidad que miserables de toda ralea auguran y esperan para la Patria. La democracia no es un manual, esta se construye dialécticamente en el tiempo con la presencia y participación de la multitud, a los que debe llegar el fruto del trabajo colectivo. Todo lo demás es democracia de papel, una entelequia.
Es tentador esculcar con pasión o sin ella, pero jamás indiferente, la vida y pensamiento, si es que en alguno existe, de los políticos, con mayor derecho cuando aspiran a gobernarnos.
El apellido Bucaram en el drama vivido en Ecuador, en los recientes treinta años, es una variante de la maldición gitana para nuestra sociedad. Van tres generaciones, con las recientes caras juveniles que ahora asoman en la puja electoral. La sociedad tiene muy claras y frescas las trafasías de esta estirpe, que parece que durará hasta el regreso del cometa,  igual a la interminable generación del coronel Aureliano Buendía, luego de “Cien años de soledad”. Pero no hablaremos de Bucaram candidato, sino de  sus prolongaciones y creaciones.
En las penitenciarías, donde los reos y convictos expían sus delitos, las fuerzas de la degradación moral los lleva a la reflexión de sus propias vidas. Al no encontrar respuestas racionales  a su derrumbe social, alguien le sugiere la última luz que él ha experimentado, y le extiende una Biblia. Basta. Luego se convierte en predicador y evangelizador “de la palabra”. El refugiado de Panamá, al fin y al cabo vive encarcelado en su propio Panóptico, pero él no es capaz de expiar su mundo anti ético  desgarrado en la vida política del Ecuador con “la palabra” que dice creer, entonces delega a un predicador público para que se convierta en su voz, y hable de Dios y la salvación de los hombres. Como siempre se burla de todos y se arrodilla en farsante acto de fe, lanzando a los leones a un evangelista fundamentalista con la Biblia en ristre  habla de los cielos, el temor al castigo y otros menjurges: sexo, moral, creencias y demás hierbas opiáceas. Este personaje salido de mágicas escrituras y antiguos testamentos se llama Nelson Zavala. Su presencia en el debate político es una aberración, plagada de fantasía divina. Pero sus mundos -Zavala-Bucaram- casi son paralelos, el tal hermanito también ha tenido un tortuoso pasado; como el reo y convicto, la Biblia es su  refugio y salvación.
Alvarito, diminutivo de Álvaro, no por deferencia sino por diferencia compasiva: el niño tonto en el grupo de amiguitos. Este adalid de la riqueza, es otro engendro político de Bucaram. La inmensa fortuna del padre de Alvarito, fue objeto de su deseo. La incertidumbre de la herencia y el testamento, Bucaram en el poder  sanó todo, a cambio de sus aportes  a la campaña electoral. No solo le pagó y complació, sino que lo designó Presidente de la Junta Monetaria. Ahí nace el Alvarito político tonto para todo, menos para contar dinero. Lo ha dicho públicamente, “en eso nadie me gana”. Pablo Emilio Escobar Gaviria –El patrón de mal- en el vértigo de su desquiciamiento por el dinero, llego a la conclusión que para disfrutar y gobernar en su Olimpo, a pesar de tener todo, algo faltaba. En el tráfago de su mundo nada estaba fuera de su alcance, sin embargo no logró ni con plomo, ni acuerdos la liberación de una secuestrada, casi en sus mismos cuarteles, por fuerzas irregulares en la atormentada Colombia; un Senador del sub mundo de la política –digamos un Lara en Ecuador-, motivado por Escobar, trianguló unas llamadas telefónicas con gobiernos del exterior y en tres días, la secuestrada fue liberada y abandonada en un camino público. ¡Carajo! Eso no lo tengo: poder político. Y la emprende, nada le arredra, coronó lo que faltaba. Fue Senador de la República. Después del Papa, el más importante soy yo, decía. Así nace el frenesí por el poder político de Alvarito. Concluye que llegar a la Presidencia era posible, si se comparaba con Bucaram y su cohorte, todo un cartel en el gobierno, del cual Alvarito era testigo y tertuliano. Si Bucaram llegó a la Presidencia; a mí, el País me pertenece, se imaginó. Casi lo logra. Hoy es un enigma su participación en la campaña electoral; si no ha comprendido la época que vive el País, al fin tonto es, alguna alma bondadosa debe habérselo dicho. El misterio algún día lo sabremos.
Unos cachetes y luenga nariz, adorna la galería de mochileros aventureros de la política,  con la debidas disculpas de los caminantes y peregrinos del mundo. El coronel de las mil aventuras es el paradigma del hombre huérfano de la más elemental ética, de dudosa capacidad intelectual, carente de todo principio, sobre todo la lealtad; este sujeto la desconoce sideralmente. Es un insigne felón. Su conducta ha sido, desde que apareció en la plaza pública, la de un agente, un quinta columna sin escrúpulos de la burguesía y la Embajada de EE: UU., en el seno del pueblo. Coincidentemente, guardaespaldas  militar de Bucaram en la presidencia. Así mismo como Alvarito, también testificó el maltrato a la majestad representativa del poder; y el  Palacio de Gobierno convertido en una bahía guayaquileña o un Ipiales quiteño. Con esos rápidos cursos y edificantes ejemplos, cualquier pedestre aspira y sueña ocupar ese poder. El coronel tuvo esos sueños, se afanó en plasmarlos. Lo consiguió, a muchos nos engaño. Estamos hablando del coronel Lucio Gutiérrez, nuevamente aspirante  a la Presidencia. Tampoco, como otros, ha comprendido que en Ecuador existe, desde hace seis años, un antes y un después; en el cual sujetos de esta calaña no tendrán cabida, por muchos que habrán, nunca faltan, ingenuos o pícaros que lo cortejan en pos de una migaja de poder. El coronel que no tiene quien lo instruya, además de elemental, es retrogrado. Sus eslóganes lo confirman: “debemos regresar al pasado -dice- como cuando yo era presidente, había seguridad y comida”; “desbarataré todo lo que ha hecho este tirano gobierno”. También su presencia, ahora, en la arena política está llena de dudosos objetivos, como dudosa es su propia existencia personal. ¡¿Acaso el entero Ecuador no conoció en carne viva la vergüenza de este atrabiliario traidor y su majestuosa incapacidad para comprender las alturas del poder en que se había encaramado y la entrega infinita a los intereses plutocráticos y extranjeros?!
La recalcitrante derecha ecuatoriana, ha probado con diferentes opciones electorales en los últimos tiempos. Todos le han fallado: Alvarito es tonto, Gutiérrez no es confiable, Roldós tiene cara y pensamiento “lelo”, Bucaram y sus sacristanes son lumpen; los demás no califican para una cena en el Club de la Unión, tampoco para enfrentar  y derrotar a Correa. Aprendiendo de la derecha venezolana se resignaron a saltar al ring, no para ganar la pelea, si, para no dejar la silla vacía y madurar sus brotes verdes para la próxima elección. Claro, no son alvaritos,  tampoco gutierritos; ellos saben que algo diferente ocurre en el País en consecuencia deben renovar sus parafernalias de lucha. El propio candidato, Guillermo Lasso -baby face-, condesciende con los planes del actual gobierno y ofrece mantener y mejorar algunos procesos de cambio en pleno desarrollo. La candidatura de la derecha fue seleccionada en los Clubes del gran cacao burgués y diseñada por los “think thank” -pensamiento tanque- en las plataformas neoliberales y ultra conservadores –con el inefable Opus Dei- del extranjero, cuyo canciller itinerante más conspicuo, es el señor Aznar, ex presidente del Gobierno de España, muchacho de Bush y Tony Blair. El banquero candidato, no apto para estos menesteres, lo han moldeado con un diseño minimalista –lo menos es mas- con un discurso sin sustancia: menos palabras, más imagen de triunfador, emprendedor, exitoso y platudo; menos persecución, más libertad; menos Estado, más libre mercado; menos control, más cervecitas los domingos; menos exámenes, mas ingresan los chicos a las Universidades; menos impuestos, más inversión pública. Así sucesivamente hasta regresar al pasado social cristiano o social demócrata, son lo mismo. El fin último es, neoliberalismo radical, desregulación de los mercados y del sistema financiero, siempre que sea infinita y total. Es decir reproducir la rapiña bancaria nacional que vivimos y la mundial que vive Europa y los EE. UU. El tutelaje que ejerció Febres Cordero –los canallas viven mucho, algún día se mueren”, decía el poeta Mario Benedetti- dejó en la orfandad con su partida al más allá,  a su rebaño burgués y desmanteladas las instituciones del Estado. Sus prohijados no han podido dar el golpe de estado efectivo que les devuelva sus plenas canonjías –no dejarán de intentarlo- y tampoco ven ceca su retorno al poder. Entonces, el banquero es la esperanza de un luminoso mañana para esta peste política. El candidato banquero es un residuo de esa pandilla de truhanes que asoló el hogar de miles de familias en el País.
Alberto Acosta es honesto intelectualmente, un académico, estudioso de la realidad ecuatoriana, pero ingenuo políticamente. El concepto de democracia lo tiene trastocado. En la Constituyente de Montecristi, trató de conciliar con el enemigo, permitiéndoles un sistemático sabotaje que puso en riesgo todo el proyecto político y al éxito de la nueva Constitución. En el presente realiza procesiones por las ciudades  y los pueblos con grupos políticos huérfanos de talento e imaginación: el MPD y un grupo de mestizos indianizados; desertores de su propia sombra, ecologistas, vegetarianos y demás trashumantes de la vida.
 Mauricio Rodas es otro candidato salido de los laboratorios neocon pulido en el exterior. Emulo de Enrique Peña Nieto elegido recién presidente de México, pituco, peinado lamido con gomina, pulcro y elegante, discurso tecno y ampuloso. Le falta una novia salida de las novelas de Televisa, como Peña Nieto para completar el perfil del diseño norte americano.
Estos muchachos de Ruptura de los 25, renegados del proceso de cambio que iniciaron con Correa, están terminando de monaguillos de la derecha escoltados por el General Moncayo, a veces liberal otras conservador, alguna nihilista, como el coronel de nuestro cuento: de derecha no, tampoco de izquierda, jamás del centro; también perdido en la desmemoria de su formación militar, allá en el Comando Sur, base de los EE. UU.
Para los grupos políticos que fueron desalojados del poder por la multitud en este sexenio, el Ecuador está amenazado de muerte. La incertidumbre es un fantasma que nos devora; en consecuencia terminaremos tragados por los agujeros negros que solo ellos alcanzan a ver en el galáctico horizonte del mercado mundial, o masacrados por la violencia criminal, elevada por sus oscuros designios, al bíblico apocalipsis, casi somos Sodoma y Gomorra merecedores de una lluvia de fuego, por tercos e ingenuos que nos dejamos conducir al patíbulo por un tirano autócrata.
Jamás el Ecuador de hoy, está tan cierto y seguro en el futuro que construye. La modernidad y desarrollo que el mundo ha estado forjando, pasó siempre bañando nuestras playas, no ancló sus amarras peor desembarcó. La construcción de una Patria verdadera ha sido el inicio. Una Nación que la respeten sus propios habitantes y los que la subyugaron siempre. A  los que nos tocado vivir a caballo entre el oprobio de ayer de un Estado proxeneta y canalla, casi fallido; a la dignidad e identidad del presente; se requiere critica y autocritica para una cabal comprensión de la importancia de la soberanía, sobre todo lo material e inmaterial que poseemos. Esto va dirigido especialmente a una clase media peregrina que no atina a percibir lo que sucede a su alrededor. Hoy disfrutan de mejores perspectivas, pero parce que desean más, sin saber cómo obtenerlo; su mundo de conocimientos e información de la propia realidad  lo reducen al noticiero de televisivo de la noche, o al periódico de la mañana. De esas fuentes abrevan y construyen sus vidas. Desconocen la riqueza polisémica de todos significados y significantes de lo humano y la naturaleza.
Es preciso señalar, también, los precipicios y amenazas por donde la Patria debe transitar en el camino a la cima. Por ejemplo, la emigración a las esferas del poder de insignes tránsfugas de la política: social cristianos, social demócratas, bucaramistas y un misceláneo batallón de oportunistas. Muchos están haciendo su agosto. Sin pretender justificar nada, aquellos eran los más numerosos habitantes de ese submundo, por lo menos dos generaciones fue lo único que conocieron; en su momento fueron necesarios, deberán ser reemplazados urgentemente por mozas generaciones. En el manejo de lo público ya se lo está palpando, fresca y sana juventud asume el reto.
En el realismo mágico de los candidatos  que se han dibujado aquí, existe un mundo de sueños y ensueños que venden como pregoneros pócimas milagrosas. Pero en realidad no hay tales candidatos –hay sombras fantasmales que asustan y avergüenzan-, ni tal campaña; también eso es surrealismo. Solo hay una realidad tangible: existe un Gobierno que no está sometido a ningún escrutinio ciudadano; el soberano le ha otorgado el poder hace seis años, no lo ha cuestionado peor lo derogado. Más bien la multitud le tiende la mano para compactar fuerzas en la construcción de lo inconcluso y lo nuevo por hacer.
No existe el Ecuador incierto. Solo hay la certidumbre de un Presidente que se llama Rafaél Correa Delgado.