01 mayo 2013

NI TRIUNFO NI APOTEOSIS… PESIMISMO


Arq. Vicente Vargas Ludeña
No está clara la pertinencia del concepto de ciclo en la vida de los seres. Indudable que la materia prima de ese círculo -de ahí deriva ciclo- es el tiempo; entonces el problema es su  geometría. En la línea del tiempo se extienden o acortan esos segmentos  determinados por la edad, las vivencias, y  su rol en el contexto social. El papel que desempeñó el individuo puede ser, intelectual, cultural, político o emprendedor, etc. Un deportista  -el futbol por ejemplo- inciertamente inicia su camino, vive de él y para él, y un día un trauma, la edad o cualquier contingencia lo orilla. Lo mismo sucede en cualquier práctica social.
Personalmente he transitado por la Universidad Técnica de Babahoyo con preocupación académica, durante treinta y siete años. Esto tiene el carácter de inicio y cierre de un ciclo. No fueron las cuentas del tiempo: dogal, desvelos, sacrificio; fueron más bien: un ejercicio intelectual, un desafío académico y una nueva experiencia; inicialmente con mucha vocación y talante, mas tarde con escepticismo y finalmente con desdén. De esto hablaremos más adelante.
Las notas secuenciales que se narran a continuación no son una crónica, tampoco un ensayo, ni una denuncia, teorización sociológica o acusación particular. Son una semblanza reflexiva, analítica y crítica de lo que conocí y viví. Es lo que existe en este instante, y que cualquier persona puede dar fe. Mi presencia en la Institución, debo confesar, siempre fue periférica, salvo un corto periodo que me involucré y me planté en el ojo del huracán; tiempo suficiente para ponderar el tamaño de los avatares a los que ha sido y es sometida la Universidad; medir las fuerzas contingentes que habían participado históricamente en las pugnas, armando y desbaratando lo que los anteriores consideraban sus logros. Siempre el leitmotiv del nuevo cortejo fue construir sobre las ruinas dejadas de los que huyeron. Hasta llegar al actual momento. El corsi e ricorsi de la condición humana, de G. Vico.
Creyendo que esos episodios vividos, podrían ser el fin del ricorsi, con transparente ingenuidad me inicié con un texto de mi pluma para un memorial en bronce que todos aprobaron; y que recordaba la última guerra de los buenos contra los malos. Un robusto árbol de mango protege del brillante sol de las mañanas al monolito que recibe  el bronce, ubicado en el espacio abierto central del Campus.
MEMORIAL
ESTE BRONCE Y ESTE LUGAR, PERENNIZAN UN ACONTECIMIENTO HISTÓRICO PARA LA EXISTENCIA MISMA DE ESTA INSTITUCION. EL 24 DE FEBRERO DEL AÑO 2002 SE INICIÓ UN MOVIMEINTO DE SUS MIEMBROS QUE CONMOVIÓ, DETUVO EL DERRUMBE Y DESPARICION DE LA UNIVERSIDAD TECNICA DE BABAHOYO.
NUNCA MAS DEBERAN EXISTIR PEDESTALES NI BRONCES QUE NO SEAN PARA CELEBRAR EL TRIUNFO Y LA APOTEOSIS DE LA UNIVESRSIDAD.
EL COMITÉ
BABAHOYO, 24 DE FEFBRERO 2005
Para una cabal comprensión de la crisis actual de la UTB, es necesario contextualizar con la realidad nacional, primero; luego adentrarnos en la región, y en la Institución  después. Para cualquier análisis, siempre partimos de la época más cercana políticamente: El fin de las dictaduras militares y civiles que culminan en el año de 1979, ya eran el inicio de un sistema socio-económico y político que más adelante pisa duro en el mundo: el neoliberalismo, apuntando  toda su parafernalia a los Estados pobres y a sus Instituciones; que luego serán pasto de los buitres y sus fondos financieros externos, en intrincada complicidad con las elites locales. Cuando alguien denuesta que somos nosotros mismos los incapaces y deshonestos en el manejo y administración de lo público, tiene razón; pero las Tablas de la Ley y sus diez mandamientos vienen desde el imperio, del cual hemos dependido históricamente. Además, con sencilla decencia, debemos admitir que de lo poco decentes que somos, viene de un mestizaje hispano-americano; ironizado por los mexicanos en la Malinche -Indígena al servicio de Cortez en la conquista- por su felonía, oportunismo y todos sus efectos colaterales.
Este síndrome ético cunde de desanimo y pesimismo en el conjunto social, que se transmite de una generación a otra, y se vuelve infinita en el tiempo ¿Cómo explicar, que pueblos de la costa asentados en una cuenca hidrográfica de magnitudes oceánicas, la gente que vive en las orillas de los caudalosos ríos, no tenga agua potable para saciar su sed? Babahoyo es un paradigma de ese maldito destino. Es la incapacidad enciclopédica y la vasta picardía  de bajos fondos. Es el lacerante final de estos pueblos. Lo señalado, interpreta la dinámica de la aplicación del modelo de Estado y sociedad que requiere el sistema para funcionar, con los agregados ya dichos. Estas dos fuerzas poderosas impuestas desde afuera y la degradación desde adentro, no hay Estado, ni Instituciones que se mantengan en pie. Todo se derrumba. Febres Cordero, por ejemplo, fue un titán en corromper y demoler el pequeño y débil Estado-nación que teníamos, hasta dejar en escombros: el poder político, la Justicia, el Parlamento, la FF. AA. Etc. Todo lo que tocaba lo prostituía.
La educación elemento indispensable -como el agua y el aire para la vida- en una sociedad civilizada, también estaba en la mira del modelo del sistema que estaba por venir. A la gran burguesía, la educación pública no le interesaba; no estaba en su agenda financiera ni política;  estaba, solo como agente reproductor de ideología del sistema. Ellos sembrarían el País de centros educativos y universidades que sus miembros requerían. Las ruinas de la academia pública la dejarían intencionalmente a grupos políticos delirantes y a encomiables administradores para que tutelen la educación superior. Entonces, “los que no pudieron aprender, se dedicaron a enseñar y a administrar”. En el balance final, ahora que otros horizontes  aparecen para la Universidad ecuatoriana, es difícil establecer quien le ha causado más daño: si las elites desde el poder político complaciente, los grupos gamberros politizados. O, es la mezcla de todo.
Las Universidades públicas antiguas y con pergaminos, hasta las más jóvenes sin pedigrí y de dudosa existencia, fueron pasto del vandalismo y vergüenza. Unas más, otras menos. La Universidad Estatal de Guayaquil es una enorme masa informe en decadencia desde la década de los setenta; existen Facultades que son territorios liberados, Estados autárquicos -ahora obligados por la ley a devolver a los estudiantes el dinero mal habido-. Jóvenes egresados de esas facultades, con íntima honradez, se han matriculado en otras Carreras de otros centros para entender lo que un día habían ido a estudiar; y también, para tener un currículo competitivo.

En Ecuador, desde hace seis años, la sociedad percibe nuevas relaciones de poder político, no radicales, pero si latentes en algunos sectores y cambiantes en otros. Tener Universidades funcionando con los esquemas que se han descrito anteriormente, era rutina para el Estado, la sociedad, la familia, el estudiante. Todos asimilábamos y nos sometíamos al estatu quo, al modus vivendi, al establishment –y todas las formas de vida organizadas imaginarias- académico que había surgido en brumosas y largas noches de conciliábulos junto con sacrificados patriarcas. Nunca faltaron, en todo el Ecuador, los predestinados, iluminados, intelectuales, gerenciales que se ofrecían patrióticamente a salvar las Universidades. Hasta un Lelo se irguió en la Universidad de Guayaquil como salvador y refundador; y más bien se convirtió con sus ambiciones políticas en refundidor; de ahí, su enorme masa informe del alma mater porteña, como suele decir la frase hecha. Este gobierno inaugura la catarsis social y política, y el purgante más amargo que la comunidad debe tomar, es la determinación de evacuar por los desaguaderos ese pasado vergonzoso de modelo de Universidad. Esas purulencias seudo académicas que vivíamos, provocaba en la comunidad fatalidad y fatalismo como norma vital; y mantenían grupos perniciosos enquistados por décadas agudizando mas el daño moral de la sociedad.
Las nuevas estructuras orgánicas,  jurídicas, administrativas y académicas nacidas en este gobierno, intentan romper y detener, no la crisis, sino la destrucción de la sociedad. La categorización establecida por el Estado a partir de la primera y rasante evaluación de las Universidades, refleja groso modo lo que tenemos y con que contamos. En esa escala de evaluación de la A hasta la E, no son todas las que están, ni están todas las que son. Si el discurso del Gobierno de sus Planes, Programas y Proyectos académicos que tiene para el País y la aplicación evaluatoria ya no es rasante, sino rigurosa y profunda, muchas Universidades desaparecerán. Su desaparición no provocará la más mínima conmoción, ni reacción ciudadana, salvo la presencia de agitadores profesionales, los pequeños negocios asentados en el vecindario y algunos servidores;  los más contestatarios, serán los beneficiarios del poder. La razón es muy simple, aquellas instituciones no han trascendido ni han aportado en absoluto al desarrollo de la comunidad. Más bien constituyen un lastre económico y en algunos casos moral.

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NI TRIUNFO NI APOTEOSIS… PESIMISMO  II Parte

Arq. Vicente Vargas Ludeña
La Universidad Técnica de Babahoyo, relativamente joven -1972- es un buen ejemplo para una reflexión crítica de su trayectoria e incidencia en la vida de la región y la ciudad. Cuando nace una Institución trascendente y compleja en el seno de la sociedad, siempre se espera con ilusión soñadora, por los gestores, los beneficiarios y la población en general: horizontes luminosos, prósperos, señeros…La utopía volviéndose realidad. La misión, aunque no escrita en su tiempo, fue la formación académica de profesionales, con rigor científico, humanista, propagadora de la cultura; y fundamentalmente ética y moral. Estos principios son casi universales; los caminos, los actores y los logros son los diferentes. Es necesario y urgente trazar unas coordenadas históricas que ubiquen en el tiempo sus resultados.
La UTB, nace contaminada por el virus de las pugnas internas en su afán de poder. A veces, el oportunismo se lo matiza con excelencia: quien lo hace mejor; otras, con una mantecosa sustancia llamada lucha ideológica. Como cada Universidad debe tener su propio héroe, a cuya tumba o memoria se debe peregrinar cada vez que las circunstancias lo requieran, también ésta lo tuvo. Un día asesinaron en su propio campus a un “combatiente de la libertad”. Es decir, con la partida de nacimiento de la Institución, también se otorga la partida de defunción de un luchador. Paradojas cartesianas. He ahí la importancia de las coordenadas. El caos, descomposición social, política, económica y política, improvisación, desconcierto  que vive el País en aquella época,  la Universidad era su espejo con todo  su brillo, las taras se reproducían a imagen y semejanza, y a veces con refinados debates filosóficos, ideológicos y políticos. Aquella época, era de verdad de conflictos mundiales, los eventos propiciaban la discusión, la toma de partido: Vietnam, Mayo de 68; las contradicciones del sistema encarnadas en la juventud norteamericana etc., llegaban como eco a nuestra comarca. Pero el surgimiento de pandillas en el seno de las Universidades del País nada tenía que ver con lo expuesto. La Universidad de Guayaquil tuvo sus propios pistoleros: “los Atalas”, a imagen y semejanza de cualquier banda de delincuentes; luego evolucionaron a  tales por cuales, como los gobernantes actuales. La ilusión soñadora de los riosenses, la utopía realizada de un centro académico propio, se fue transformando sistemáticamente en una estructura rentista.
Sin embargo, también hubo un relámpago de brillo y lucidez, con pensadores, escritores y suscitadores  de cultura; profesores con vocación y pasión, de todo el País, pasaron por sus aulas. Duró muy  poco tiempo. Luego todo se opacó.
Construir una narrativa lineal de las crisis institucionales: la cuestión académica, profesores, estudiantes, conocimiento, ciencia o arte; ni siquiera razones ideológicas, si las hubiera; no es relevante en esta reflexión; porque estas categorías son efectos del colapso. El desastre con todas sus consecuencias ha sido: quién administra los recursos económicos. Sin arriesgar nadie, nada. Gastar es la meta. Pero esto, cualquier transeúnte lo puede hacer; no invertir, porque para aquello se requieren Planes, Programas y Proyectos.
En ese marco de referencia, los colectivos, los actores principales, los que están en la palestra, se fragmentan en pos del poder. Ello produce una estratificación que no es esperanzadora: los indiferentes, dejan hacer, dejan pasar –no son liberales- ; los cínicos: si no piden no dan, pero están dispuestos a recibir -nada se puede hacer-; los cómplices son los satélites, en lista de espera, que giran en torno a las estrellas que están en el centro gravitacional del poder y que manejan la llave maestra. Estos cortan y distribuyen la tarta.
 Los grupos que surgieron y pasaron por el gobierno universitario, permitieron y toleraron el caos, aupando la relajación de las normas. Lo que buscaban era evitar la presencia crítica, o alguien cercano con verdadero talento les haga sombra en el ejercicio del poder sin límites y enturbie sus próximos eventos electorales. Consecuentemente, no se vivía ni actuaba para el presente: el futuro era el objetivo. El ahora, solo es importante porque en él se estaba forjando el porvenir. Nunca fueron actores ni realizadores de hoy, sino del mañana. Hoy, es la consolidación de los pactos, los favores, los fieles seguidores… Cuando alcanzan lo soñado aspiran a nuevas cumbres borrascosas. Y así hasta el infinito; razón suprema para dejar de hacer, en su momento, lo debido: construir una verdadera Universidad. Así mismo, siempre estará latente la conspiración de los que se quedaron varados en la orilla.
En una familia no todos son brillantes; tampoco todos son idiotas. Las frecuentes y densas relaciones de parentesco que habitan en la Universidad, son una dolorosa rémora que pervierte la misión y la visión de la Institución. Si en los grupos familiares existe un destacado miembro que presta sus servicios y apoya el desarrollo; el resto  no lo será. Serán simples ganapanes. Existió un funcionario con mucha vocación para las prácticas del comercio y el desmonte que permaneció largos periodos -décadas- administrativos alternando diferentes cargos; su frondoso árbol genealógico sembrado en las praderas de la Universidad, lo convertía en una importante cuota de votos electorales con los que negociaba sus aspiraciones. Hasta que un día se hostigó y se marchó; ningún rastro dejó. La Universidad ha sido administrada y ha vegetado con ese modelo surgido en el cuarto de atrás, hasta el día de hoy.
Cuando el actual gobierno hace saltar las alarmas, golpeó la conciencia de la nación;  todos despertamos del encanto de Universidades que el sistema había montado. La recuperación de la función y servicio público entró en proceso de rescate, con dificultades, tropiezos, errores, pero la decisión estaba tomada. No más engaños ni falsías. Las Universidades cambian o desparecen. Muchas de ellas no han tenido, hasta hoy, capacidad de reacción, peor  conductas proactivas o propositivas. Más bien intentaron presentar frentes de lucha, cuestionamientos  con zonzos sesgos políticos. Pero ante lo inevitable y con la espada sobre las cabezas, se han sometido a las evaluaciones que marcarán su destino final. La calificación D obtenida en la evaluación anterior, es el inicio del viacrucis que debe seguir camino al Gólgota. En todo Calvario, hay verdugos.
 La pregunta que cabe en estas circunstancias es cuánto ha retrocedido la Universidad de Babahoyo. El modelo de gestión es igual hace veinte años atrás. Estancarse, es retroceder. Retroceder, es desaparecer. El riachuelo que no tributa en las cuencas formando los grandes ríos que llegan al mar, sus aguas se evaporan y terminan filtrándose al subsuelo: queda el lecho vacío. La vida en el entorno muere.
Paradojas de las aguas caprichosas. No se concibe un funcionamiento de un Campus, que periódicamente queda sumergida bajo el agua. La ciudad superó ese trauma invernal, de parecer Venecia sin sus encantos, paralizando las actividades y sufragando cuantiosas pérdidas económicas. Las soluciones que se dan son irracionales hasta el delirio. Levantar el nivel del piso de algunos espacios, oficinas especialmente, mientras la solución técnica y definitiva no se da ¿Si el Campus se inundó, cuánto ha favorecido elevar el piso, si todo el espacio es inaccesible? Este fenómeno es consustancial al sistema sanitario: agua potable que no hay;  y aguas negras que contaminan la zona con infiltraciones de los Pozos Sépticos. Este cuadro sanitario grafica la opacidad de la gestión y el estancamiento del desarrollo de la Institución. 
La infraestructura edilicia es anti funcional y deficitaria. No se ha construido un metro cuadrado nuevo en edificaciones. En cambio, ha existido un festín de espacios reciclados. Práctica  útil en última instancia, pero lleva la impronta de la improvisación  con todas sus consecuencias.
La Universidad ha pagado con creces una gestión administrativa sin brújula y patrones caducos. Una gestión rígidamente centralizada, improvisación permanente, diseño de Planes Estratégicos de compromiso; falta de transparencia especialmente económica y financiera; falta de autonomía en las direcciones medias; ausencia absoluta de Planificación Física; sueños rotos de Palacios de Cristal; y un largo rosario de caos organizado. Alguna vez intercambiamos con un Decano la falta de los principales pilares sobre los que debería  asentarse una arquitectura de gestión moderna, eficiente y transparente. Primero, una Oficina jurídica Técnica, con personal calificado, que interprete, cumpla y haga cumplir las leyes y reglamentos, y defienda los intereses Institucionales. La Comisaria montada al vuelo y luego perennizada, ha traído innumerables problemas legales a la Universidad; una solvente Sindicatura habría evitado largas,  frecuentes y bochornosas procesiones por la calle de la Catedral en procura  de la Justicia.
Segundo, el  trazado de Planes económicos y financieros de corto, mediano y largo plazo, solo lo puede realizar un Departamento Financiero Técnico, bajo la dirección de un experto en el área económica y financiera; la carencia de una política financiera y una programación de gastos e inversiones, es imposible un desarrollo sostenido. Lo que existe actualmente son unas bien despachadas oficinas de Contabilidad; donde lo más importante es el Debe y el Haber. Nunca antes, se ha dispuesto de holgadas y puntuales partidas presupuestarias gubernamentales.
El tercer pilar de la construcción administrativa que exigen los gurús gerenciales, es el Talento Humano, la gente siempre ha existido, pero ahora la especialidad del trabajo lo selecciona con escrúpulos. El Gobierno central marca la pauta de ese requisito para emprender en el camino hacia adelante. Claro, es indispensable saber cuántos son, donde están, quienes son, para que sirven, que saben etc. etc. El Presidente de la Asociación de Profesores en magna asamblea expresó, que en las oficinas de Personal, no existía archivo alguno; y que él había realizado ese trabajo: levantar una base de datos de los Profesores.
Finalmente, para terminar de construir el edificio que será el epicentro de la gestión administrativa rectora, dinámica y moderna de la Institución, es indispensable que la cuarta columna sea el bagaje, el acervo y la honestidad de sus actores.
CONCLUSIONES
La justicia es la posibilidad de construir el bien y la capacidad de reconocerlo. Entonces, la Justicia es un valor y una Institución tutelar a la que se debe recurrir para hacer valer los derechos y reconocer los deberes. Pero esta dama de ojos vendados, balanza en mano y espada refulgente, puede ser manoseada y pervertido su fin. En el Ecuador contemporáneo, apareció un personaje que ejerció el poder de Presidente de la República; cuando lo abandonó, se apoderó de otro poder: la Justicia; y con ella tejió una urdimbre de poderes que le sirvieron para perseguir a sus enemigos como “perro con hambre”. El ejercicio y práctica de la política la judicializó. Hoy, se puede afirmar, sin dudar un instante, que su vida pública tuvo un triste final, y causó un enorme daño a la Nación. Algunos beneficiarios, solamente, recordaran su memoria. Nadie más. En la gestión administrativa de la Universidad se practicó con meticulosas prolijidad ese guión: la judicialización. No se explica de otra manera que una Academia tenga en sus páginas 78 misceláneas causas de acciones/delito (www.fucionjudicial-losrios.gob.ec/index.php/consulta-causas)  en los Tribunales de Justicia de la República. Algunos dicen que son mas, no hay testimonios. Aquí no cabe un solo comentario ni argumento adicional. Todo está dicho en este párrafo.
El pensamiento del MEMORIAL es paradójico con la realidad;  y de ahí el Titulo de esta reflexión. La incertidumbre y el pesimismo es la cuerda que aprieta las gargantas de los colectivos. Sin embargo no sucede lo mismo con los que han medrado: después de mí, el diluvio. Como el personaje del frondoso árbol genealógico.
 También otros, en los patios de espera, se aprestan al reemplazo. Tienen el mismo perfil: tupidas tramas familiares, visión académica aldeana, refractarios a la cultura y al arte; pero llenos de entusiasmo.
El desvelamiento de la realidad no hubiera sido posible sin un Gobierno como el actual, que corrió el  telón de falsos escenarios universitarios. La construcción de un cambio de época para la Universidad, solo está en manos de los organismos creados para el efecto por el poder público. La Institución es un enfermo de diagnóstico reservado, sus actores y protagonistas principales, son fundamentalmente pacientes; y no tratantes, como se empeñan en aparecer.

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