El PERFECTO CANALLA de
nuestro Breviario ha debido ocultar, entre muchas afrentas: su baja extracción
hasta el momento de escalar el pináculo de su fama y posición social; sus
meandros tortuosos en el pasado, adquirió deudas morales que pagó con dolorosas
e irreversibles deformaciones esqueléticas; y las rocambolescas piruetas entre
grupos mangantes de la política. Entonces, lo que antes fue ludibrio se ha
convertido en galardón. En el primer caso, la gente dirá “¡Pobrecillo!”. ¡Qué
padres tan humildes y sacrificados ha tenido! ¡Qué canibelascas gibarías lo
vieron nacer! ¡Qué condición tan ruin le trajo al mundo! ¡Ya se le conoce su
origen oscuro! En el último caso, cuando hoy, es ya, una altísima personalidad. Entonces, el mismo lo pregona ¡Todo lo debo a mi mismo! ¡Estoy Honrando a la
patria y elevando la dignidad de nuestros ancestros! ¡Es la majestad del
trabajo, del estudio y de la voluntad! ¡Media docena de hombres así y el mundo
estaría salvado!
Alguna que otra vez hay que mostrar en público la mayor
indignación por actos incorrectos aunque estos hayan sido productos de
fechorías llevadas a cabo por los mismos
que fingen indignación. El falso movimiento de ira alejará toda sospecha de la
cooperación en la falta. Caballero de titánicas cruzadas anticorrupción. Sus
conocimientos adquiridos en largas jornadas de MOTIVACIÓN Y SUPERACIÓN, lo
convirtieron en SACERDOTE, GURU, APÓSTOL de la palabra: “el cielo es el límite”.
Devengando suculentos emolumentos por “sacar a un auditorio cautivo -cientos de
burócratas- de su pesimismo sin esperanzas”, “el éxito es el mejor de los
éxitos”, decía. La conciencia es materia, son átomos, su estructura. Sabiduría
por doquier. O sabido sin par.
Nótese cómo al ir mejorando de medios económicos, entorno
social, tornándose centro de gravedad del poder, acariciando sueños
aristocráticos familiares; al PERFECTO CANALLA empieza a brotarle en su alma, algún
que otro sentimiento noble. Sin embargo, los abismos que todavía tiene por
delante, procurara acallarlo, pues no le es dado el poder gozar de la bella
condición de un sentir honrado hasta después de haber terminado brillantemente
su carrera canallesca. En el momento actual, en su desafío MARATÓN, se encuentra
a pocos metros de la meta. Si, las ruedas de su vehículo no desbarrancan,
arrancándole la vida, o rompiéndole los sueños.