09 octubre 2019

GUAYAQUIL ENTRE EL ASFALTO Y LA MANIGUA


Arq. Vicente Vargas Ludeña

Los personajes políticos que Guayaquil exhibe, pueden clasificarse en dos categorías: los que recogen un discurso chovinista, gamonal y prepotente –los gran cacao-, convertidos al social cristianismo; y los advenedizos erguidos, también, en gran burguesía: la casta de beduinos de todo pelambre, con cualquier remoquete en las tiendas políticas que montan.
Jaime Nebot -alias Matraca, chapa de Odebrecht para caracterizarlo en el submundo de la coima- encabeza, no lidera, porque nada lo califica como tal: líder; cerca de 30 años ha rondado los muros de la ciudad, primero, con su caporal –hoy bajo tierra- Febres Cordero; luego con sus propios artificios, heredados de un linaje lacrado por lo anti-ético del velasquismo: su padre –revisar la Biografía de Velasco Ibarra, escrita por el académico estadounidense Robert Norris-; hasta ubicarse en el epicentro de la ciudad y de la región costeña, con toda su oscura influencia sobre los intereses oligárquicos, políticos y reaccionarios. En la actualidad viandante y peregrino, tras una candidatura a la Presidencia, cada vez más mezquina a sus sueños.
El partido político Social Cristiano propiedad del sujeto de la acción, de su mentor y la hoy alcaldesa, Cynthia Viteri, siempre fueron los priostes, protagonistas y entusiastas promotores de los Golpes de Estado que sucedieron en décadas pasadas. Organizando luego, el tablero político, económico e institucional de acuerdo a sus particulares intereses. Las contradicciones coyunturales, en el presente los convierten en cancerberos del “Estado de Derecho”. La señora alcaldesa Viteri,  durante los eventos golpistas pasados, se desempeñó con pulcra eficiencia en el asqueroso papel de CAMARERA Y MESERA en las ceremonias de la entrega del poder, al nuevo ungido en la oscuridad de la noche. En el presente, estos alfiles de baja estofa amparan y protegen a un esperpento y CANALLA que simula ser Presidente, cuyo papel, es garantizarle a Matraca el solio presidencial para mañana, a pesar que hoy, gobierna en la sombra.
Existe otra categoría que Guayaquil anida en sus entrañas. Una tribu de beduinos que no terminan de asumir su identidad y pertinencia. Entre ellos existe una destacada élite lumpesca que han hecho del juego político su arco minero de enriquecimiento. Han pasado por la atribulada alcaldía, el desprestigiado Parlamento, llegando hasta el máximo poder de la Nación, que lo mancillaron. Estamos ante el virus de la tercera generación de bucaranes, y no hay antídoto ante semejante peste.
La razón por la cual, la población de la sierra, indígenas, burócratas, clase media y otros asumen su rol ciudadano con más responsabilidad social –siempre habrá algunos evidenciando su displicencia o indiferencia-, se debe a un espíritu colectivo, minguero, cívico que exige el cumplimiento de sus derechos. A pesar de su pasado ignominioso, producto del latifundismo; las jornadas de protesta, los colectivos sociales actuales, han demostrado su coraje y su pasado guerrero. Fijaos, que las basuras de dirigentes indígenas que se atribuían el liderazgo,  hoy no asomaron su estampa despreciable.
En Guayaquil, la demostración de segregación, exclusión y pobreza, la mejor expresión la tiene en el lumpen que saquea con violencia, para obtener lo que le niega la sociedad inequitativa. El lumpen burguesía saquea sin violencia evidente, lo hace con saco y corbata y en silencio. Estos días de protestas por las medidas de ajuste, Guayaquil se convirtió en academia del saqueo. Fue la ciudad del País donde más atracos hubieron.
Es fácil deducir la dialéctica y sus contradicciones. Los dirigentes políticos que se asumen como líderes de propuestas sociales, económicas y de todo orden en la ciudad y región, son verdaderos mangantes, ladrones y seres amorales, como quedó evidenciado en el discernimiento de arriba.
APOSTILLAS
En este guión plasmado por la Embajada de EE.UU., la oligarquía, países lacayos, y políticos en lista de espera de la oportunidad de sus vidas: el poder total de la República; llegaron a la conclusión que “EL PERFECTO CANALLA DE CARONDELET ES IRREEMPLAZABLE” en  las campañas de guerra sucia  contra Rafael Correa Delgado; más, todo lo que asome con carácter progresista y soberano.