Arq. Vicente Vargas Ludeña
Los personajes políticos
que Guayaquil exhibe, pueden clasificarse en dos categorías: los que recogen un
discurso chovinista, gamonal y prepotente –los gran cacao-, convertidos al
social cristianismo; y los advenedizos erguidos, también, en gran burguesía: la
casta de beduinos de todo pelambre, con cualquier remoquete en las tiendas políticas
que montan.
Jaime Nebot -alias Matraca,
chapa de Odebrecht para caracterizarlo en el submundo de la coima- encabeza, no
lidera, porque nada lo califica como tal: líder; cerca de 30 años ha rondado
los muros de la ciudad, primero, con su caporal –hoy bajo tierra- Febres
Cordero; luego con sus propios artificios, heredados de un linaje lacrado por
lo anti-ético del velasquismo: su padre –revisar la Biografía de Velasco
Ibarra, escrita por el académico estadounidense Robert Norris-; hasta ubicarse
en el epicentro de la ciudad y de la región costeña, con toda su oscura
influencia sobre los intereses oligárquicos, políticos y reaccionarios. En la
actualidad viandante y peregrino, tras una candidatura a la Presidencia, cada
vez más mezquina a sus sueños.
El partido político Social
Cristiano propiedad del sujeto de la acción, de su mentor y la hoy alcaldesa,
Cynthia Viteri, siempre fueron los priostes, protagonistas y entusiastas promotores
de los Golpes de Estado que sucedieron en décadas pasadas. Organizando luego,
el tablero político, económico e institucional de acuerdo a sus particulares
intereses. Las contradicciones coyunturales, en el presente los convierten en cancerberos
del “Estado de Derecho”. La señora alcaldesa Viteri, durante los eventos golpistas pasados, se desempeñó
con pulcra eficiencia en el asqueroso papel de CAMARERA Y MESERA en las
ceremonias de la entrega del poder, al nuevo ungido en la oscuridad de la
noche. En el presente, estos alfiles de baja estofa amparan y protegen a un
esperpento y CANALLA que simula ser Presidente, cuyo papel, es garantizarle a Matraca
el solio presidencial para mañana, a pesar que hoy, gobierna en la sombra.
Existe otra categoría
que Guayaquil anida en sus entrañas. Una tribu de beduinos que no terminan de
asumir su identidad y pertinencia. Entre ellos existe una destacada élite lumpesca
que han hecho del juego político su arco minero de enriquecimiento. Han pasado
por la atribulada alcaldía, el desprestigiado Parlamento, llegando hasta el máximo
poder de la Nación, que lo mancillaron. Estamos ante el virus de la tercera generación
de bucaranes, y no hay antídoto ante semejante peste.
La razón por la cual,
la población de la sierra, indígenas, burócratas, clase media y otros asumen su
rol ciudadano con más responsabilidad social –siempre habrá algunos
evidenciando su displicencia o indiferencia-, se debe a un espíritu colectivo,
minguero, cívico que exige el cumplimiento de sus derechos. A pesar de su
pasado ignominioso, producto del latifundismo; las jornadas de protesta, los
colectivos sociales actuales, han demostrado su coraje y su pasado guerrero.
Fijaos, que las basuras de dirigentes indígenas que se atribuían el liderazgo, hoy no asomaron su estampa despreciable.
En Guayaquil, la demostración
de segregación, exclusión y pobreza, la mejor expresión la tiene en el lumpen
que saquea con violencia, para obtener lo que le niega la sociedad
inequitativa. El lumpen burguesía saquea sin violencia evidente, lo hace con
saco y corbata y en silencio. Estos días de protestas por las medidas de
ajuste, Guayaquil se convirtió en academia del saqueo. Fue la ciudad del País
donde más atracos hubieron.
Es fácil deducir la dialéctica
y sus contradicciones. Los dirigentes políticos que se asumen como líderes de
propuestas sociales, económicas y de todo orden en la ciudad y región, son verdaderos
mangantes, ladrones y seres amorales, como quedó evidenciado en el
discernimiento de arriba.
APOSTILLAS
En este guión plasmado
por la Embajada de EE.UU., la oligarquía, países lacayos, y políticos en lista
de espera de la oportunidad de sus vidas: el poder total de la República;
llegaron a la conclusión que “EL PERFECTO CANALLA DE CARONDELET ES
IRREEMPLAZABLE” en las campañas de guerra
sucia contra Rafael Correa Delgado; más,
todo lo que asome con carácter progresista y soberano.