Arq. Vicente Vargas Ludeña
La dialéctica de esta dicotomía
se puede explicar fácilmente por el momento histórico que viven dos países Sur
Americanos: Bolivia y Chile. Haciendo abstracción de Centro América, veamos el fenómeno
desde Colombia hasta la Patagonia. El desarrollo político de la Naciones tienen
los mismos patrones, desde la independencia española; encabezadas por las élites
económicas, la iglesia católica y el militarismo, este último, mezcla de
residuos de los ejércitos independentistas y el gorilismo contemporáneo anidado
en la Escuela de las Américas de Panamá. Con un ingrediente indispensable en el
manejo y supervivencia de los grupos hegemónicos, siempre, apuntalados por
poderosas fuerzas imperiales en sus correspondientes épocas: Inglaterra y otras
potencias europeas, reemplazadas, luego, por los Estados Unidos de Norte América.
La duda está alejada,
en la interpretación de un Nuevo Orden Mundial, y Nuevas Formas de Estados-nación.
Así como la sustitución de la categoría política ateniense: DEMOCRACIA. Demos
> Pueblo, Cratos > Poder.
Mientras eso nos acosa,
veamos cómo se debaten las naciones del continente en sus propias
contradicciones, pero siempre bajo el mismo factor común antes descrito: dominación
de las oligarquías y sus sucedáneos. En los comienzos de este milenio –siglo XXI-
nuestra América del Sur, por múltiples e internas contradicciones, sus pueblos
ensayaron con fuertes liderazgos, diferentes PROYECTOS POLÍTICOS, dentro de la zarandeada
“democracia”. Estos Proyectos Políticos ensayaron el envés de la rutina de
gobiernos que marchaban en su propio terreno, sin avanzar hacia adelante en nuevas
realizaciones, signadas por el maleficio del MODELO. Gobiernos que se sucedían
si alterar el status quo, plagados por su inconmensurable ambición de riqueza y
poder, en un manto oscuro de sumisión y dependencia, que cegaba el camino más
elemental para sus pueblos. Es ahí donde “surgía el líder” con diferentes y
nuevas visiones: patriotas, soberanas, independientes; y en todo aquello que al
imperio lo enardecía, por el extrañamiento de sus colonias. Es también ahí, que
se diseñaba nuevas y novedosas relaciones económicas, sociales, de relaciones
internacionales; hasta la superestructura era objeto de un nuevo marco de referencia
nacional – caso vanguardista el de Bolivia, y su PLURINACIONALIDAD-. La economía,
siempre, pilar que se estremece fácilmente en el juego de los intercambios internacionales,
estos Gobiernos y sus Proyectos Políticos los supieron sortear.
Argentina, Brasil,
Bolivia, Ecuador, Venezuela, y Nicaragua
eran naciones que avanzaban por una zigzagueante ruta de dificultades, pero limpiaban el
camino hacia un horizonte de esperanzas; provocando además, fragmentación y emociones
retorcidas en las plutocracias de cada región. ¿Quién podría afirmar que
Colombia tiene un Proyecto o un Modelo Político? Colombia es, lo que sus
amaneceres le proponen, siempre en el marco de las más aberrantes prácticas:
Crimen, delincuencia desde los poderes; y un infinito rosario de marginación y éxodo
humano.
Bolivia es hoy, el
paradigma de lo que sus líderes proyectaron, una arquitectura de Estado-nación
no experimentada en varias generaciones. Y vaya que lo alcanzaron. Un ex alcalde
peruano advirtió, que Bolivia parecía seguir la imagen de una Nación europea. PERO.
No podía faltar la conjunción adversa del Pero, la negación, a pesar…; los
poderes establecidos de la democracia exigen la alternabilidad de sus
mandatarios. He ahí, la trampa. Caronte en el inframundo le dice al pasajero de su barca, hasta que aquí te
traigo. De aquí irás al oscuro mundo de tu ruina y muerte infinita. Evo Morales
constructor de una ficción realizable, de una Nación que siempre estuvo
condenada a la miseria total, lideraba todos los indicadores del desarrollo
exigidos por la posmodernidad. Como Él mismo lo dice, mi pecado fue alterar el
orden de la creación del mundo. Por todo aquello, volvió la irracionalidad
envuelta en un libro mamotreto garrapateado con letras góticas: la biblia; como
guía del nuevo orden, como marco teórico e ideológico que servirá para la nueva
interpretación de la sociedad y su reconstrucción, en ese inaprensible hilo
conductor de la bestialidad.
Lo expresado en relación
a Bolivia y Evo, es idéntico en Ecuador y Rafael Correa. Un CANALLA se atravesó
en el camino y satisfizo con creces la alternabilidad exigida por la “democracia”,
y con las llantas del carruaje de sus miserias con las que se transporta,
destruyó el Proyecto Político, que podía y debía ser enmendado y mejorado.
Chile en estos
momentos, es víctima del monstruo que poderosas fuerzas internas y externas
crearon. Treinta y seis años hace que nació un engendro parido por el gorilismo
militar en pleno apogeo, y el imperio, también en pleno dominio. El MODELO
POLÍTICO, social, económico fue el resultado del maridaje de un fascismo
larvario y toda la dura “aplicación científica” de las irrefrenables fuerzas
del mercado que el mundo genera sin cesar. Estas dinámicas, según sus augures, deberán
ser lapidadas en piedra, porque serán el Pentateuco del mundo NEOLIBERAL.
En la existencia y
supervivencia del MODELO, la alternabilidad en el poder es una cuestión de
forma, casi de etiqueta. No se admiten “matusalenes” en el ejercicio del
Mandato. Si desea y le cogió gusto al poder regrese después de este; así más o
menos lo plantea el MODELO. Tampoco tiene escrúpulos de sexo en el ejercicio
del gobierno. La Bachelet, también se duchó con los manantiales del supremo
poder varias veces.
Como se puede colegir,
cuan flexible es la democracia en Chile, OASIS de bienestar y gloria. La sucesión
de gobernantes resulta ejemplar. PERO. Nuevamente esta conjunción evasiva; Pero,
los que aspiren la representación del pensamiento
oligárquico y sus intereses: NO PODRÁN TOCAR O ALTERAR EL MODELO. Es insustituible,
inmutable, perfecto… Crea un Estado-nación envidiable, digna de reproducirse en
el sistema mundo. Piñera, acechó a Venezuela para trasladar su MODELO. Hasta
que le estalló en su cara.
Hoy Chile, muestra sus
heridas sangrantes en la implantación del MODELO, en su aplicación y el perfil
de sus operadores: el imperio, y las corporaciones y una fracción de beneficiarios
que ha producido: desigualdad, inequidad, marginación, miseria, rabia, dolor y
muerte.