15 junio 2020

EL CUÁNTICO Y LOS MILLENNIALS ESTUDIARON PARA SER RICOS



Arq. Vicente Vargas Ludeña
En la era cuántica, se han graduado en las academias de la vida, una pléyade de Millennials en las complejas artes del enriquecimiento duro, puro y riesgoso, por su carácter “amoral”. Para otros, legítimo. Cuyo pergamino es “LA CORRUPTA CAPACIDAD DE ENRIQUECIMIENTO RÁPIDO”. Mientras más joven y pronto: mejor. Las Instituciones donde practicar y ejercer esa rica profesión, son: las del propio Estado, donde se maneja grandes sumas de dinero de los ciudadanos. Los alumnos: los descendientes de viejos y sabios malandros que han trajinado esas Escuelas, con éxito. Por mencionar algunas: “La de los Pobres”, “Modelo Exitoso”, “Como ser Banquero”… Alvarito, siempre “tan talentoso”, tenía una enciclopedia, y una lista de académicos extranjeros, que enseñarían a este pueblo zarrapastroso: cómo “SER RICO EN CUATRO AÑOS”.
En cada región se fundan academias que promueven profesionales ya descritos. Del barrio de tierra y polvo, emigran lejos del mundanal ruido; carro de alta gama; vecinos aburguesaditos; centros de recreación exclusivos; Miami, la Meca de adoración al consumo, y por si acaso, al refugio; damas con desdén a su pasado… En fin, Son otros, porque ahora, manejan empresas y gruesas chequeras.
En los diez años del Mandatario anterior; el Gobierno fue múltiple y polifacético. Gran parte integrado de nuevas generaciones, Intelectuales, eficientes profesionales, oportunistas; y los muchos, decididamente corruptos. El Cuántico fue y es, el cachiporrero de esta pandemia amoral vigente. Otros, a lo mejor mas decentes, o ya ricos, se esfumaron en el anonimato precautorio; para enrolarse, luego, en nuevas aventuras.
Pero el apocalipsis que nos amenaza son: la muerte por la pandemia; y la desintegración social provocada por el canibalismo del dinero, y su traidora destreza con el puñal en manos de semejante ejército de corruptos, ladrones y delincuentes de toda monta, que viven al acecho para hendir la daga en el pecho de los pobres.  Un escombro humano arrastrado en una silla, Maestro Perfecto del Canalla, ajeno por su incomprensión e incompetencia a lo que sucede a su alrededor, espera como Penélope, la llegada de sus héroes que han garantizado su impunidad. Luego, la huida a algún Paraíso a orillas del mar.