PORQUÉ CALLAR, SI NACÍ
GRITANDO
Arq. Vicente Vargas Ludeña 24/11/15
Algún día,
alguien dedicará sus capacidades
intelectuales para escribir los procesos militares y políticos que
caracterizaron históricas épocas en Latino América. Hoy, solo existen breves
semblanzas de las pretéritas fuerzas armadas. Más bien, de la época
contemporánea, por su cercanía temporal tenemos en la memoria los recuerdos más sombríos en el hemisferio
hispano: plagaron de satrapías militares el Continente. Desde las guerras
de independencia, hasta inicios del
siglo XX, nos han contado de épicas
batallas y héroes helenos, buena parte de esos relatos fueron quimeras o mitos.
Claro que hubo combates, vencedores y vencidos, vidas cegadas y esperanzas
rotas. Pero, también hubo beneficiarios.
Las fuerzas armadas
y sus miembros han estado omnipresentes en la vida de las sociedades; siempre
como una estructura del poder y como aparato represivo de los Estados. Esta
característica es la más controvertida en la historia. Independiente de su
implícita función parasitaria en el seno de las naciones.
Estas cualidades
exhibieron hace pocos días militares activos ecuatorianos del alto mando con
todas sus galas en una audiencia
judicial pública que se juzga a ex militares implicados en crímenes de lesa
humanidad; y el más rancio, y patético sector de efectivos retirados; rezagos
escolares de la Escuela de las Américas, pupilos de sabios maestros en
estrategias antisubversivas de Estados Unidos. Rostros y retóricas sedientas de
patriotismo, dignidad, civismo, heroísmo y otras monsergas propias del lenguaje militar. Valores que
según ellos, son consustanciales, solo en la vida militar.
Este ruido de sables nos despierta y anuncia
que el gorilismo made in USA no está muerto. Lo singular del fenómeno es que
los miembros activos, presentes en el acto, fueron para la época de los
crímenes que se juzgan, a lo mejor, solo bachilleres; y los carcamales, que
periódicamente protestan carecen de autoridad moral para solidarizarse en
públicos reclamos en los momentos actuales. La motivación era otra, en la exhibición
de doradas charreteras y filosos sables: la
reelección de Rafael Correa.
La reelección de
Correa es una amenaza continental, sin que tenga el más remoto rasgo de
bolchevique ni musulmán. Pero por razones regionales es necesario desmigajar
esos gobiernos progresistas.
Sin embargo surge de
pronto imponderables, y el asediado aspirante a la reelección patea el fichero
de candidaturas y propone un galimatías político electoral de difícil
interpretación; y deja al cotarro desconcertado. Las especulaciones ante esa
espesa neblina reelectiva son múltiples, como lo son, los posibles escenarios
de corto, mediano y largo plazo. Así mismo, hasta el momento existen más
preguntas que respuestas.
¿El miedo se
convirtió en pánico ante las acechanzas internas y externas de la derecha?
La crisis económica
del País o el Leviatán financiero mundial lo arrinconaron contra las cuerdas y
amenazan con el manejo del dólar como patrimonio del imperio. A pesar que a éste
le conviene. Sin embargo sin moneda el Ecuador se consumiría en brazas
ardientes.
¿Se volvió
inmanejable el circulo de felones y corruptos, como le sucedió al Papa
anterior, que prefirió retirarse a los claustros a rezar por los pecadores?
¿El ruido de
espuelas y sables le infundió otra variedad de pánico?
¿Se agotó el discurso
revolucionario y soberano de este siglo?
¿Apareció el
desencanto y el cansancio?
Correa no comprende
que si la derecha recupera el poder, como lo están haciendo en otros Países, él
será la primera víctima propiciatoria. O, es que, ya está negociada la huída a
los cuarteles de invierno y cubierta la retirada. Porque algunos lobos
hambrientos lo tienen en su menú.
¿El problema
existencial y ontológico, no le es compatible con una sólida y verdadera ideología
para transitar y trascender por el poder?
¿Se consumió el
marketing y desaparecieron los estrategas de imagen?
Acaso están
sobredimensionando y confundiendo la imagen, con la devoción de las masas a las
imágenes de las Vírgenes que se veneran y peregrinan en el País. Los pueblos no
logran diferenciar las características intrínsecas de los modelos políticos, y
se descarrían con facilidad por donde la mercadotecnia los arrastra.
Precisamente la orfandad cultural y la manipulación de la derecha despolitiza y
desideologiza a las masas, concluyendo: todos
son iguales.
Lenin Moreno, es la
carta que el movimiento gobernante tiene para este naipe marcado, dicen
vocerías oficiales. El ex Vicepresidente Moreno, es la expresión vivida de un
hombre bueno. Nada más. Si Correa es un heterodoxo ideológico, un Splenda que endulza pero sin calorías. Lenin Moreno es
más radical, como los ángeles, sin sexo: negado ideológicamente. No existe el
poder sin una estructura política apuntalada con ética y doctrina. Alianza País dice que
dispone de otros cuadros para enfrentar una presidenciable, son sueños de medio
día dormido de pie en cualquier esquina. La derecha con el ejército de
mediocres y rufianes que abundan en sus cuadros les gana la elección
presidencial. Los social cristianos desempolvan
de sus prontuarios y maquillan las “fichas”, con los que han llenado históricamente
el Parlamento, y con esos granujas repletan la Asamblea.
Alianza País no
tiene una estructura política, en consecuencia carece de cuadros políticos. Se
negaron a la formación de una organización política. Ojo, no señalo partido. El
movimiento político existente es una muchedumbre amorfa, que entran empujándose
unos a otros. Tiene recursos humanos técnicos, pero no políticos. El mismo
Correa está adquiriendo un titulo de tercer nivel político desde el poder y en
la calle, lo que antes no lo hizo. En la etapa estudiantil balbuceaba
políticamente en los pasillos del claustro universitario. Y eso, era solo
asomarse a la ventana del mundo de la política. Es importante ser académico,
inteligente, activista; pero en el poder ser político es supremamente
importante. El Presidente Putin de Rusia está dando lecciones del manejo
político global en una coyuntura peligrosa, enfrentándose al imperio. Y con
sabias posturas maneja hasta los límites al fascismo que intenta devorar al planeta.
Evo Morales es un
paradigma, en este momento crucial para América Latina. Sin los recursos y especulaciones teóricas, académicas,
financieras y más, ha montado una estructura política de gran envergadura y
sólidos principios ideológicos. El conoce por dónde debe conducir a esa Nación,
Bolivia. A pesar de tener como compañero un Vicepresidente de elevada estatura moral, política
e intelectual: Álvaro García Linera, aún no lo exhibe como su potencial
reemplazo. Analogía que no existe en Ecuador. Es el mismo Evo, que se lanza nuevamente
en busca de lo que está iniciado y no lo puede abandonar. Tampoco nadie debe reemplazarlo,
no hay razones para ello. Evo es la efigie contemporánea de milenarias y
ciclópeas arquitecturas humanas.
No se requiere de
disquisiciones teoréticas, filosóficas o metafísicas para saber lo que
acontecerá de aquí en adelante en la pugna por la primera magistratura. La
derecha ha vencido en sus propósitos: orillar a Rafael Correa como candidato,
lo cual, su camino se vuelve llano para transitar a la meta. La seudo
izquierda, como siempre, será el cancerbero mientras las oligarquías festinan
la Patria. Amén.