31 mayo 2016

BRASIL, Y SU ORGIA PERPETUA


Arq. Vicente Vargas Ludeña                                                            
Inicialmente surgió la idea de tratar simultáneamente estos temas: ¡TRUMP ANTISISTEMA! - BRASIL, Y SU ORGÍA PERPETUA - LOS PAPELES DE PANAMÁ Y VENEZUELA EN SU LABERINTO. En el desarrollo del DOSSIER, que es, como se titularía el texto; la importancia de esos acontecimientos me obligó a separarlos por su extensión para ser colgados en el BLOG, independientemente. Parte del título de este artículo es prestado; corresponde al profundo ensayo de Vargas Llosa sobre Madame Bovary. 
 Estos acontecimientos se desarrollan en línea geográfica vertical de norte a sur, en el hemisferio. Son trascendentes en la esfera global de la humanidad. Las vertiginosas narrativas económicas, sociales y políticas modifican rápidamente la aparente y apacible cotidianidad Son trascendentes en la esfera global de la humanidad. Las vertiginosas narrativas económicas, sociales y políticas modifican rápidamente la aparente y apacible cotidianidad. La interpretación de esos relatos no es de fácil aprehensión porque la esencia de los modelos apenas muestra un vago boceto. Están refundidos en las catacumbas de los que diseñan el nuevo orden mundial. Es la moderna cristiandad que modificará la visión de una nueva humanidad.
Las hegemonías que alientan un mundo diferente, según sus propias teorías, traen la impronta de un mandato divino. La  estratificación de la sociedad que la historia nos ha mostrado; los sacerdotes del nuevo antropocentrismo pergeñan una pirámide más “chata”. Son los albores del moderno esclavismo: amos y esclavos. El segmento medianero no tiene ubicación entre el poder y el súbdito.
El título es pertinente dadas las características de las orgias políticas, sectarias y morales que vive actualmente Brasil. Lo que nos conduce a concluir que el País perdió el rumbo. Que la sociedad misma se devora entre la ira y la esperanza. Los marginados que son millones se acercaron un momento al banquete pero la realidad los despertó, y debieron volver a su oscuro y despiadado mundo. La favela no es solo el espacio físico donde se encumbran los desclasados, es una interpretación del mundo desviado, y un estilo de vida.
Igual que el resto de América Latina, Brasil, es el producto de un coloniaje patrimonialista. Portugal  no era diferente, inclusive 500 años después, de la España colonialista de profundas y arraigadas estructuras feudales. Los conquistadores llegaron para rapiñar y evangelizar; a pesar que en la región descubierta no existieron etnias con rasgos culturales significativos. De cualquier manera la iglesia santificaba el exterminio y enriquecía su alforja. Doscientos años de esclavismo expresan por si solo el dominio de la economía primaria; sustentada en la explotación agrícola de la tierra y otros productos de extracción minera de gran valor y demanda en la Europa que emergía a la modernidad.
Los países del Atlántico latino americano crecieron pujantes por la demanda de mano de obra calificada para la época, la que promovió una interminable y variada inmigración desde Europa y Asia. Los grandes terratenientes y mercaderes les urgía crear imperios económicos para compartir con las monarquías; y estas a su vez, otorgarles reconocimientos apergaminados de aristocrática realeza. Brasil llegó tarde y mal a los rescoldos del capitalismo periférico.
En la posmodernidad ese continente, contenido en Sur América de variada composición étnica y cultural, con la población de descendencia negra más densa del Brasil del hemisferio; la multiculturalidad condujo a la construcción de estereotipos que vendieron por el mundo: y el País se convirtió en icono del fútbol; del milagro económico-industrial brasileño  -como los milagros no existen volvió a su cruda realidad-; del carnaval y sus desenfrenos; la multiplicación de las religiones y las sectas que aparecieron para aplacar las iras de la inequidad, y las de “dios” por los desenfrenos de Sodoma y Gomorra. Las oligarquías y sus relaciones imperiales alimentaban el circo. No había quien alimente los estómagos. En eso apareció Lula.
Las elites para constituir un Estado-nación, necesitaban acuerdos de los más variados: políticos, ideológicos, económicos, inscribirse en las relaciones de poder internacional, etc. Todas esas necesarias relaciones y consensos debían sucumbir en el fangal de la descomposición moral: la corrupción seria el norte. Se impondría Darwin con su ley del más apto para depredar y montar los imperios necesarios del poder y la riqueza a cualquier precio.
El golpe de Estado que desplazó a Dilma del poder, ha sido ampliamente analizado, explicado y documentado: una gavilla gansteril se coaligaron con todas las fuerzas internacionales –léase Embajada de los Estaos Unidos- y asaltaron la Presidencia de la República. El espectáculo en ambas Cámaras de legisladores que sus integrantes ofrecieron al mundo, fue el equivalente a una orgia surrealista de ritos satánicos, sexo, sadismo real e imaginario, cuadros oníricos al estilo Chirico en esa arquitectura planetaria –Brasilia-, mágicas y fantásticas realidades; todos danzando y embriagados alrededor de la víctima. En el bacanal invocaban el más asqueroso basural de divinidades, ídolos y afectos de seres lumpescos. Estos granujas que volvieron un carnaval el impeachment invocaron en el momento del voto a todo lo imaginable que el realismo mágico lo permitía. La mayoría lo hicieron por “dios”. A la madre que los parió. A las amantes que los quieren. A sus hijos y esposas que los esperan. Por los evangelios. Para evitar que los niños aprendan sexo en las escuelas. Para que dejen de dar dinero a los desocupados. Por lo militares que torturaron a Dilma. Para que se acabe el comunismo. Por un País evangélico. Con el voto contra su víctima que tenían en el cadalso, consagraron su odio y demostraron la más variopinta estupidez que sus genialidades les permitía.
 El fenómeno religioso tiene el mismo carácter abyecto que los negros estadounidenses le imprimen a sus creencias. Al esclavo le quitaron las físicas cadenas, pero, lo volvieron a encadenar con la biblia bajo el brazo; la diferencia es que, en el primer caso, el amo debía  alimentarlo, ahora el liberto tenía que buscar su sustento. Estas prácticas de catequización devienen de un megaproyecto de dominación elaborado y puesto en práctica por los tutores del nuevo orden mundial: la fundación Rockefeller.
Las organizaciones sectarias de la fe, en Brasil, son de la más variada y elaborada estructura: protestantes, bautistas, mormones, la iglesia universal y un largo etcétera de creencias mágico-hechiceras. Claro está, con la omnipresencia de “santa madre” iglesia católica. Mientras en Europa y gran parte del mundo desarrollado las sociedades se alejan más de estas aberraciones metafísicas, en el hemisferio siguen siendo funcionales  ideológico-políticas para el sistema. Todas las sectas actualmente, como en su apogeo la iglesia católica subastaba en metálico y en físico las indulgencias –garantía inequívoca de un pase al paraíso- acumulando su inmensa riqueza, aquellas sin ningún pudor se vuelven poderosas económicamente sobre las espaldas de millones de almas desvalidas y cerebros agusanados. Los empresarios promotores de la Iglesia Universal se abastecen en los supermercados de pacas de algodón, tanques de aceite inocuo, envasan agua del grifo; y venden a los ingenuos y balurdos creyentes, advocándolas de reliquias sagradas traídas desde Jerusalén.
En Brasil se constituido un sistema paralelo: la política, la religión y la economía aderezados por la corrupción sin límites ni fronteras. No se explica de otra manera que los acusadores de Dilma de actos irregulares, los dos tercios de estos angelitos –porque desde ya, pertenecen al ejército de ángeles y arcángeles que moran en el cielo- tienen copiosos prontuarios de sus fechorías.

 Aquí vale una digresión: un aristócrata de la Capital ecuatoriana, que siempre  ha creído tener rezagos de aristócrata, se engola cuando pontifica,  de apellido Gándara, mediocre burócrata diplomático en varios gobiernos oprobiosos y lacayos, hace una apología al tapetazo legislativo que le dieron a Dilma en Brasil; argumentando que fue constitucional. Su postura resume hipocresía y odio reaccionario. En Ecuador el parlamento se convirtió varias veces en único y ultimo juez; y defenestró varios presidentes, en los cuales ascendía a “momia coctelera” . Lo mismo sucedió en Paraguay, Honduras y en Venezuela la Asamblea afila las uñas para golpear el “gong” de la batalla final. Este sujeto en el ocaso de sus devaneos justifica vanamente el marco constitucional, con la ilegitimidad. Para el reaccionario todo lo que no está en sus referencias cerebrales y los esquemas del imperio, no existe.

30 mayo 2016

¡TRUMP ANTISISTEMA!


Arq. Vicente Vargas Ludeña 
Inicialmente surgió la idea de tratar simultáneamente estos temas: ¡TRUMP ANTISISTEMA! - BRASIL, Y SU ORGÍA PERPETUA - LOS PAPELES DE PANAMÁ Y VENEZUELA EN SU LABERINTO. En el desarrollo del DOSSIER, que es, como se titularía el texto,  la importancia de los temas se extendió el análisis, lo que obligó a separarlos para ser colgados en el BLOG, independientemente.
 Estos acontecimientos se desarrollan en línea geográfica vertical de norte a sur, en el hemisferio. Son trascendentes en la esfera global de la humanidad. Las vertiginosas narrativas económicas, sociales y políticas modifican rápidamente la aparente y apacible cotidianidad. La interpretación de esos relatos no es de fácil aprehensión porque la esencia de los modelos apenas muestra un vago boceto. Están refundidos en las catacumbas de los que diseñan el nuevo orden mundial. Es la moderna cristiandad, sin cristo, es el dinero el poder y la riqueza lo que modificará la visión de una nueva humanidad.
Las hegemonías que alientan un mundo diferente, según sus propias teorías, traen la impronta de un mandato divino. La  estratificación de la sociedad que la historia nos ha mostrado; los sacerdotes del nuevo antropocentrismo pergeñan una pirámide más “chata”. Son los albores del moderno esclavismo: amos y esclavos. El segmento medianero no tiene ubicación entre el poder y el súbdito.
Donald Trump, salido del fastuoso mundo del dinero, experto multiplicador y adorador de la riqueza, rompe a hachazos el stablishment de la política y su práctica secular. Es el arquetipo posmoderno del político estadounidense. Reagan y W. Bush, de los contemporáneos, lo paragonan por su aparente estulticia. Trump los supera. Ha montado una estruendosa ópera bufa; pues carece de cualquier asomo de un antecedente de gestión pública por voto popular, o de un polémico y político tertuliano. Pero los aventaja con el universal leitmotiv de la cultura y entretenimiento de la sociedad en que vive y conoce desde las candilejas. Desde los negocios de la calle, primero, y más luego desde los lobbies, de los portafolios del dinero licito e ilícito. Y, por supuesto desde sus vecindades con los duros del poder y la política.
La ventaja de ser Trump, es que registró su marca, como cualquier producto de consumo masivo. En los laboratorios del marketing solo es necesaria la imaginación y la fantasía, porque, aquí, todo está permitido. La política en la sociedad de consumo conserva las propiedades para transformar la basura en pastel de mesa.
Trump, repito, conoce bien el mundo en que vive. Mundo poblado de élites y consumidores voraces, sabedores de los misterios del más allá y karmas esotéricos de dioses y luciferes; pero ramplonamente desconocedores e indiferentes del “contrato social” que toda sociedad lleva implícito en su ADN. La cultura y educación política de la sociedad estadounidense riñe ominosamente con el apogeo de la ciencia, la tecnología y los cenáculos del pensamiento que ha construido: sus universidades. Es el sistema que privilegia la alienación con toda su parafernalia: el cine, la televisión, el individualismo y el chagrillo de sectas religiosas -verdaderas organizaciones hamponiles y embrutecedoras-. Es la tierra fértil abonada por los clanes del poder, donde siembran a placer: la ignorancia política que da magníficos frutos: mantener las cúpulas intocables, invariables; desde donde organizan, construyen y destruyen el mundo de acuerdo a sus intereses.
Trump está hecho a su esa medida. Sin poseer pergaminos académicos comprende de que esta hecho el mundo, aunque no conozca cómo construirlo a su medida. En el trajinar de la campaña por la nominación ha demostrado en su retórica, que el sistema que ordena su nación se encuentra en decadencia y ha contado sus verdades, que antes ni ahora, nadie lo ha hecho. Los semovientes de la política profesional sienten temor, rabia e impotencia frente a un extraño en el paraíso. Las corporaciones, que son la que cortan el jamón, están satisfechas con este nuevo ícono de la seudo política. Se presenta como un retrato de postín, sus fastos de la riqueza los exhibe como lo hace sin pudor su megalomanía –con un gato e la cabeza, por su pelaje-, cuando las circunstancias mafiosas lo han obligado a conservar la fortuna, varias veces se ha declarado en quiebra. En los misceláneos de sus emprendimientos el juego de azar es uno de sus filones; sin asomo de moralina de mi parte, en el juego subyacen otras prácticas irremediablemente mafiosas –drogas, prostitución, lavado de dinero y otras travesuras-. Los creadores de imágenes, los que venden personas, postularon un Trump antisistema, es decir un  hijo extraviado en el stablishment político, los capos del partido republicano se negaban en público aceptar un enigma en sus filas, cuando en realidad bajo los portales de Wall Street y la poderosa banca, lo asimilaron como el hombre ideal. Una réplica de la entretenida y mordaz serie de televisión: House of cards.
La candidata contendora demócrata  Hilary Clinton, verdadera “zorra” cuando está cerca, o en el poder. Lo demostró en su papel de primera Dama, “mojándose el ojo” en los coitos interruptos de su marido con las pasantes en los aposentos de la Casa Blanca. También, cuando ejercía el cargo de Comisaria planetaria designada por el Negro Nobel; emulando a Julio Cesar, mientras testimoniaba por televisión el asesinato en vivo de Muamar el Gadafi, lanzó la sentencia del romano: veni, vidi vici. Consumación de su magna obra.

No existen diferencias cualitativas, salvo el sexo, con el magnate inmobiliario. Sin embargo sus pulsiones políticas las ha sentido desde las experiencias de su marido en el ejercicio de funciones de Gobernador en el Estado de sus orígenes; donde vivió los vericuetos del poder.  Hasta la época actual, es mucho tiempo en la vida de cualquier persona. Eso es, lo que precisamente la vuelve “zorra”. La trama de la serie de televisión House of cards, retrata fielmente los meandros que han recorrido marido y mujer con aviesos  objetivos por el poder; de ambiciones sin límites, ni escrúpulos, que se van presentando episódicamente en sus vidas desde la alcoba hasta la Oficina Oval, donde finalmente comparten los Underwood, Francis y su esposa Claire. Nada, absolutamente nada, será distinto en el gobierno de esta demócrata, al modelo del poder ejercido por W. Bush u Obama. Si el Nobel, con su indiscutible talento, la sociedad racista le cerró cualquier esperanza; en el mismo contexto, ahora machista, la “zorra” no alcanzará las uvas. “Que dios proteja a los EE. UU.”