“Requiescat in pace, el Partido Social Cristiano”
Arq. Vicente Vargas Ludeña
Después
de la caída del Muro de Berlín, el imperio reacomodó sus estructuras:
militares, económicas, hegemónico-políticas, mediáticas e ideológicas –desarrollaron
denodados esfuerzos por desaparecer la ideología de la conciencia colectiva,
permutándola por consumismo-; el universo lo volvieron uno y único para las
elites mundiales. Al neoliberalismo lo diseñaron y construyeron como marca de
consumo planetario. Todos los rincones de la tierra lo cundieron y plagaron de
un nuevo orden material; y por supuesto, también de un “hombre nuevo”. Con
sangre y fuego marcaron a las naciones y a sus pueblos. Medio Oriente, hoy, es
una bestial desgarradura, desvergonzado e implacable afán de hegemonía global.
En América Latina quedaron girones de sus pueblos y naciones desde la década de
los sesenta con gobiernos sátrapas impuestos por los Estados Unidos –los
militares de cada País fueron los cancerberos y representantes-. Algunas
Naciones están restañando esas heridas, mientras otros siguen afincados -Chile, Perú, Colombia (enfermo terminal),
México y otros- en el modelo marcado por el FMI, y el Departamento de Estado de
Norte América. También hay de aquellos –Argentina y Brasil… que regresaron cual
hijos pródigos al regazo del sistema financiero global y a compartir sus
actividades gubernamentales con la Embajada correspondiente.
La izquierda se licuefactó. La dialéctica de
la historia, y la epistemología del sistema mundo presente, quedó atrapada en
los manuales del marxismo más ortodoxo. Mientras el capitalismo cambiaba a un
rostro más inhumano y despiadado. Conforme hemos repetido: con el 3 % de
electores se volvieron rosca con la derecha. En ese idílico abrazo, hasta hoy,
fueron felices.
Debemos
admitirlo, el neoliberalismo, expresión suprema del capitalismo, también animal
fagocitario de su propio engendrador, terminó venciendo. Sus victorias contra
los enemigos son con armas, el hambre y la pobreza. Los derrotados por ese
monstruo: la clase media, trabajadores y los marginados. En las protestas en
Chile por la mega estafa de la seguridad social, un viejo jubilado impotente
aceptó su derrota frente al capitalismo salvaje impuesto a sangre, terror y
vidas. “Nos ha vencido el sistema, hoy lucho por los que vienen atrás”, dijo. Hoy
todas estas víctimas, son fichas marcadas de un tablero podrido. Son objetos
abandonados en las calles de las ciudades enseñando sus lacaras de la derrota.
Con toda su razón el magnate del mundo financiero, Soros: afirmaba que su clase
social, está ganando todas las luchas.
A
pesar de tan lóbrego horizonte para el 99 %; las estructuras políticas
partidarias del establishment no están respondiendo mecánicamente, como si sucedió
en el paroxismo de miedo que el imperio aplicó a las naciones y a sus pueblos.
El sistema no puede expresarse en las masas y en las estructuras políticas
conocidas tradicionalmente. Los partidos políticos carecen de un discurso que los
fortalezca, o por lo menos sostenga a esas agrupaciones en el mismo hilo
conductor histórico. Cada vez son más débiles y en vías de extinción. Las
campañas mediáticas despolitizadoras e desideologizadoras, están tallando a las
organizaciones sociales y políticas quedando al juego de las contingencias geoestratégicas,
económicas etc. Mientras el miedo, también, va cambiando de bando. Las masas
están repensando su propia existencia, con nuevos brotes de expresión política.
El
balancín partidario en Ecuador que subían y bajaban del poder y en la Región hemisférica, se desequilibró. El
guinguiringongo: liberal-conservador del pasado se trasladó; o mejor, estas fueron
penetradas, por estructuras ideológicas europeas: Social Democracia, Democracia
Cristina, Social Cristiano, Verdes o el Arco Iris. En cada País le pusieron su
propio apellido. En Ecuador ID, DC, SC y sus derivados hermafroditas: CFP. PRE,
PC, MPD. Tal vez cuando nacieron alguna impronta ideológica los diferenciaba.
Más tarde el neoliberalismo necesitaba funcionar cual Frankenstein. En consecuencia terminó fagocitando toda traza de partido ideológico.
El fenómeno que bosquejo de los partidos políticos en Ecuador, es semejante con
menor peculiaridad folklórica que en Europa o EE. UU.
La
campaña electoral actual en Estados Unidos, está revelando que la democracia,
fraternidad y libertad que Alexis de Tocqueville tanto admiró y se convirtió en
panegirista del naciente País en memoria de su Francia revolucionaria, dejó de
existir. Donald Trump se encargó de desnudar a la Dama y apagar la antorcha de
la Estatua de La Libertad. Un candidato bribón y una compulsiva y maníaca
aspirante a la Presidencia, continuaron demoliendo el bipartidismo que con W.
Bush ya dio pasos a su desaparición. Claro, el Partido Republicano es el
laboratorio en descomposición de una estructura partidaria. Es universal que la
campaña Trump-Clinton es un vertedero de inmundicias que solo se veía en América
Latina. En Estados Unidos lo político subyace a la cotidianidad del consumismo,
y poco, o casi nada importante es, en la vida de la sociedad. ¿Cuán trascendente
es la existencia de dos partidos políticos en el contexto de un nuevo sistema económico, si ambos
agendan los mismos intereses corporativos; y especialmente el infernal juego
financiero que debe administrarse desde las metrópolis del dinero? La virtud del
bribón de Trump le corresponde a su discurso ajustado al pasado histórico de
trapacías de su Nación, y empezó a
demoler al Partido que había inspirado y alentado sueños imperiales. El Partido
después de esta faena electoral no volverá a ser el mismo. Categorías similares valen para el Partido
Demócrata. En el Nuevo Orden Mundial estos esquemas políticos son obsoletos.
En
España se replica el fenómeno. El PSOE –Parido Socialista Español- es otro
escombro, camino al basurero del quehacer político-ideológico. Su trayectoria
mimetizada en el contexto del poder de un Estado que todo está pegada con
remembranzas imperiales semifeudales. Es objeto de conocimiento la trayectoria
de aquella agrupación política; para concluir que no es socialista, ni obrero,
ni española. Su origen está en Europa
del Este, Alemania en concreto. El inefable Felipe González es delfín y
sepulturero, a la vez. Por supuesto que las epistemologías que anuncia el
neoliberalismo son la cicuta para el exterminio. El Partido Popular es una
estructura mafiosa siciliana. Vive de la memoria del fascismo franquista y de
los poderes fácticos que se han multiplicado. La monarquía no merece desperdiciar
un pensamiento. Esta fuera de tiempo y lugar.
El
reinado del Partido Social Cristiano en Ecuador, también fue sometido a las
inexorables leyes de la dialéctica. Después de 32 años de omnipresencia de esta representación oligárquica
en el poder central, un periodo de cuatro años, primero, y después de la toma
del Municipio de Guayaquil desde el cual irradiaban a todo el País su fuerza y
capacidad plutocrática, agotaron hasta los rescoldos los espacios y sus discursos
vacíos y atrabiliarios en los dominios corruptos. Su poder oligárquico iba
cambiando de manos, eliminando por generación
espontánea a los segundones y demás acólitos de los rituales del poder. La
muerte de su más importante mentor, Febres Cordero, significó también la agonía
del P.S.C. Nebot jamás fue un líder, un guía, un conductor: fue un vulgar
capataz, un simple arriero –con una pequeña diferencia que no eran acémilas los
arriados- de su cada vez más lánguida cofradía de creyentes, convencidos que también
algún día podrían pertenecer a esas elites.
El
omnímodo poder de la burguesía social cristiana, en este proceso electoral
agotó todo el combustible que lo promocionaba. Hoy, no solamente se ha quedado más
solo que nunca, sino que su partida de defunción está sellada, como las de sus
contertulios históricos: CFP, PRE, ID, DC, MPD, PC y otras malezas que debieron
ser borrados de los registros del Supremo Electoral.
El
momento que vive la sociedad global es una oportunidad para organizar una
estructura ideológica partidaria que interprete la crisis mundial; alertarse a
los peligros y amenazas que acechan desde el imperio de un desastre bélico de alcance
planetario. Las miserias morales, intelectuales, cognitivas; provocan pesimismo,
frustración; descalifican al sujeto social, indignan. La gavilla de hampones de
Petroecuador, es un ejemplo que avergüenza a todos, a pesar que otros celebran
por tener una oportunidad electoral para la bronca. Las circunstancias históricas
para una revolucionaria organización política exigen: una elevada condición ética,
un deseable nivel intelectual –Alvarito y Lasso son antípodas de lo exigido-,
rigurosa formación académica de los protagonistas, -no basta, con no ser muerto
de hambre como señala una sílfide de derecha y de las pasarelas, participante
de CREO-; imprescindible una recia y sólida estructura ideológica; y una
entrega hasta el sacrificio. Bolivia está marcando los senderos que se deben
transitar, por supuesto que están llenos de abrojos y abismos.
El Nuevo Orden Mundial requiere de
organizaciones diferentes, nacidas de la acumulación de fuerzas sociales, con
fuertes liderazgos, y un conocimiento exhaustivo de la realidad contemporánea.
No para hacer la revolución, sino solo, para detener el exterminio de la
población. Ya, la humanidad encontrará nuevos senderos.