07 diciembre 2016

DOS POLÍTICOS IDIOTAS


Arq. Vicente Vargas Ludeña
Son salidos de la misma matriz: con muchas riquezas, y practicantes de sacristanes del Poder político. Esto ya lo he dicho, pero cada día tiene más justificación y cumplimiento. Guillermo Lasso y Álvaro Noboa nacen políticamente en el mismo nido, aunque de progenitores diferentes.
Abdalá Bucaram cuando asume la Presidencia, para pagar a sus contribuyentes de la campaña electoral lleva a la Presidencia de la Junta Monetaria a “Alvarito”. Cargo que tenía el rango de Ministro.
Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez hacen lo mismo con Guillermo Lasso. Es preciso retribuir las inversiones realizadas en las jornadas electorales. Los inversionistas no esperan, están en la cúpula. Saben cuánto y dónde les toca. Lasso tiene lasos más largos y antiguos con la toda la plutocracia guayaquileña. Los social cristianos han sido siempre beneficiarios del poder económico del banquero.
La presencia de estos Fouche´s criollos por las estancias y pasillos de Carondelet –Casa del Gobierno- les correspondió presenciar y testimoniar acciones y actores de la más insólita y variopinta laya: Banqueros, Arzobispos, Diplomáticos, Truhanes, Peloteros, Guarda espaldas, Narcos, Galleros y demás pelafustanes de que estaban constituidos esos gobiernos. Sus mismos jefesazos –los Presidentes- podrían compendiar los archivos y galerías policiales.
Los políticos idiotas de nuestro cuento son una rara especie en ese mundillo. Y ellos mismos se abrumaban de su presencia en esos lugares. No por la prosapia de la representación que encarnaban; sino por su poder y riquezas, junto a una multitud de muertos de hambre, que por azares de los caminos, compartían la majestad de la República.
Sus existencias estaban marcadas. Dejarían de pertenecer al montón de ricos y empezarían a construir los caminos que conducen a las cumbres del poder: La Presidencia de la República del Ecuador. Ricos, Tontos y Crédulos: Sus áulicos los rodeaban y los hacían soñar.
No me atrevo a diagnosticar quien tiene mejor Q.I. ¡Qué Idiota! Sus incoherencias son del mismo tamaño y gravedad. Su gramática, a pesar de contratar retóricos eruditos, es groseramente infantil. La gestualidad aprendida y ensayada repetidamente para estos menesteres, no motiva al más impávido. ¡Ah! Y sus Programas y Proyectos de campaña: “Todos, con la ayuda de dios vivirán en casas de hormigón armado, tendrán su automóvil, salud y educación gratuita” -dice uno-. “Se acabó la sequía, conmigo beberemos cervezas bien frías los domingos; subiremos los impuestos y bajaremos los salarios; y crearemos un millón de empleos; les daremos un fusil a cada campesino” –dice el otro-.
La pasta con la que Alvarito adoba su idiotez es más indulgente y peregrina; poco agresiva. Se arrodilla, reza, implora al cielo; por allá carga al hombro un saco de arroz, por aquí regala alguna chuchería, o lanza una chanza simplona. “Alvarito”, diminutivo de su propia insignificancia intelectual, ya está en el imaginario colectivo, no como líder, tampoco como político, más bien como la representación grotesca del rico del pueblo. Se podría llamar: el idiota bueno.
Guillermo Lasso empaca su mensaje en falacias torpes e inescrupulosas; con alta dosis de perversa malicia. ¡Cuidado! Es un idiota peligroso. No porque sean sus creaciones. No. Tiene tras de sí, hay un comando de “pensadores tanque” extranjeros que no reparan en absoluto el logro de sus objetivos.

La selección de su binomio, Andrés Páez es la quinta esencia de la villanía, y demuestra que está dispuesto a cualquier lance de oprobios en el “juego de tronos”. El escándalo del libelo, La Estrella de Panamá es una muestra de su obra. El dueño del pasquín origen libanés, admitió que su amigo “el banquero panameño Guillermo Lasso difundió esa noticia”. Eligió un compañero de gobierno, no para armar un equipo de gobernanza de calidad moral, técnica, administrativa y política. Lo buscó y encontró al sicario de la moral pública; al asesino de lo poco bueno que exista en el País. Su misión es envenenar a la sociedad, sus aspiraciones, su presente y futuro. Es un ariete de la retórica, cualidades que Lasso no posee El blanco de sus propósitos es demoler a Rafael Correa, a su gobierno… ¡Y, cómo no! también desde lo local cumplir funciones de agente del Departamento de Estado de los Estados Unidos, desprestigiando y erosionando gobiernos similares. Guillermo Lasso anticipa que su triunfo en las elecciones: es aleatorio.

1 comentario: