La
geometría esférica de nuestro mundo nos somete a inexorables leyes de la
dinámica: la rotación. Partiendo desde un punto, en su redondez del recorrido,
llegamos al punto de partida.
Hollywood
expone una película: “Barry Seal –Solo en América- que en el tiempo, une la
década de los ochenta del siglo pasado, con nuestros aciagos días. Une regiones
del hemisferio con certezas sin par: Nicaragua, y una banda de asaltantes y
criminales: “Los Contra”; y en Venezuela, las Castas –llámese oposición- se
envalentonan y asaltan las riquezas, justificando que requieren el poder político
que históricamente les pertenece. Es la triste historia, perversa y genocida,
que los Estados Unidos protagoniza contra los pueblos que buscan su propio
destino.
El
Parlamento estadounidense prohibió al Presidente –Ronald Reagan-, ninguna
aventura militar en el continente, por el temor de convertir un Vietnam en sus
propias goteras. En consecuencia, le quitó los recursos y las armas. Sus
Agencias: la CIA, el FBI, la DEA y demás estructuras guerreristas, reemplazaron
al Estado y montaron sus propias estrategias, tácticas; y por supuesto el
aparato económico. El objetivo: desmantelar el Gobierno Sandinista de
Nicaragua. La Agencias y los pensadores tanque recurrieron al crimen
organizado: narcotráfico, –con el Patrón del mal Pablo Escobar- y demás Gobiernos
títeres y corruptos: Noriega de Panamá, Colombia y todas los gobiernos “democráticos”
que en América Latina abundan. USA organizó grupos desclasados, lumpen y
aventureros de todo pelambre. Recordar el mítico Comandante Cero, luego arrepentido.
Hoy, parte del gobierno de Daniel Ortega.
La pléyade de combatientes que las Agencias yanquis montaron no comprendían para
que estaban en la selva. Los promotores llevaron 1500 potenciales guerrilleros
para entrenarlos en territorio de USA, la mitad desertó, filtrándose en ese País.
Regresó solo la mitad.
El
gobierno de los Estados Unidos, jamás pudo derribar al poder Sandinista. No
cesó en el afán, con elecciones logró reemplazar a Daniel Ortega.
En
la Venezuela de hoy, centenares de pequeños burgueses, renegados, traidores,
oportunistas, y un sinfín de pitiyanquis, se refugiaron en Miami, Bogotá,
Madrid u otras ciudades, que sus gobiernos se declararon antichavistas, tras múltiples
fallidos “Golpes de estado”. Toda esta multitud, vive fuera de Venezuela
conspirando con el inefable y democrático gobierno de los Estados Unidos. Desde
ahí, se ha barajado todas cartas sobre la mesa: militar, conspiración asesina,
guarimbas, sanciones de todo orden… Algo faltaba, como en Nicaragua: dinero;
que alentaría y alimentaría el pasado corrupto de los gobiernos de la Cuarta
República -no exculpo deshonestidad y latrocinio en el chavismo- Todos esos “patriotas”
en el exterior, reclamaban fondos económicos para la lucha, chantaje,
atentados; y sobre todo forjarse, “estos patriotas”, un presente y futuro de
castas.
Es
el momento que el imperio saca sus cartas y dilapida las propiedades de Venezuela
en los EE. UU. Son cantidades de dinero que, un País quebrado del Tercer Mundo
lo pondría de pie, con un solo cheque, sumando a eso el ORO secuestrado en el Reino
Unido.
Nada
de aquello ha vencido al gobierno de Maduro. Como en Nicaragua, vendrán otras
borrascas, que faciliten lo tan ansiado por el imperio, y la plutocracia
venezolana. Hollywood estará atento para replicar el bodrio de Nicaragua.