Afectuosa respuesta a un
gran amigo: Julio Cesar Ubilla Abad. Por cortesía, me di tiempo para escuchar con
atención crítica, una larga intervención política del Sr. Jaime Nebot Saadi. Ahí,
les va.
Arq. Vicente Vargas Ludeña
Amigo mío: escuché con atención
el incendio verbal de la pradera política que Jaime Nebot, patriarca de tu Nuevo
Testamento; quemaba sus últimas cavernas. Cual dinosaurio recorrió el
espacio-tiempo, desde el Big Ban de sus antepasados velasquistas –tribus blancas
y ricas-, hasta las millón veces, que mencionó a los pobres, de ahora. Es el último
parto rezagado de los politicastros antediluvianos. Se quedó sin barca, navega
en una balsa. Cualquier cuadratura del círculo, él construye su propia geometría,
le va bien. Nadie se atrevió un desliz de imputarle una delicada ratería. Como
han aparecido, en estos tiempos: multitudes. Su retórica fue, la anunciación del
arcángel, que vendrá un parto…! De aquellos que su mentor: León Febres Cordero,
era el cachiporrero.
Reconozco que estamos
descendiendo la montaña. Muchos años nos ha tomado subir, y culminar la cresta.
Para hoy, descender por el barranco hasta la cuenca del Aqueronte navegando al
inframundo. Tal como los griegos, imaginaron la nada. Es decir, la muerte. Pero, todo aquello, más bien, hoy, nos
otorga madura racionalidad.
Fíjate, un razonamiento
muy simple. Este ser –tu Lider- brisa los setenta y pico de años. Desde la cuna
–y era de buena cuna, según un pregonero de los medios-, sus pulsiones
primarias empapaban pañales blasonados de iconos que la historia estaba
escribiendo: José María Velasco Ibarra, era el filósofo, patriarca, guía… Era
el redentor. También, sus llantos eran apagados por el verbo incendiario de
Pepe María, que las radios, con sus ondas, plagaban los recintos de la pequeña-gran
mansión de su progenitor: Jaime Nebot Velasco. Conspicuo brigadier del ejército
de mineros que buscaban el tesoro –Según el académico estadounidense: Robert
Norris, escritor de la Biografía del Dr. José María Velasco Ibarra.
Como su padre: la academia
fue su debilidad. Su fortaleza fueron los negocios: Desde los cubículos del
Poder: la política y el dinero; consagraban
sus placeres y devenires. Delfín de aguas marinas, lo llamaron. Heredero único del
imperio regional, con permanentes intentos frustrados del poder total.
Aritméticamente toda su edad 76 años, fue
hijo, no de la historia, si de los azares y del hilo conductor de los síndromes
de descomposición en toda la América Latina.
La mitad de su vida
madura, 37 años fue una ameba en los intestinos de la política. Se volvió
organismo protozoario. La Ciudad de Guayaquil, escenario de su multiplicación amebiana,
la corrompió con mucho ingenio. En los anales de la soledad, no se conoce un
gobierno tan prolongado y tan artificioso -por no decir mañoso- en la Perla del
Pacifico.
Algún despistado
politiquero e intelectual-comerciante; planteó que el modelo administrativo de
la Ciudad de Guayaquil, sea propuesto a organismos internacionales. En los
cuadros estadísticos mundiales; son, más o menos siete los indicadores de una
Ciudad Plena; ésta no se aproxima a ninguno. Algo más.
No acuso la temporalidad de tu protagonista político,
en el poder local. Son los resultados mezquinos y tramposos, los que urgen una lógica
deductiva. Tú, amigo mío; ferviente creyente en la religión y sus espíritus; animosamente
anticomunista; te expongo un cuadro para
la lógica deductiva. La República Popular de China, fue fundada en el año de
1949. Han transcurrido 72 años, omito otros datos, población… etc. En este
instante, es la Nación del Sistema Mundo, que ha desterrado la pobreza extrema;
construyó una Estación Satelital para sus propios fines; es una potencia
mundial... etc. etc…Vietnam¸ País destruido, piedra a piedra, por el imperio,
hoy, compite con las históricas colonias hispanoamericanas; cuyos Estados han sido
agredidos –no destruidos- por su vecino del Norte, y depredados por rufianes,
como el que admiras, motivas y propalas sus cualidades.