Arq. Vicente Vargas
Ludeña 02-07-2015
En la modernidad no existen
muchas formas de acceder al poder político de una Nación. Heredado, es una
manifestación monárquica. Las elecciones son usualmente una incompleta e inconclusa
expresión ciudadana. Y, el golpe cruento o incruento, la población se levanta,
protesta, se toma las calles y plazas y un grupo militar sacramenta la
expulsión del mandatario del poder. También existe la modalidad del “putsch”
militar, de poco uso en los tiempos actuales; es la acción coordinada de las
oligarquías, la Embajada de Estados Unidos y los militares de alto rango. Fuera
Presidente.
En Ecuador la gran burguesía y una variopinta cofradía
de politicastros se han propuesto cambiar Presidente. Para el efecto han
diseñado la agenda, estrategias, tácticas, alianzas internas y externas, un
cronograma articulado con otras oligarquías continentales, y claro está, el
Departamento de Estado norteamericano como mentor, regulador y epicentro de la
conspiración. Los argumentos que esgrimen para tales fines, son sentimientos
tallados en el odio, rencor y la imperdonable lisura de Rafael Correa de
eternizarse en el poder. Tales emociones y sentimientos los han convertido en
mascaron de proa de sus naves en un mar espesado por la incierta bruma,
cargadas de incomparables sufrimientos y su interminable postergación que se
ven envueltos.
Falta de libertad y democracia
Dictadura y
tiranía eterna
Populismo de quinta categoría
Mordazas de hierro a la libre expresión
Socialismo y comunismo solapado
Incierto futuro del dólar
Entrega servil a China
Estado macro cefálico. Y, lo más peligroso,
aberrante y amenazante:
Perpetuación de Correa en el poder y la
negación a la alternabilidad.
La derecha oligárquica y las
otras derechas: indígena, “marxista”, eclesiástica y una extensa clase media
que se vuelve carroña y alimento de los
buitres: los poderes fácticos, especialmente,
al más depredador: el mediático, porque éste forma e informa a esta clase;
están atrapados, sus existencias no han estado sometidas en el pasado a este
angustioso destino. La dialéctica de clase, a la burguesía, jamás le ha sido
mezquino el poder y sus encantos. Los indios y los otros, siempre han sido felices
en los basurales del poder; hoy aspiran a lo mismo. Maldición de la clase. En
el presente han elegido dos caminos para alcanzar sus propósitos: las
elecciones como nave fantasma y sus mascarones de proa; y el golpe, como corto
camino y eficaz solución: eliminar de una vez al pérfido obstáculo de la
felicidad.
Las elecciones presidenciales del 2017, para
ellos no representan nada; existen solo en el calendario. No está en las
conciencias, ni en los planes de competir con quien les ha ganado todas, desde
el 2006. Aceptan el juego para entretener a los graderíos y organizar sus
destacamentos para las verdaderas faenas: el golpe. Las oligarquías han
desechado el incierto y escabroso camino de las elecciones, por la única y
exclusiva razón: no podrán ganarle la Presidencia a Rafael Correa.
Los personajes
contradictores del gobierno son realmente impresentables: Nebot fuera de la
parroquia ni en los chongos arrabaleros lo aceptan; Rodas no volverá a
encontrar otro poder abandonado; Lasso es el segundo tomo de Alvarito: rico,
tonto y crédulo de sus áulicos que lavan su cerebro con la Presidencia; el
papel de Páez es de un quinta columna e informante de la Embajada de Estados
Unidos, su discurso vacuo, sus incongruencias partidistas y su odio excremental,
valida su vulgar vida tránsfuga. De los demás opositores ya se ha hablado en el
blog, http://vichevargasg.blogspot.com/ “RETRATOS
HABLADOS”.
El golpe es el camino
elegido aquí en Ecuador, Venezuela, Bolivia y otros Países que han optado por
la conquista de la soberanía, independencia; rompiendo las injustas estructuras
de inequidad en la vida de esos pueblos. Para dar el golpe, no se requiere del
pueblo más que momentáneamente: el muerto en la calle sale de sus filas, se
vuelve pirómano y destruye algún mobiliario urbano. Hasta ahí, su tarea y
utilidad. El nuevo gobierno se monta en los hoteles cinco estrellas, en los
clubes y en algún cuartel militar, luego togados entran a las casas
Presidenciales a retomar sus derechos ancestrales y divinos. Esos rituales se
repiten por encima de la miseria de los pueblos y la vergüenza de la inteligencia
El golpe esta marcha, nadie
lo duda, sus actores y mentores están identificados adentro y afuera. El
miércoles 24 de junio Diosdado Cabello, Presidente de la Asamblea Nacional de
Venezuela, presentó un video de un Foro que conspiradores internacionales de ese
País, Argentina, Brasil, Cuba y otras naciones, reunidos en Miami y auspiciados
por organismos yanquis, trataban como abreviar los caminos para recuperar los
poderes. Un ecuatoriano de apellido Pacheco advirtió que el viernes de esa
semana Correa ya no será Presidente; además desafió a los contertulios a
cambiar el lenguaje, el termino sin eufemismos será: “derrocamiento”. Tampoco
es coincidencia que el Jueves 25 de este mes en su marcha de protesta, Nebot advirtiera
que aquél día el mito Correa se había terminado, y el Ecuador había vuelto a
recuperar su libertad y democracia. Es decir habíamos regresado al pasado de
sus plácidos paisajes y risueña felicidad. Hoy mientras garrapateo estas líneas
una muchedumbre asalariada, intenta tomarse la Plaza Grande y el Palacio
Presidencial. Faltan los chasquidos de sables, y el golpe está consumado.
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