Arq. Vicente Vargas Ludeña Mayo, 24 del 2011
“Los toros, la siesta,
el ajo, el aceite y el odio entre hermanos, todo muy pintoresco, muy español”. Es
una expresión narrativa en la estupenda novela de María Dueñas: “El tiempo
entre costuras”, que delata como los extranjeros percibían la España previa a
la guerra civil 1939; y hasta, con cierta ironía sobrellevaban la tensión entre
derechas e izquierdas, la influencia total que la iglesia católica tenía sobre
el Estado y la sociedad en general. Más aún, cuando se instauró la República
destronando la monarquía, el papel de los curas fue decisivo para agudizar las
contradicciones. Esta visión desde el mundo hacia España y los españoles, en la
actualidad, poco ha cambiado.
Pocos pueblos de Europa
soportaron la influencia musulmana, como lo hiciera España; 800 años, ni un día
más, como diría un gallego. Simultáneamente a su liberación de los moros, se
encontraron un continente, que luego depredarían: la raza y sus riquezas, por
300 años, a la vez.
Cuando Europa se
iluminaba con la ILUSTRACION Y LA RACIONALIDAD, los españoles holgazaneaban con
la riqueza encontrada en América; no la producían, solamente la recogían
rufianes, la transportaban rufianes y la disfrutaban holgazanes. Mientras los
enciclopedistas franceses se esforzaban por acopiar el conocimiento, la
sabiduría de la humanidad; los españoles se empeñaban en perfeccionar, en nombre,
siempre, de dios y la virgen santísima: la Santa Inquisición. Es decir marchar
en sentido opuesto de la luz, adentrándose, siempre, en la oscuridad de la
caverna.
Tampoco la revolución
industrial del norte de Europa, modificó los paisajes y sus ancestrales
campiñas de viñedos y olivares. No tenían urgencias para reemplazar la yunta de
bueyes en el arado por una máquina para roturar la tierra. Por supuesto,
tampoco, les importaba ninguna diletencia ontológica -su leitmotiv ha sido
eternamente teológico- inventar, investigar, etc. La vida contemplativa plagada
por la religión y la molicie, les consumía los sesos. Salvo unos pocos
pensadores de menor cuantía y artistas -especialmente de la plástica- que han aportado
al acervo universal.
En mayo de 1968, el
mundo bullía en rebeldía, especialmente la juventud, porque los sistemas
sociales y económicos de ese entonces, lo mismo que ahora, no daba abasto a un pensamiento
sin límites que se había abierto a la
posmodernidad. Esta vez, España, tampoco estaba presente. Los españoles seguían
bajo la férula de Franco, Caudillo por la gracia de dios, regresándolos al Medioevo y los sojuzgándolos 40
años ¡Qué resistencia!... Ya lo demostraron con los moros.
Cuando la gran Europa
decide mancomunarse, debe, obligadamente incorporar a España. No es bueno tener
un vecino haraposo, mientras los otros visten futremente; para lo cual inyectan
ingentes recursos económicos para mejorar
la vestimenta del vecino pobre. Eh ahí, su falso esplendor económico. Eh ahí,
su moderno pasado histórico. Hemos repasado su trayectoria, no ha estado, no
está, ni lo estará en el tren de los vencedores de la pobreza, tampoco en el
vagón del desarrollo científico- técnico.
España tiene un extraño
parangón con México. México es a Estados Unidos, lo que España es a la gran
Europa. Si alguna relevancia tuvo en el pasado, el uno, con su enorme
civilización mesoamericana; el otro, con sus aportes al imperio romano y algún
otro rasgo en la conformación de los Estados en Europa; en la modernidad, ni
por ósmosis percibieron el avance arrollador de sus vecinos de arriba de sus
fronteras. En el un caso, Europa caminó impetuosamente hacia delante sin
regresar a ver. De ahí, el decir: que África empieza al sur de los Pirineos,
tiene su razón. Peor papel harían los mexicanos con su vecino, también del
norte, que los absorbió hasta el exangüe. Lo curioso del parangón es que,
México y España persisten en su incapacidad de asimilar la civilización de
ningún tipo de sus desarrollados vecinos. Esto, los conduce a la paradoja de
mahoma y la montaña. Como no han podido traer a sus naciones la ciencia, la
tecnología, el bienestar etc.; emigran, mejor, a esos paraísos. Así lo han
hecho históricamente. Y lo seguirán haciendo.
En la era global las
estructuras económicas, políticas y militares adquirieron nuevas formas de
organización geopolíticas y de dominación. Hoy mismo -27 de mayo- Barak Obama,
representante militar del imperio, en su visita a una parte de sus aliados en
Europa, ha expresado que las iniciativas del liderazgo mundial les pertenecen,
y que no han delegado a ninguna potencia sus dominios. El cambio de fichas en
el tablero político de los países árabes, es la tarea inmediata, acompañada del
sambenito del terrorismo; justificación que les permite la intervención militar
en cualquier lugar del planeta. Es decir: “en el mundo se hace, lo que nosotros
diseñamos de acuerdo a nuestros intereses”. Este panorama de diagnostico reservado para los
países en la zaga, como España, Portugal, Grecia, Irlanda y otros, poca
esperanza de autonomía económica y política les queda. La consecuencia de esa
dependencia, es la incompatibilidad del poder jurídico-político de los Estados
con el poder corporativo y financiero mundial. El nuevo orden económico
planetario ni siquiera requiere de los Estados para organizar las sociedades
grandes o pequeñas, ricas o pobres. Los gobiernos actuales son los encomenderos
del sistema global, son los que intermedian a través de sus naciones el capital
financiero, bancario, el mercado y el consumidor. No existe el ciudadano. El
contenido de la sociedad no es ontológico. Es mercado y consumidor. Toda esta
macabra parafernalia, organiza, independiente de la voluntad de los individuos
y los gobiernos, el peldaño último, que remata en la cúspide de la pirámide: el
bíopoder. Antiguo derecho de vida y muerte que el soberano –hoy el mercado-
detenta, convirtiendo la vida en objeto administrable por parte del poder.
Frente a este acorazado global, poco pueden hacer indefensos países atravesados
por una historia decadente, sin iniciativas científico-técnicas, corruptos, domeñados
por creencias religiosas alienantes y poblados por políticos de baja catadura.
“España, aparta de mí
este cáliz”…, dice César Vallejo en su desgarrador poema, frente a la amenaza
fascista de la falange de la extrema
derecha cavernaria. Y, como aquél mito del cristo en el Gólgota, con el miedo
al sufrimiento y la muerte, no desea saborear el desastre futuro de la madre
patria. Pero, una madre, es una madre. …“y si cae España, -digo, es un decir-,
/salid, niños del mundo, id a buscarla”. Termina el poema invocando en su
lamento el futuro inmediato de España.
Eso es, lo que la
juventud española esta haciendo desde el 15M en la plaza, La Puerta del Sol en
Madrid y demás lugares de otros pueblos; buscando una España, que, cuando
nacieron les dijeron que les pertenecía. Más, cuando crecieron, la habían
secuestrado cuatro tunantes: los políticos, los banqueros -¡cuándo no! y ¡dónde no!- la santa madre
iglesia católica -siempre tan santa- y el imperio.
Los españoles no son árabes,
eso esta claro; aunque los últimos, demasiadas huellas dejaron. Pero España, no
tiene marcadas diferencias con los musulmanes, no solo por su pasado colonial,
sino porque tampoco, ninguno, ha podido construir estables y prosperas sociedades,
ni naciones. Que los árabes están patológicamente enfermos con la plaga
islámica, llevado esto a verdad suprema, ninguna duda cabe, lo mismo que los
españoles lo están con la religión católica que asumen tener el único dios.
Aunque la actual generación perdida española, es bastante refractaria a la
tradición religiosa, pero tampoco tiene plena conciencia filosófica. Resulta
paradójico que algunos estamentos de la sociedad española: prensa burguesa,
algunos intelectuales trasnochados así como cierta aristocracia enmohecida,
reniegan de sus semejanzas con los países árabes; marcando distancias y
diferencias con las protestas de Egipto, Tunes, Libia y otras naciones que se
encuentran empeñadas en demoler esas viejas estructuras. A la juventud árabe la
mueve exactamente, las mismas frustraciones que los plantones de Madrid y
Barcelona: falta de una verdadera democracia, participación plena en las
decisiones del Estado, educación pública de calidad, oportunidades en las
dinámicas productivas. En fin, un rosario de atrasos negados por sus
estructuras de poder patrimonialistas y rentistas. Los panegiristas del voto
electoral, reducen la democracia a la papeleta que se introduce en un cubo, de
metal, cartón o acrílico. Mientras las protestas de hoy rechazan ese
reduccionismo de la democracia, porque sabido es, que, ese es precisamente el
modelo por donde se cuelan los políticos oportunistas, corruptos y vendedores
de ilusiones.
La juventud tiene
identificado plenamente quienes son los causantes de la tragedia global: los políticos
de baja estofa, la banca y los banqueros, las corporaciones sin patria, las
religiones teístas y las consumistas –la misma cosa son: alienantes-. Párrafo
aparte merece la genética nobleza enraizada en la cultura histórica. Realeza e
iglesia. La lengua es diacrónica por eso el habla en esos contextos es útil hasta
para la blasfemia: “me cago en diez –eufemismo de dios-; me cago en la hostia… Y
en uso, un grueso diccionario del argot monárquico y eclesiástico.
Las elecciones del
domingo 22 de mayo, fueron la espita que permitió aflorar el sentimiento
trágico de una generación sin horizonte y de una sociedad que se consume sin
esperanza. El auto convocatorio de la multitud que lograron aglutinar alrededor
de un sueño, se convirtió en eso. Nada más. Sin un marco ideológico y doctrinario como combustible para incendiar
la lucha, no irá muy lejos ese sueño. El altruismo sincero y quijote no basta.
Eso es, domar la fiera para que se la coman las siempre carroñeras hienas.
PD. Han transcurrido cuatro
años desde que fue escrito este texto y colgado en el Blog. El
pueblo español eligió al Partido Popular para un mandato, que fenece ahora en
diciembre. No repetiré lo que el mundo conoce. Una España del tercer mundo. Un
gobierno líder en corrupción. Más de cinco millones de parados, el 50% de la
juventud sin esperanza. La monarquía semejante a los sátrapas africanos:
decadente, parasita, rufianesca. ¡Qué más puede caber en un País sin horizontes,
a punto de despedazarse en pequeños territorios; y una memoria feudal y
fascista! Pero lo infame de los pueblos adocenados, es que, el partido político
que se burlado de sus esperanzas, en función de la elites –la casta la llaman
Podemos- sea nuevamente gobierno. Cada cual tiene lo que merece.
Tomado del Blog, http//: vargasludena.blogspot.com
ANACORETA
No hay comentarios:
Publicar un comentario