Estimado Julios Cesar:
Hacer un análisis
político, sociológico o ideológico por estos medios, es un alarde de
posturas ideológicas antagónicas radicales, o de un sano debate; que no lo
hicimos nunca en las aulas de la universidad ni en la madurez de nuestras
vidas. Pero, debo confesarte que me distrae, y obliga a mi memoria a repasar y
poner en orden las ideas. Con estos prolegómenos paso a lo medular.
El Siglo de las Luces, siglo XVII, iluminó los senderos de la
razón, abriendo brechas que la oscura noche de la Edad Media había incubado,
después de la caída y desaparición de la cultura clásica greco-romana. Abortar
un pensamiento lúcido, y poner a la razón como guía de las ideas y las acciones en el mundo que rodea al
ser, después de vivir atrapado en una matriz religiosa y supersticiones intolerantes, sin más
explicación que la mística y metafísica idea de la fé en un gran hacedor de
todas las cosas; la incapacidad racional para explicar el mundo sensorial que le
informan al ser; sin considerar los fenómenos no perceptibles a los sentidos sin
comprensión ni explicación alguna, y que hasta hoy todavía son mezquinos para
aparecer a la razón humana – la ciencia-; requiere exigentes y denodados
esfuerzos para extirpar de la conciencia semejantes engendros que la historia
humana concibe periódicamente. La religión católica en Europa fue, lo es aún menos,
con tendencia a ser reemplazada por otras creencias y dioses: como el consumismo,
una barrera intelectual y moral, beneficiaria y compartida con otros poderes:
políticos, económicos, sociales… en fin. Nada ha tenido, ni hoy lo tiene, algo
que justifique su existencia ideológica tan prolongada; los modos y las
relaciones de producción han cambiado radicalmente; se ha licuefactado la modernidad,
según Z. Bauman. Cada cultura ha creado,
sus Dioses y Titanes, Olimpos e
Inframundos. Pero han tenido el destino que la historia les han asignado:
hacerse a un lado y abrir el camino a la razón. Pero, a veces, son reemplazadas
por otras religiones más cerrazónicas.
La humanidad, le debe entonces a la Ilustración la ruptura
con el pasado plagado de supercherías. A esto, también, en el mundo de la pugna
de poderes religiosos, Martin Lutero hace lo suyo: con la Reforma Protestante. Y
pone la cereza en el pastel –dígase Biblia, y escribe una, a su saber y entender-.
Las revoluciones se inician cuando ha madurado el pensamiento
racional; entonces, la inteligencia y el conocimiento se cultivan por doquier. Hay
frutos: La Independencia de los Estados Unidos, la Revolución francesa, la Revolución
rusa, la Revolución industrial, y la que nos ha tocado vivir algunas hilachas:
la Revolución del conocimiento; adjetivada por la maldita palabra que cabe todo
y justifica todo: la globalización.
Los estigmas que el neoliberalismo denostó contra Carlo Marx
no han podido reemplazarlo por otro, que justifique el mundo real que vive hoy
la Humanidad. Sus creadores: Friedrich Hayek y su evangelizador, Milton
Friedman; hoy deberían estar avergonzados por el mundo, que en su nombre, los creadores
del Nuevo Orden Mundial han puesto en práctica.
Marx hace dos descubrimientos primordiales. Por una parte,
que el capitalista siempre obtiene una plusvalía o beneficio, con el que
explota al obrero. Por otro, que en todas las épocas históricas ha existido esa
explotación, y que los sistemas económicos y productivos en que se han asentado
las distintas formas de explotación a través de los tiempos, son los que han
generado las ideologías de las distintas épocas históricas. Estas ideologías o
estructuras de pensamiento social, como es lógico, defienden y sustentan el
sistema de explotación existente en cada sociedad.
Marx y Engels no condenan la explotación del hombre por el
hombre porque la consideren injusta, moralmente mala, éticamente reprobable o
por cualquier otra causa ideológica. Lo que les dicen a los trabajadores, es
que deben oponerse a esta explotación, porque para ellos es material y
económicamente lesiva. Por ello deben unirse, para defender con más fuerza sus
intereses materiales. Tampoco, la iglesia se atormenta por la desigualdad social,
y más bien crea una Iglesia para los ricos y otra para los pobres. -solucionando
el problema teológico de la desigualdad social;
y el error de Dios en la desigual creación de los hombres-. El problema,
está, en que la explicación es mezquina y mentirosa: “Así Dios nos creó, sufran
con resignación; en el cielo habrá la recompensa. Es más fácil que un camello
pase por el ojo de una aguja, que un rico entre al reino de los cielos” Etc.
etc... El Islam es más generoso y placentero
para el “creyente”, previo a la carga explosiva que se ata a las tripas y se las
vuela en nombre de Al-lahu-àkBar; para esta creatura, Alá le otorga el cielo, y
un paraíso poblado de nínfulas y “lolitas” esperándolo para el placer eterno.
Claro, hay otras creencias que ofrecen diferentes recompensas a la resignación y
sacrificio. Las razones y fines son de este mundo, y de ninguna otra fantasía
celestial.
Los cambios políticos a lo largo de la historia, no se
originan simplemente porque la gente cambie de ideas políticas, sino porque los
cambios económicos originan nuevas clases sociales o modifican las ya
existentes, y estas nuevas clases sociales, que han surgido gracias a nuevos
sistemas productivos y económicos, lógicamente, tienen ideas distintas a las
anteriores. Se origina entonces una pugna, entre las ideas de la clase social
dominante, asentada en su sistema económico de explotación, y las de la clase
ascendente, asentadas en los nuevos sistemas económicos y productivos que la
han creado. Estos continuos enfrentamientos entre clases sociales, con sus
ideas políticas e ideológicas asentadas inconscientemente en sus intereses
económicos, son la verdadera base y el único motor de la historia.
Transcribiré algunos párrafos del Manifiesto Comunista
publicado por Marx y Engels en el año de 1848. La dialéctica de la sociedad
sigue vigente, debe entenderse en el contexto de la realidad histórica que
vivimos hoy. “El primero, es la
revolución que ha llevado a cabo en toda la concepción de la historia
universal. Hasta aquí, toda la concepción de la historia descansaba en el
supuesto, de que las últimas causas de todas las transformaciones históricas,
habían de buscarse en los cambios que se operan en las ideas de los hombres, y
que de todos los cambios, los más importantes, los que regían toda la historia,
eran los políticos. No se preguntaban, de dónde les vienen a los hombres las
ideas, ni cuáles son las causas motrices de los cambios políticos... Pues bien,
Marx demostró, que toda la historia de la humanidad, hasta hoy, es una historia
de luchas de clases, que todas las luchas políticas, tan variadas y complejas,
sólo giran en torno al poder social y político de unas u otras clases sociales;
por parte de las clases viejas, para conservar el poder, y por parte de las
clases nuevas ascendentes, para conquistarlo... Situándose en este punto de
vista -siempre y cuando que se conozca suficientemente la situación económica
de la sociedad en cada época, conocimientos de los que ciertamente, carecen
totalmente nuestros historiadores profesionales- se explican del modo más
sencillo todos los fenómenos históricos, y asimismo se explican con la mayor
sencillez los conceptos y las ideas de cada período histórico, partiendo de las
condiciones económicas de vida y de las relaciones sociales y políticas de ese
período, condicionadas a su vez por aquéllas. Por primera vez, se erigía la
historia sobre su verdadera base.”
La burguesía ha
desempeñado, en el transcurso de la historia, un papel verdaderamente
revolucionario. En donde ha conquistado el poder, ha destruido todas las
relaciones feudales, patriarcales o idílicas. Desgarró implacablemente los
abigarrados lazos feudales que unían al hombre con sus superiores naturales, y
no dejó en pie más relación entre las personas, que el simple interés
económico, el del dinero contante y sonante. Echó por encima del santo temor a
dios, de la devoción mística y piadosa, del ardor caballeresco y de la tímida
melancolía del buen burgués; el jarro de agua fría de sus intereses egoístas.
Enterró la dignidad personal bajo el dinero. Redujo todos los innúmeros
derechos del pasado, que hacía tiempo que se habían adquirido y que estaban
bien escriturados, a una única libertad: la libertad ilimitada de comerciar.
La burguesía ha
despojado de su halo de santidad, a todo lo que antes se tenía por venerable y
digno de piadoso respeto. Ha convertido en sus servidores asalariados al
médico, al jurista, al poeta, al sacerdote, al hombre de ciencia. La burguesía
desgarró los velos emotivos y sentimentales que envolvían a la familia y puso
al desnudo la realidad económica de las relaciones familiares. La burguesía ha
demostrado que esos alardes de fuerza bruta de la edad media, que los
reaccionarios tanto admiran, sólo tenían su sustento, en la más absoluta
vagancia. Hasta que ella no nos lo reveló, no supimos cuánto podía dar de sí el
trabajo del hombre. La burguesía ha producido maravillas mucho mayores que las
pirámides de Egipto, que los acueductos romanos y que las catedrales góticas.
Ha acometido movimientos de población, mucho mayores que las antiguas
emigraciones de los pueblos o las cruzadas.
¿La historia de las
ideas, no es una prueba evidente, de cómo cambia y se transforma la producción
espiritual, con la material? Las ideas
imperantes en una época, han sido siempre las ideas propias de su clase
dominante. Se habla de ideas que revolucionan a toda una sociedad; con ello, no
se hace más que dar expresión al hecho, de que en el seno de la sociedad
antigua, ya han germinado los elementos materiales necesarios para que se
genere la nueva sociedad, y a la par que se esfuman o derrumban las antiguas
condiciones de vida, se derrumban y esfuman las ideas antiguas.
El Manifiesto
Comunista se inicia así: Un fantasma
recorre Europa: el fantasma del comunismo. Contra este fantasma se han
conjurado en una santa jauría, todas las potencias de la vieja Europa, el papa
y el zar, Metternich y Guizot , los radicales franceses y los polizontes
alemanes. Este texto debe ser leído por cualquier motivo educativo o de
ilustración. Dará razones para explicar o contradecir; o también, reaccionar,
como lo hacen los que jamás lo han leído.
La época contemporánea lleva en su seno contradicciones ya
descritas, más las que, el Sistema Mundo ha creado. Una superestructura
económica y financiera que está destruyendo los Estados-nación, las sociedades,
la familia y al individuo mismo. Este es un tema con categorías y variables propias.
La no comprensión del momento actual, es razón de la negación de la dialéctica
de la historia. Tampoco es sencillo la interpretación de ese supra mundo del
dinero y las finanzas, que los poderes fácticos practican; y que sólo en esos
divinos espacios se decide el destino del mundo: Wall Street, La City de
Londres y el Banco Central Europeo, incluida gran parte de Asia. En esa
geografía, el dinero no tiene patria, dios, reposo; circula por el ciber
espacio, tal como se lo imaginaron lo sabios sacerdotes con la transfiguración y
la transustanciación de las almas y la materia.
Te adjunto unos pensamientos del Papa Francisco, líder de la
iglesia de tu feligresía.
Los comunistas nos han robado la bandera
de los pobres
Cuando una familia no tiene ni para
comer porque tiene que pagar el préstamo a los usureros, eso no es cristiano,
es inhumano
Al mundo de hoy le falta llorar, lloran
los marginados, lloran los que son dejados de lado, lloran los despreciados,
pero aquellos que llevamos una vida más o menos sin necesidades no sabemos
llorar
Sufro si las veo como servidumbre (sobre
el papel de las mujeres en la Iglesia)
Hablando de paz, hablando de la inhumana
crisis económica mundial, que es un síntoma grave de la falta de respeto por el
hombre, no puedo no recordar con grande dolor las numerosas víctimas del
ulterior trágico naufragio ocurrido este jueves en Lampedusa, que es una
vergüenza
Para
concluir, es de desear el uso adecuado de los conceptos, principalmente, ideológicos.
Rafael Correa, no tiene nada que lo aproxime a socialista. Está más cerca de un
piadoso conservador, que de un liberal clásico. Es inteligente y académico de
altura, ninguna duda cabe. El Plan Maestro de Correa ha sido modernizar el
Estado; Institucionalizar: la educación, la salud, la justicia y otras instancias
de la vida cotidiana de los individuos; y que sus actividades se desarrollen en
una infraestructura moderna y productiva; estabilizar la política. Y exponer su carisma y juventud a
las masas; a la gran burguesía le tiene asignado otros espacios y otras gracias.
Los críticos y odiadores que ha ganado, y que son muchos, indudablemente añoran
como viudas plañideras a los que exhibían su mediocridad sin escrúpulos,
sojuzgaban al País y nada construían. La lista es larga, puedes empezar por
Jaime Nebot. Juzgar a Correa de socialista solo expresa una postura
reaccionaria conventual. O, como lo dije la vez anterior, un discurso
panfletario de mala calidad.
Saludos. Tu amigo
Vicente
Guayaquil, 15 de enero 2016
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