06 febrero 2016

VEJEZ DESECHABLE


Arq. Vicente  Vargas Ludeña                                                04/02/2016
“Los ancianos  viven demasiado y eso es un riesgo para la economía global, Tenemos que hacer algo ¡YA!” Acaba de sentenciar Christine Lagarde, Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional. Igualmente, un tiempo atrás, un ministro correspondiente a la Seguridad Social, en el Japón, sugería y advertía que existe una enorme población envejecida y que deben ir pensando en su futuro; porque aquello resulta contraproducente al sistema Financiero y Fiscal de la Nación. A pesar que Japón es el País con mayores índices de suicidios en el mundo -forma muy dramática de auto eliminarse-; precisamente de adultos mayores. Lo que se concluye en ambos casos, es que, ese lugar que ocupan los viejos en la sociedad contemporánea debe quedar más holgado: abreviando la duración de la vida.
La narrativa del Nuevo Orden Mundial está clara. Madame Lagarde es vocera autorizada del Mega Estado Financiero Global que nos gobierna actualmente desde las sombras. A pesar que el Nuevo Orden, se yergue a nuestros pies sin ser percibido como un mal para el 99% y benéfico para el 1%. Porque detrás de esos mandatos el fuego de las armas imperiales bañan de sangre a los pueblos sin contemplación ni pudor. Al Medio Oriente, el Imperio, lo ha convertido en una despiadada carnicería a cielo abierto.
Entre las categorías de esa nueva realidad está el refinamiento de la sociedad de consumidores. La cultura del consumo es la fortaleza más eficaz y provocadora de felicidad en el capitalismo salvaje. El diseño de la sociedad de consumidores, exige nuevos ejes y aritméticas  poblacionales. El Proyecto ideal es que la humanidad entera celebre diaria y globalmente el orgásmico momento de mayor felicidad: el “BLACK FRIDAY”, –viernes negro-. Pero, eso no es posible, porque más de la mitad de la población mundial vive bajo el umbral de la pobreza. En consecuencia, aparecen los “CONSUMIDORES FALLIDOS”: son los minusválidos del sistema capitalista, no tienen acceso a las catedrales del consumo. El propósito crucial y decisivo del consumo en la sociedad de consumidores, no es satisfacer necesidades, deseos o apetitos, sino convertir  y reconvertir al consumidor en “PRODUCTO”. Objeto-mercancía. Elevar el estatus de consumidores, al de bienes de cambio vendibles.
Los marginados, los integrantes de la Cultura de la Pobreza, según Oscar Lewis, que constituyen las enormes barriadas en las Ciudades de Países del Tercer Mundo; inclusive, en pleno vigor, también, en el Primer Mundo con las crisis económicas voluntariamente provocadas; los inmigrantes y refugiados que arriban, nada más, con sus bártulos a la espalda y su tristeza en el corazón a regiones con mejor estándar de vida; son sobras humanas que la pobreza y la rapiña global, los tira en las fronteras de esos países. Estas sobrepoblaciones que más tienen carácter parasitario, que unidades productivas y consumidoras, no son aptas para retroalimentar el paso: CONSUMIDOR-PRODUCTO, y viceversa. Y así, reciclarse sucesivamente hasta el fin de los tiempos.
El capitalismo crea sus propias epistemologías para lograr organizar el mundo a su medida. Los adultos mayores que son pensionistas porque un día fueron activas unidades de las fuerzas productivas de una Nación, hoy conforme a la ley de la Obsolescencia Programada de la industria, estos sujetos, también, deben ser sacados del carrusel de la vida. Son sabias las razones matemáticas, económicas, financieras, políticas y de poder, que el sistema ha montado para gobernar el universo. El Sujeto Viejo es un Consumidor Fallido en la vorágine de la cultura del consumo. Su caminar es lento y azaroso en las catedrales de los objetos del deseo; se convierte en  mueble de caoba cuando logra un asiento en esos lugares. No es rentable para la oferta de mercancías que encuentra a su paso.
 Por el contrario,  he ahí, las contradicciones dialécticas de la naturaleza y la sociedad: la “puta vejez” convierte al sujeto, en voraz consumidor de fármacos y requiere complejas estructuras y equipamientos costosos para los cuidados de la salud. A eso debe sumársele la pensión económica que el Estado le debe procurar. Todo aquello pinta un cuadro de diagnóstico reservado en la acumulación de capital que los amos del mundo requieren. El sistema, sus creadores y promotores no están dispuestos a modificar el itinerario de la ruta del enriquecimiento infinito. Consecuentemente algunos humanos, sobran en el reparto desigual de la tarta: los ignaros, los pobres, los marginados étnicamente; y por supuesto, sin eufemismos, la aplicación de la sentencia del Fondo Monetario Internacional: los ancianos que viven demasiado.
En Europa, hoy, las primeras y únicas víctimas de las medidas de ajuste económico que acogotan son: a los pobres con los salarios y el costo de la vida; y a los viejos con las pensiones y los prepagos de la salud. Sin embargo piden más: menos parásitos en el sistema digestivo del consumismo. Con eso el mundo será mejor, y seguirá su marcha atrapado en las redes del neoliberalismo

No hay comentarios:

Publicar un comentario