Arq. Vicente Vargas Ludeña
El discurso político en el Ecuador de la oposición; más
puntual, de la gran burguesía que inesperadamente perdió el poder hace diez
años, sin capacidad de Golpes de Estado clásicos, que el Dueño del País –Febres
Cordero- promovía; en conjuro con la plutocracia, militares, y la aportación de
los mismos gobernantes débiles, cobardes e ineptos que ponían su cuota de miedo
para marcharse por la puerta de atrás de Carondelet. Este relato se ha vuelto
reiterativo, pleonásmico: el odio sin límites ni bordes, patológico. Estos
rasgos, casi definen lo primitivo e ignaros que somos. Los creadores del corpus
antagónico a la realidad histórica que hemos vivido lo saturaron de
contradicciones y estructuras sintácticas semánticas inexistentes: socialismo,
comunismo, revolución, comunidad, tiranía, mordaza a la libertad de palabra, persecución
política, coerción a la libre empresa, prepotencia del poder, opresión. Lenguaje
ajeno y extraño en la vida política de la nación. Nada de eso ha existido en el País. Si ha
estado presente, y ha sido reconocido por propios y extraños: un País en el
mapa, visible y presente; y un proceso de modernización del Estado, de las
Instituciones; y una pálida politización de la población, en un marco
ideológico de soberanía e independencia como Estado-nación.
Este rostro diferente de la Patria, no les gustado a la
pluto-oligarquía y la clase media ignara. Claro no puede ser de otra manera, a
la izquierda delirante que transitan los mismos senderos de la extrema derecha,
tampoco.
El odio burgués, es comprensible, no justificable. Pero el
odio de la clase media que hoy, más que nunca, escaló algunos peldaños en su
afán de diferenciarse de su pasado con vergüenza: cambiar de carro, de barrio,
de amistades, de consumo…sin perder la esperanza que algún día pueda tener una
membresía en un Club de cualquier rango; ha identificado su ubicación en la
escala social. Regularmente son de escasa o ninguna educación o cultura
política. (Como, un contertulio –profesor de la universidad- me aseguró que
Estados Unidos y el Presidente Obama eran socialistas). Los hay, algunos que
tienen sus emociones y sentimientos deformados. Por supuesto, nadie puede
exigirles filing con alguien que sus pasiones le indican que no pertenece a su
mundo sentimental. Los radicales extremistas que siguen leyendo a Marx, a media
noche, para ver si el mundo de hoy en algo se parece a los textos que leen; igualmente
son pobres mentales, porque desconocen que el materialismo histórico y
dialectico son un conjunto de leyes científicas. Que el conocimiento de la
realidad actual es preciso diseccionarla para ver cuándo, cómo, dónde y porque
debe evolucionar en determinados procesos de cambios. Existe una frase de un
intelectual que afirma: “que si los loros fueran comunistas, estos, serían
marxistas ortodoxos”.
La cerrazón de los odiadores perpetuos, les impide diferenciar
el presente al próximo pasado; que desde los medios reciben el golpe que los
sectores dominantes requieren de la población para recuperar sus prebendas. La
filosofía la volvieron un trapo sucio: lo axiológico, teleológico y la
ontología, categorías inmanentes al ser, con ellos trapean las conciencias de
los ingenuos. La honestidad y su opuesto la corrupción, como alguien dijo, se
la inventó ahora; la justicia antes ciega y ecuánime, hoy se volvió prostituta;
la inteligencia se volvió un embrión. Los fines ya no son humanos son robóticos,
ajenos, miserables; no se busca el bien, se persigue el mal. Las personas ni
siquiera ciudadanas alcanzan a ser, se han vuelto cuadrúpedos borregos.
La pregunta surge como rayo ¿Dónde Vivian antes? ¿Cuáles son
los parámetros que miden la dicha pasada, de la tragedia de hoy? ¿La filosofía de
la sociedad ecuatoriana era, según los odiadores, el marco perfecto que daba
respuestas lógicas por donde se conducía la muchedumbre?
Me enviaron dos textos: uno de un columnista de la prensa
escrita, y en un alarde del manejo literario
y de los opuestos, dice que cuando Steve
Jobs presentó el iPhone, apareció al mismo tiempo, en el Ecuador la revolución y
los revolucionarios se convirtieron en los primeros consumidores del artefacto.
Jobs revolucionó el mundo, la revolución y los revolucionarios que llego el País
destruyó lo bueno que existió. Concluye que el empresario privado construye el
mundo; el Estado lo persigue, y lo destruye. Viejo y manido relato. Otra vez la
pregunta: ¿Dónde estaban en los últimos doscientos años –seamos tolerantes
cincuenta años atrás- los empresarios transformando el País?
El otro texto, viene de un ex compañero extremista, debe pertenecer
al Opus Dei, tiene todo el perfil de un fanático, sectario y radical religioso,
muy cercano a los musulmanes en sus prácticas, como creyente y lo mismo en el
marco ideológico-político. El casillero en la escala del odio al gobierno de
Correa tiene los mismos rangos: patologías emocionales de una formación medieval.
En su texto habla del “Voto selecto y a conciencia”. Los votantes en el Ecuador
carecen de rigor, conocimientos al momento de seleccionar al candidato. Siempre
eligen a corruptos. Entonces da la solución: el voto debe ser selectivo y
valorativo, de 1 a 5, no obligatorio. La máxima calificación -5- para el voto
del empresario, profesional académico de cuarto nivel; y 1 para la plebe. Solo
esto garantizará la selección de un candidato idóneo e incorruptible. Con esta fórmula
no habrá infiltrados, chusma o advenedizos. La tragedia del País es esa estructura
electoral perversa que perjudica los anhelos y el brillante futuro. No existiría
Correa, si en su momento habría funcionado otro sistema selectivo del voto.
La radiografía ideológica de mi ex compañero, es, a la luz de
cualquier pensamiento escolar una aberración, producto del fanatismo y el
estancamiento cognitivo, posturas antehistóricas. El concepto peregrino de
democracia, es el mismo que los medios diariamente fumigan las mentes de las masas.
El gobierno de las elites predestinadas para el ejercicio del poder. Pero, esto
no es lo que nos preocupa ahora. Debe
leer la multifacética democracia Ateniense, a Aristóteles y las Constituciones que
marginan a la plebe.
El contertulio, como todo reaccionario, desea regresar al
pasado más oscuro. Para el fanático fundamentalista es el camino. La Constitución
de 1835, en el Articulo 17 para SER ELECTOR ilustra y ordena: 1.- Ser ciudadano
en ejercicio. 2.- haber cumplido 25 años. 3.- Ser vecino de una de las Parroquias
del Cantón. (Aquí, viene lo aberrante y medieval) 4.- Gozar de una renta anual
de 200 pesos que provengan de bienes raíces o del ejercicio de alguna profesión
o industria….- 5.- Saber leer y escribir –en la época del analfabetismo dominante,
con el 80 %.
Lo esperanzador, es que
no volverán.