Arq. Vicente Vargas Ludeña
Era poco imaginable para la sociedad ecuatoriana, la que
sigue cotidianamente el desarrollo de los acontecimientos políticos; y para la
gran masa, indiferente y desconocedora de su realidad, peor aún: la implosión política
en el epicentro del poder de la República; con características de cataclismo.
El triunfo Moreno-Glas fue inobjetable. Los derrotados –Lasso
a la cabeza- portadores del neoliberalismo acedo, se arrinconaron a rumiar su
derrota. Pero a la vez iban mordiendo los hilos de la venganza con ayuda del
Departamento de Estado de los Estados Unidos. En el menor tiempo calculado por
sus pensadores empezó a dar fruto sus empeños: retorcer lo alcanzado hasta hoy,
y cambiar de rumbo y destino del País. Apoderarse
de lo que les faltaba para el goce pleno de su enriquecimiento infinito.
El corsi e ricorsi de Giambattita Vico se aplica en este
fenómeno, con refinada pureza. Las esperanzas deshechas de los pueblos y el
desvelo de algunos patriotas, se ven grotescamente reeditados por aventureros y
oportunistas.
Estos dos personajes que intentaré fotografiar desde sus
originarios rostros. Son dos gemelos desde las entrañas de sus mismas regiones,
y a lo mejor, también de sus ancestros: Lucio Gutiérrez y Lenin Moreno.
Ambos llegan a la Presidencia de la República. El uno alega
que transformará al País desde la visión opuesta de la derecha. Reniega del
stablisment político, social y económico. Abandona el uniforme militar entrega
su arma y se lanza a la conquista del poder. El otro, desde lo humanamente
bueno y cristianamente practicante, lo invitan a la lucha política. Igualmente
desde la orilla izquierda. Él no desea
lo alcanzado, se lo piden, lo conminan –según sus confesiones-. Para Moreno la
Presidencia no es un sueño.
En los planes y
campañas electorales están: los Programas, las alianzas, las metas, las
ideologías, las estrategias. En fin, toda la parafernalia necesaria para ir al
encuentro del enemigo, con sus ejércitos
de simpatizantes y militantes. Las alianzas son el súmmum de la lucha política,
con ellos se acuerdan mingas de ideas, de manos, andanzas y ofrecimientos. La
ética, la moral pública no consta en las agendas. De nadie. Según unos, está
implícita en la práctica y personalidad de cada quien.
Lucio Gutiérrez –está confirmado por sus excoidearios- en la
Primera Vuelta electoral, ya traicionó a sus aliados: Pachakutik, MPD, y otros
crédulos que caímos en la trampa. Se convirtió en vivo retrato del bíblico judas:
traidor. Pateó el tablero programático, rasgó los párrafos escritos de lo que sería
su gobierno. Y se convirtió en el mejor aliado de los Estados Unidos y de las
burguesías locales.
Lenin Moreno, rompe el récord en su giro a la derecha. En 60 días
-no patea el tablero- atropella y arrolla las esperanzas de los compañeros de
ruta. Y provoca un cisma implosivo en el corazón de la organización que lo
llevó al triunfo. El drama tiene el sabor amargo de la traición y la felonía.
Confirma contundentemente que en su expresión y semblanza de hombre bueno,
estaba oculta la ninguna ideología que jamás esgrimió. Además lo dice: que la ideología
no es indispensable. Que ésta se irá corporizando en las acciones que deberán
realizarse. Ahí, está el detalle. El Presidente carece de ideología. Es como
los ángeles, están exentos de sexo. Con la soberanía no se come sentenció otro
ilustre analfabeto político: Gustavo Noboa Bejarano; claro que éste si conoce dónde
el linaje lo parió: en la burguesía.
Lucio Gutiérrez poseía el mismo talante: ni de izquierda, ni
de derecha. Yo, no sabría decir, por las nociones políticas que exponen, si
intelectualmente se encuentran se encuentran en el mismo baremo del IQ.
Hemos mencionado las contradicciones que los caracterizan:
las felonías, ruptura con sus aliados, sumisión a la Embajada yanqui y a la
plutocracia. Pero lo singular de estas mafiosas hazañas, es que regresan al
basurero del espectro político nacional y seleccionan lo más corrompido y putrefacto:
el lumpen bucaramista, los social cristianos y alguno que otro prioste que los
aplauda en la fiesta santoral. “Se comprometen cogobernar en el más amplio
escenario partidista y pluralista, defendiendo los intereses de los pobres”.
Gutiérrez pagó caro su felonía y traición, porque sus nuevos
aliados no estaban para emprender la construcción de un verdadero país. Ellos
mismos se vuelven mercenarios tirándole piedras en el techo de vidrio de la
Presidencia. El lamentable final del militar de marras, convertido en político
y del País igualmente, fue la replicada des institucionalidad del Estado. Igual
que en el pasado.
Las acciones caóticas, con amargos sabores de Patria descuartizada
tempranamente, realizadas por el flamante Presidente Lenin Moreno; han dejado
estupefactos a nacionales y extranjeros. Con el pretexto del diálogo, reconciliación,
unidad, y otras monsergas; estrecha lazos con nuevos aliados de la peor calaña,
crápulas de marca por sus cuatro costados y fósiles de la vieja partidocracia.
Existe un enigmático y sombrío episodio, de una delegación que viaja a Panamá, jardín
del Edén del adalid de la podredumbre política y moral. Parece que de ahí sale
y se plasma la conformación de una verdadera pandilla. El resultado es
inmediato: el Sistema Eléctrico del país se lo entregan para sus futuros
festines.
Preguntas sobran frente a semejante y brutal bofetada lanzada
a la cara del pueblo ecuatoriano ¿Qué aportes esperaba de este grupo rufianesco
en el desarrollo del Programa de Gobierno del nuevo Mandatario? ¿Qué elementos ideológicos
los vinculaba para ese maridaje? ¿Cuántos ejecutivos brillantes, académicos con
liderazgo traían la tribu beduina? ¿Cuánta lucidez, sólida ética y moral, patriótica
poseen las fichas de esa estructura prontuariada? ¿Cuánta muchedumbre, aunque
sea lumpesca pueden aportarle al nuevo líder Moreno? ¿Qué exquisitez de gobernanza,
o relaciones internacionales son capaces de suministrar al poder de Lenin
Moreno?
Todas estas preguntas se quedan flotando. Más bien será el
cortejo, como el de Lucio Gutiérrez que lapidará la mansedumbre del hombre
bueno. La conclusión sin reparos: es que Lenin Moreno carece de personalidad.
Su pasado como instructor de Motivación y Superación de los que han caído en el
foso, y también de los que aspiran y esperan la cima del éxito, para lo cual
recurre con frecuencia a lo axiológico, en la ejercicio de lo político no funciona.
Las variables son múltiples, diversas y no olvide Señor Presidente, que aunque, su idealismo lo niegue: la lucha de clases
existe independiente de su conciencia o la mía. Los valores no se enseñan, se
practican y en el proceso se modela el hombre nuevo.
La crítica tiene un solo propósito. Denostar la puesta en práctica
ambigua, socarrona y desleal en el ejercicio del poder del Nuevo Presidente. No
intento eludir acusaciones corruptas a funcionarios del régimen anterior. Eso
tiene otro cauce, otras epistemologías, y otras semióticas. A las que condenó. Pero
reprocho al Presidente su falta de
liderazgo para conducir esos hechos. Cayendo ingenuamente en manos de la voraz oligarquía
que necesitan su puesto para depredar como siempre lo hicieron. Y Usted Señor
Presidente será el sacristán de este Te Deum. Que también, como Gutiérrez, lo
rezará y se mortificará con silicios en la intimidad irremediable de su casa.
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