Arq. Vicente Vargas Ludeña
La clarinada de esta tragedia política que nos acecha desde
el 24 de Mayo del año pasado, tiene el más refinado espíritu de la desdicha
humana descrita por Sófocles y demás hombres de esa estirpe griega, atormentados
por el destino de la sociedad. Hoy, aquí no has llegado esa sombra que
esporádicamente cubre la vida de los pueblos. En la cumbre del poder apareció
una figura, que con su bonhomía, encubre su desgarbado y esperpéntico espíritu:
traidor, felón, mediocre, oportunista, arribista: como los hay por montones en
los caminos de la vida.
En la línea del tiempo, encadenados sucesos van dibujando un
País que nadie lo había imaginado. El anuncio del cambio de estilo en el manejo
del poder, metió todas sus patologías, frustraciones HEREDADAS; y abrió las
puertas del infierno. Su plan lo conocía, y hasta lo había ensayado: apostrofando
los diez años perdidos y carcomidos por la corrupción. Con esas letanías hasta
los más rabiosos enfermos los atrajo a sus cotos de odio para formar la minga necesaria,
contra un enemigo, que él y la derecha habían cultivado a: Rafael Correa. Claro
está, sus estrategias y tácticas como militares, fueron diseñadas en algún
cuarto con los, también oscuros personajes, sin descartar la Embajada de Estados
Unidos.
Soltó los demonios del infierno; basta observar como la
escoria política ensucia el civismo y a la ciudadanía. La esperanza reconocida
por la mayoría y admirada en el exterior, que había empezado a surgir, volvió
al incierto pasado.
Los réprobos por la corrupción aparecieron por todas partes;
y se volvieron lázaros contagiosos; y esa práctica y ese concepto era la nueva
neolengua; era una pandemia de la cual nadie podíamos escapar. Es el virus
mortal descubierto y destructor, ahora. Los medios de comunicación se
alimentaban solamente de ese cáncer. Nada era importante, necesario; nadie
conocía la ética ni la moral; no había existido nunca en nuestra sociedad.
La traición, la felonía se convirtieron en valores en el
nuevo establishment. Estás conmigo, eres de los buenos. Los otros, los de allá.
-Correa- perteneces al pasado perdido y podrido
Encarcelar al Binomio, es dar circo romano a la plebe, placer
a la oligarquía; allanar los caminos que se andarán después. La designación de
su reemplazo nada importante, es; lo demuestra la sílfide que le tocó esa
suerte, maldición o desengaño. La derecha saborea ese manjar. Hoy se asumen como alguaciles del bien público. Un
par de mangantes –Villavicencio y Montúfar- se atribuyen el valor del hombre de
la triste figura Don Quijote de la Mancha, gendarmes perseguidores de Rafael
Correa. Argumentos y figuras con ribetes literarios, se vuelven realidad en
este cataclismo construido por un hombre que da lástima; inmovilizado en una
silla metálica con ruedas. De capacidades intelectuales similares, estacionadas
en un mueble, inmovilizadas para la creatividad, peor para el ejercicio del
poder político.
En una mega confabulación, la pléyade de traidores y oportunistas crearon, según ellos,
una obra maestra, su propio Frankenstein: La Consulta Popular. Una verdadera apoteosis
de la inteligencia y el patriotismo. Mañana serán devorados por aquella obra de
fina relojería política. Como ya están sintiendo los flagelos de su torpe traición.
Otra tarea en su macabro plan, está organizar un gavilla de
malandros y gamberros con funciones específicas: realizar el trabajo sucio con
refinadas destrezas de asaltantes de caminos. Plebeyos de bajos fondos, aunque
vivan en barrios exclusivos y despilfarren sus caudales robados a su paso por lo que administraron
públicamente. Darle el carácter de mafia de cualquier escuela siciliana,
neoyorkina, japonesa etc. Eso sí, debe tener largos brazos para enlazar los más
grandes y complejos proyectos. Políticos, económicos y financieros; como lo
sabe hacer el Banquero; o el Alcalde vitalicio de Guayaquil –Matraca-. Al fin y
al cabo, se han envejecido en esas prácticas.
En la línea del tiempo, también se debe tener presente, que
la congregación de políticos y gestores del nuevo Ecuador, son una manga de
traidores y delincuentes. El puñal lo cargan en el puño de la camisa. El
retorno de José Serrano desde la Presidencia de Asamblea a los círculos del infierno, de donde salió,
fue el resultado del juego de traidores; de una compleja estructura que no
saben a dónde dirigen sus intereses, a quien se someten, que lo que realizan
son actos y gestiones de poder mafioso. Recursos de poder para vengarse,
enriquecerse. En fin, nadie conoce aún, el camino que conduce al filo del
acantilado, por el cual nos precipitaremos, sin posibilidad al retorno.
La masa de cogobernantes que procuran su propio final feliz
para sus existencias, terminarán como los felones que van cayendo uno a uno. Podría
que sea en montón, cuando el pueblo se harte de delincuentes que nos
traicionaron. Que el fuego purificador sea luego el que nos devuelva el derecho
a la paz, la dignidad y a la esperanza de una vida, que la miremos.