03 abril 2019

ANATOMíA DE UN CANALLA


La honradez me hizo ser pobre,
La pobreza me hizo infame,
La infamia me hizo ser rico
Y la riqueza, honorable.
Canto popular.

Arq. Vicente Vargas Ludeña.
Se cree que ser traidor a la amistad y desagradecido a los favores, ya basta para ser canalla. La traición puede surgir de un enojo o una declarada maldad. Pero el canalla tiene un largo recorrido desde que traza su proyecto inicial. Una nueva vida. La primera cualidad del canalla es que nadie puede conocer que lo es. El canalla conocido deja de serlo, porque ya no es peligroso.
El canalla perfecto debe poseer: Memoria, Entendimiento y Voluntad. Memoria para apuntar sin desvíos, siempre a su norte; Entendimiento para conocer a sus semejantes, y Voluntad para no desmayar en su empresa.
Hasta envidiamos a los canallas, también los admiramos. El desprecio que hacen del honor, nos resulta un audaz gesto y grande, como todo lo audaz y magnificente se vuelve excelso. A su vez, su excelsa ruindad nos deja absortos.
El canalla ha existido desde los tiempos de la chispa del pedernal. Claro, el canalla de hoy, aunque lo rueden en una silla deberá ser poseedor de un apergaminado y sólido background.
Los defectos físicos son rémoras para abrir trochas por los espacios y tiempos que se propone forjar. Sin embargo en la época contemporánea han dejado de ser un obstáculo para una vida casi normal: ser inválido de movilidad lo superan con instrumentos de última generación automática, y hasta digital; los muy baldados son arrastrados por segundas personas. Más difícil de lograr altos rankings exitosos del canalla, lo es para un bizco. Sus potenciales víctimas, al retorcer constante de los ojos del canalla, entran en la sospecha, abandonando el trato y hasta huyendo. El bizco siempre será una buena persona.
Se requiere una aclaración, el canalla bordea los códigos penales, traza sus propios códigos para no entrar en la compleja red de la justicia, lo cual estropearía para siempre su carrera profesional. Pasa rosando a sus víctimas, las deja heridas en su profundo yo: honor y materialidad, luego se aleja. Incluso hay casos que, con los tiempos, sujetos, faltos de rigor, reconocen en el canalla un benefactor.
El canalla está por encima del pícaro, rufián o la villanía. El rufián o pícaro muere pobre y despreciado; el villano termina sus días de un balazo en la frente o en la cárcel. El perfecto canalla terminará sus días, si algo no falla, aureolado de popularidad, honradez y fama.
Nuestro protagonista de la canallería representante de ésta Republiqueta Amazónica: Don Lenin Alcanforado de los Cedrones y Amazonías. De ancestros contradictorios, padre libre pensador, madre con trazas de abolengo. Los canallas siempre fungen aristocracia y prosapia: largos nombres y complejos apellidos que se los otorgan sus dinastías.
Nuestro protagonista, es un personaje que abandonó las gibarías orientales para instalarse en la Capital, donde se encuentran todos los poderes más poderosos: La Capital política, Capital Arzobispal, exhibiendo todos los pecados Capitales en una selva poblada  de las más variopintas razas de depredadores: aves y felinos carroñeros; también especies que no matan para sobrevivir, a estas les llevan el plato a la mesa: regularmente son eximios canallas. En términos de supervivencia plebeya, también están: Los pungas, arranchadores, cuenteros, burócratas de baja estofa: rufianes; y una cohorte de canallas que exudan perfumes Channel en las antesalas de los Ministerios. Ésta es otra congregación de canallas, porque los que están apoltronados frente a sus escritorios también devienen, regularmente, de esa estirpe de canallas. 
EL perfecto canalla contemporáneo, pocas veces ha experimentado nuestra nación, en los trajines de este oficio tan humano como despreciable, que nuestro líder se trazó, desde su llegada a estas alturas geográficas y muy “guambra”, se propuso alcanzar las cumbres del Volcán y ahí, hincar sus pendones, posar, exhibir triunfos y ponderar sus éxitos.
Desde su juventud, Lenin Alcanforado, el sendero canalla lo clavó en su conciencia, a la que sistemáticamente fue adormeciendo para contrarrestar los escrúpulos. Hasta que logro eliminarlos para siempre: El honor, la dignidad, la honradez, los canjeó por pergaminos del perfecto canalla.
Ninguna profesión académica estaba en su agenda. El universo del poder político lo obnubiló para siempre. Vagó por tenderetes partidistas tras politicastros muy semejantes a él. Pero había una diferencia, nuestro canalla vivía la etapa del “muerto de hambre”. Algunos testimonios de personas y fotografías de la época lo evidencian. Probó el camino de la rebelión armada, sin portar jamás una pistola.
Las crisis políticas, económicas e institucionales de la nación de ese entonces, muy similares a la vigente lo obligaron al rediseño y perfeccionamiento de la ruta canallesca. El canalla se exhibe, requiere público que lo vea, admire, aplauda. A pesar de sus habilidades para enfrentar la realidad con falsedades, la velocidad de un plomo de una pistola se le adelantó, y lo desvertebró. Pero con su astucia de lince, al plomo lo convirtió en dorada cuchara.
Parecían truncarse los zigzagueantes  caminos de la canallada que esperaba lo lleven al éxito. Sobrevive con manuales de autoayuda y de reflexión, con otros mal tratados por la tragedia. Aquí pule un poco su rudimentaria estructura de pensamiento. Hoy, en el máximo esplendor de su carrera, no abandona su mediocridad discursiva y cognitiva.
Pero siempre encuentra aliados de su misma catadura hasta que un día se le presenta la suerte con todo su boato y sus luces. Frente al selecto Grupo Político que debía  tomar la decisión de elegir un compañero de fórmula electoral para la máxima representación política y administrativa de la Nación, que estaba en camino. Los sorprendidos anfitriones ante semejante cuadro lamentable de invalidez, de audacia de nuestro héroe para ser miembro de aquella enorme responsabilidad; postrado en una silla de ruedas, cosa pocas veces experimentadas. -El canalla es un excelente actor en la tragicómica vida de deshonras-; la bonhomía es el primer retrato que extiende el canalla; un personaje aparentemente franco sencillo, bonachón, cara de buena persona, casi inútil, jugando a canalla en el espectro social y político más elevado. La nomenclatura del Proyecto Electoral Presidencial, lo asume como candidato por ser electoralmente comercial. Cuan apocalíptica decisión de aquellos tiempos. A sus aliados, y más a la Nación, el PERFECTO CANALLA ASESTÓ LA MAS ARTERA PUÑALADA.
Hoy se conoce muy poco, algún detalle, de su gateo en su enigmática vida canallesca. Siempre remiso a cumplir sus compromisos económicos con los que entabla relaciones de trabajo. El canalla oculta siempre su pasado, son baldones que va dejando en el camino. Es, el presente, y sobre todo el futuro que alienta a los ingenuos a creerle y seguirlo.
Don Lenin Alcanforado y otros ducados, desde que montó y cabalgó sobre los lomos del corcel alado, Pegaso, ya no se bajó de su montura, con él vuela por las azuladas nubes del esplendor, del triunfo y las cada vez más encumbradas aristocracias. Aunque le importe un huevo la Patria, la noche la duerme como un bebé.  La ruta trazada por la canallería que era su prosapia debió aplicarla con todo rigor en el momento más crucial de la República, políticamente su candidatura a la Presidencia se volvió indispensable desde la tendencia que hasta ese momento gobernaba el País.
Entre las lecciones más recurrentes en el canalla, cuando han peregrinado hasta sus aposentos para pedirle más sacrificios por la República, son las muestras de una infinita humildad, arrecia su postura –juego del canalla- Le proponen su candidatura al máximo poder de la Nación. Sus solicitantes requieren dos horas para recibir su aceptación. Como lo ha hecho siempre, da muestras de bondad, bonhomía  y confianza. Don Lenin Alcanforado es la salvación de la Patria, una vez más.
Desde el solio que poco le importa, está buscando con su apergaminada familia un último lugar en la tierra donde terminar disfrutando sus glorias y sus triunfos, convirtiéndose, como todo canalla en ejemplo de honradez.
Lo dice y espera, que solo Europa y sus regiones monárquicas pueden ser lugares que lo merezcan.

Nota: Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Amén.

2 comentarios:

  1. Excelente descripción de la bazofia infiltrada que preside este país en soletas, desquiciado sin alma ya que le fue arrebatada por un tiro y por lo tanto tiene el desparpajo de renegar de su benefactor. Mi apreciado arquitecto sus letras afianzan mi criterio del usurpador del sillón de Carondelet.

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