Arq.
Vicente Vargas Ludeña
El Ecuador acaba de experimentar una nueva aventura electoral que busca
elegir a sus mandatarios: con discursos, ofertas y fanfarrias tradicionalmente
conocidas. Especial evento fue la elección Presidencial con poder para cuatro
años. Esta periódica rutina, permite el uso del relato ideológico:
derecha-izquierda, liberales-conservadores, comunistas-capitalistas y otras
monsergas en desuso; hasta ateos y creyentes. También nos induce a la dialéctica
clasificación social, producto de la “ETERNA LUCHA DE CLASES”: ricos contra
proletarios. Esta proposición termina deconstruyendo el modo de ubicar el universo
humano, para todas las prácticas sociales. En el ejercicio del poder político
no podía quedar al margen.
La visión universal derecha-izquierda se enfila al cementerio de las
ideologías liberales de la Revolución francesa; y comunista de la Revolución
Bolchevique. Estas visiones políticas contemporáneas se han vuelto portadoras
de un nihilismo patético. Efectivamente, la derecha de ayer, hoy es una quimera,
aunque se esfuerce por brillar en las calles o los templos. Son los ricos,
representantes y portadores de esos catecismos. Entonces, la clasificación
social es entre: ricos y pobres. El anti-igualitarismo es una ideología
conservadora y entra en desacuerdo con las nociones ideales y materiales de
igualdad del liberalismo y el socialismo. Entonces por conservadurismo
comprendemos una actitud anti-igualitaria, antirrevolucionaria y fundada en
armonía de clases cuyos valores más altos son el orden y la propiedad. He ahí
los prolegómenos del fascismo, nazismo y el antisemitismo rabioso, igualmente,
creador del sionismo.
Todo lo revisado nos conduce a la bestial marginación del extremismo
desigual de los pobres, marginados racialmente, espacial y educativa, entre
otros. En conclusión, los ricos rechazan a los pobres.
El momento actual que vivimos no hay espacio para todos. Los marginados son
eso: desclasados, repudiados, expulsados de los centros de tolerable bienestar.
Las experiencias electorales a nivel global, tienen casi el mismo
denominador: los pobres y sucedáneos, eligen, buscan, aplauden y votan
electoralmente por los ricos o sus caciques. Donald Trump es buscado por los
pobres, migrantes, sectas etc., en el juramento estuvieron presentes los
magnates más ricos de los EE. UU. En Brasil es un militar de limitadas
capacidades; Lula y Dilma repudiados. En Colombia la Consulta por la Paz, es
rechazada por las sectas religiosas, plagadas de pobres. Argentina elige un
mandatario que amenaza y cumple arrancharle el plato de comida a grupos
marginados. Perú vota a Pedro Castillo, el maestro, repudiado y encarcelado por
campesino y pobre.
Ecuador no constituye la excepción ideológico política. Este domingo 13
hemos elegido Presidente a un sujeto calificado por su gran prosapia empresarial,
es decir, un magnate del dinero y la riqueza. ¿Quiénes son los calificadores?
¿Qué aquel es la respuesta política saludable para el país? Fueron grupos
marginales, los pobres, etnias politizadas, y clase media en decadencia ¿Acaso
aquellos electores midieron el tamaño de esa inteligencia? ¿Su ética y otros
valores implícitos en un Presidente de la Republica, fueron resultados de su práctica
durante el año y más que gobernó?
El episodio húmedo de una mujer frente a su casa con un nivel apreciado de
agua; que, abrazada del cartón de su candidato, revolcándose en el charco; grafica
el personaje y su idea de lo político y sus sueños.
El ejercicio político administrativo del sujeto de marras durante el encargo
del poder del periodo transitorio, estuvo más cerca de una visión nazi-fascista
que de una pluralidad ideológica. Vivió satisfactoriamente el espectro del
poder y la riqueza que debía administrar en un babilónico aquelarre torpe y
maniqueo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario