Arq. Vicente Vargas Ludeña
No. La historia no se repite. El tiempo y el espacio tienen
sus propias leyes. La historia es la ciencia en lo que nada sucede dos veces. En
la Naturaleza y en la Sociedad todo se halla en estado de perenne movimiento y
cambio constante, siempre los fenómenos se renuevan, se desarrollan
incesantemente, y donde hay siempre algo que nace, crece, luego muere y caduca:
aquello es historia. La humana, es la que nos motiva en esta reflexión.
Aforismos populares abundan para explicar en lenguaje
coloquial, los avances y caídas de los pueblos en el mundo del poder y la
política: “El que no conoce la historia está condenado a repetir los fracasos”;
“tropezar dos veces en la misma piedra, es torpe necedad”. Son entre otros.
La singularidad geográfica y humana de nuestra región
latinoamericana es un fenómeno que se intenta explicar desde la historiografía,
y no, desde las contradicciones dialécticas que entrañan procesos del devenir antropológico.
Pocas tesis logran explicar el vértigo que imprime el crecimiento de las
necesidades humanas, satisfechas unas, insatisfechas la mayoría. Igualmente su
inefable organización social, económica y política. Indudable, resulta compleja
la tarea. Sin embargo pensadores de alto linaje intelectual, nos han dejado un
océano de acontecimientos, donde poder sumergirse, para aprehender hechos desde
tiempos pretéritos, lo cotidiano y hasta lo perceptible en el tiempo futuro.
Argentina y Ecuador eligieron el mismo camino ideológico-político;
después de una experiencia inédita en la década de este siglo, con gobiernos
relativamente independientes y soberanos. Mauricio Macri, pasa ya, los mil días
en la Presidencia. Se define decididamente como antagónico de su predecesora:
un verdadero NEOCON; sin rastros de peronismo en su visión y trajinar político;
como así, lo venían asumiendo la mayoría de la clase política predecesora; subsumidos
en una entelequia “Peronista”.
En Ecuador, se elige en la urnas a Lenin Moreno; sucesor
comprometido con la continuación del Proyecto político de su antecesor, Rafael
Correa. Ha cumplido en el cargo Presidencial 15 meses. La pequeña y gran
diferencia con Macri, es que este personaje, Moreno, en un muy estudiado y
planeado complot, traiciona a los electores, a sus compañeros de ruta y al
mismo Correa. En una similar, morbosa y repudiable conducta, a lo Lucio
Gutiérrez. Sin explicaciones de cuál es su ruta política en el ejercicio del
poder, se asume como un impostor. A veces “progresista moderno”, revisionista,
reaccionario; y un sinfín de afinidades políticas perversas y retrógradas. La
real: un verdadero canalla, traidor y cretino.
Argentina bordea los precipicios que fueron azotes del
pasado: pobreza del 40 %, hambre, inflación; depreciación del peso, superior al
120 %; crecimiento por debajo del cero; fuga inmisericorde de dólares a
Paraísos Fiscales; desempleo de dos dígitos; calificación de Riesgo País cerca
de los 800 puntos. Su peor tragedia y la del pueblo argentino: la postración incondicional
al FMI. Es de anotar que Macri no recibió un desastre de esas dimensiones. Más
bien, recibió un gobierno con algunas dificultades, como ellos mismos afirman
que podrían ser enmendados en el camino. Encontró la mesa servida, aunque sin
licores finos. Pero en los mil días, hasta hoy, destruyó lo que encontró; y su
proyecto neoliberal, si, lo ha realizado a cabalidad: demolición total de la
Nación Argentina. Es de anotar que Macri, no traicionó a sus electores y socios,
él advirtió por donde habría de conducir su gobierno. Aliado incondicional del
imperio; con políticas de renuncias soberanas en todos los órdenes, incluidas
las territoriales. No podía faltar, la inexcusable acusación al gobierno
anterior de su apocalíptico fracaso.
Existe una fatal coincidencia con el gobierno que el Ecuador eligió:
Lenin Moreno hace 455 días. Sobre la conducta atrabiliaria, farsante, traidora,
mediocre intelectualmente, sin pertenecer a las elites económicas se sumó a sus angustias y deseos frustrados durante
diez años del gobierno de Correa. Y volvió sobre los pasos cruentos del pasado,
pletóricos de desesperanza y sin rumbo. Repite con calco, el desastre
argentino. Solo que en menor escala por el tamaño del Estado ecuatoriano.
Moreno flexibilizó y tercerizó el poder. Los verdaderos perdedores
son, los que actualmente gobiernan: social cristianos, banqueros, Cámaras, el
FMI, y la entrega total de la soberanía, a las nuevas formas de dependencia
militar del imperio. Hasta la escoria lumpesca de los Bucaram y similares,
orbitan la estupidez y miseria sentada en Carondelet.
El colofón de esta tragi-comedia continental, es que aparece
un siniestro personaje ecuatoriano: Jaime Durán Barba, como mediador estratégico
en el marketing político. Asesor estelar de Mauricio Macri. También desempeñó
las mismas funciones en la campaña de Lenin Moreno. Pero, es de anotar, que en
el pasado fue consejero y estratega de los peores personajes de la política
nacional. Su último trofeo lo exhibió varias veces: el actual alcalde de Quito,
Mauricio Rodas; no creo que valga ningún comentario.
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