11 junio 2015

APOSTILLAS DE LA INDIFERENCIA AL ODIO


Arq. Vicente Vargas Ludeña                                                                         10-06-2015
El odio que las élites han instalado en el escenario político ecuatoriano en los ocho años del Gobierno del Presidente Rafael Correa, es superior al que se vivió en tiempos que Febres Cordero ejerció la práctica política. Este personaje encarnaba el papel de mayoral, capataz -o como quiera calificarlo- del poder económico. Y asumió el poder total; con acierto se  le otorgó el remoquete de “Dueño del País”. El odio adquirió dimensión patológica, persecutora de cualquier asomo de comunismo o comunista; la pasión personal estaba presente en lo público o privado: su resentimiento con su compadre, el militar Vargas Pazzos, llevó al país al filo del desastre militar y político.
Hoy los mismos grupos oligárquicos, aupados por las Agencias estadounidenses, están reverdeciendo aquellos sentimientos de odio y rencor que son fácilmente contagiados a los sectores medios y bajos de la sociedad.
Para catequizar sus pasiones, la derecha recurre a cualquier medio y cualquier agente: la prensa, la iglesia, la izquierda peregrina, los indo-mestizos, los neocon yanquis…; en consecuencia sus campañas son apabullantes en la crítica o descalificación de todo Proyecto, político, económico o social. Está descontado que el Gobierno permanentemente estará proponiendo reformas y cambios en el proceso de modernización del Estado, que se ha empeñado; consecuentemente, habrán eternas causas y justificaciones para que aparezcan a millares redentores de los pobres. ¡Y qué apóstoles! ¿Por qué será, que a los pobres siempre les salen misioneros que son más pobres? Porque moralmente: son miserables.
Las razones actuales que esgrimen el lumpen político del apocalíptico desastre que nos destruirá: son los Impuestos a la Herencia y a la Plusvalía. El manejo burdo, falaz y clasista que hacen con arrogancia para transfigurarse en el otro y supuestamente defenderlo, es  la simplificación de los pobres: “su terrenito”, “su casita”, “su negocito”, “sus cositas”; todo eso que les ha costado adquirir en largos años de su vida, será mañana “usurpado por el Señor Gobierno”. No mencionan jamás su verdadero mundo de poder patrimonial y económico: las Acciones, las Empresas, la Cuentas bancarias, las offshore aquí y allá, los Fideicomisos, los Holdings, las Mansiones, las Dinastías, los lavados de sus activos y narco dólares etc. Etc. Parangonando con las concentraciones religiosas, a estas las componen solo la masa, la gleba, la chusma, por eso  buscan a “diosito”, a la “virgencita”, al “santito”; jamás se nota la presencia de una distinguida dama, o, de un apuesto caballero. Ellos tienen otras vías directas para comunicarse con dios y llegar a él.
El mensaje cargado de repulsión, aversión provocan disgusto e incertidumbre son los elementos subyacentes del miedo, lo que vuelve al sujeto juguete del perverso y de la perversidad. La salida de este inframundo es el odio.
Las oligarquías cuando pretenden hacer prevalecer sus modelos de Estado, de sociedad, economía; siempre remiten su imaginario a EE. UU., o, a Europa. Pero no especifican porqué, son sus ejemplos. Está claro que jamás los estudiaron, ni los comprendieron; además el Norte imponía sus políticas para conservar sus intereses, y  a estos les gusta someterse. Pero estos burguesitos han tenido antepasados o ellos mismos vivieron, o tienen patrimonios en esas geografías. Por eso, ese apego irrefrenable al esplendor del American way of life. Resulta inexplicable que no conozcan las estrategias y políticas, de como esas naciones llegaron a tal nivel de desarrollo y bienestar. El New Deal (nuevo trato) diseñado en la peor crisis económica y social de los EE. UU., fue el inicio del arranque hacia un nuevo horizonte de progreso de esa nación. Hasta que el neoliberalismo de F. von Hayek y Milton Friedman, se tragaran el Estado de Bienestar; y pasaran a la otra etapa del “sálvese quien pueda”. Lo mismo puede decirse de Suecia, Japón y Europa que viven al borde del cataclismo capitalista.
El merito del Gobierno actual es la cosmovisión del fenómeno global de la sociedad ecuatoriana imbricada en el contexto global. Rescatar el papel del Estado regulador y promotor del bienestar del pueblo. En consecuencia dejar lejos el vergonzoso pasado y acercarnos al primer mundo es una utopía,  de la que Eduardo Galeano nos enseñaba: que sirve para caminar; y que si la merecemos.

La inquina que los políticos lumpen imprimen a todo acto de gestión del gobierno, son una grosera burla a la inteligencia de la gente.

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