02 febrero 2018

LENÍN ABRIÓ LAS PUERTAS DEL INFIERNO


Arq. Vicente Vargas Ludeña
Te llamaré por tu nombre sin ningún protocolo: Lenin Moreno Garcés, oficiante de mandatario de la República. El puesto que tu silla metálica ocupa en la casa matriz del estado, te lo otorgamos como un pueblo al que le habían renacido las esperanzas en los últimos tiempos. Diez años de ansioso horizonte por donde  caminar, con la intrínseca contradicción dialéctica de “la lucha de clases”. Llegaste a nuestro llamado colectivo de cambio constructivo; gigantescas tareas por levantar, de una vez, una gran Patria; un proyecto hacia adelante, al futuro, para nuestras generaciones que vienen atrás. A cambio de nuestros postergados deseos y esperanzas, abriste las puertas del infierno. Todos nos preguntamos perplejos ¿Qué sucedió?
 Yo siempre creí que no tenías fibra, capacidad ni talento de “líder”. Alguien, alguna vez –en Santa Lucía en el primer lanzamiento de la candidatura del Binomio Correa-Moreno- me dijo: “pobrecito es inválido, pero parece un hombre bueno”. Había heredado un bagaje, un acervo de una década que con un mínimo de talento e inteligencia- se puede asimilar y comprender lo que es un Estado, su estructura política y cómo gestionarlo con ética e inteligencia. Ya habías saboreado las mieles del stablishment político, en la próspera, civilizada y refinada Suiza con toda tu parentela prolongados meses, con los dineros del erario nacional. ¿Qué más se puede desear?
 Pero no. No habían existido esas mínimas cualidades para ocupar con honor, dignidad y fidelidad el espacio con tu silla metálica: el MÁXIMO PODER de una Nación. Y más bien, empezaste aplicando con perversidad, tus traumas genéticos y otros adquiridos: traicionando a tus compañeros, descalificando, renegando de las batallas que se libraron en los diez años bajo un firme liderazgo de Rafael Correa, que también compartiste en los quehaceres del poder. Los múltiples errores, que los hubo, los sobredimensionaste y hasta los teatralizaste; con mímicas de bufón y lenguaje de arriero.
Abiertas las puertas del averno, sacaste tus propios demonios para dañar, zaherir y hasta atentar la vida con los que  compartieron contigo, por mucho tiempo la mesa del manjar y del vino. Hipócritamente extendiste la mano, no para acercar las ideas y los ideales, sino para compactar y conchabar con los rufianes de la política, la pandilla que te realicen el trabajo sucio en el desarraigo de la memoria colectiva: el ícono, que se convirtió Rafael Correa. El máximo galardón que –parece es una propiedad de tus genes- es merecedor por toda tu vida: la del INSIGNE TRAIDOR. El infierno está lleno de ellos. Seguro, que si te ponen a elegir: el plácido y fresco cielo, por el ardiente infierno; preferirás el segundo: ahí hay empatía, filing, encontrarás  al instante y reconocerás a todos tus coidearios felones.
Soltar la jauría de carroñeros de especies diferentes de sus represados tugurios: bucaramatos, emepedistas, mestizos indianizados, mercenarios, lumpen a la carta; en el bajo mundo. Banqueros, mercaderes, agiotistas en la otra clase, que financian sin recato el fin de Rafael Correa en la política. Tú, Moreno, en tus entrañas anhelabas cumplir ese ansiado propósito. No se queda fuera la cohorte de traidores, la burocracia, oligarquía que se venden por mendrugos, acompañarte en esa piadosa misión.
Sentarse frente al televisor es repulsivo porque las especies de jaurías arriba descritas desbarran contra la corrupción, la tragedia, la década perdida, la homosexualidad, los violadores, la pobreza económica, las drogas… y un infinito poder de muerte que nos espera. Pronosticado por lo más abyecto y amoral de la política ecuatoriana. Cada semana que funges de mandatario ahondas el apocalipsis, con el uso de una sintaxis y una semántica elemental, peregrina y cantinflesca. Los que encabezan esas bandas de delincuentes, -que se dicen políticos- en las pandillas lo respetan y escuchan, por eso blasfeman, gesticulan, amenazan; se transforman y adquieren la faz de las hienas con hambre. Ellos con su poder que tú les delegas, ofrecen llenar las cárceles de ladrones y actores de todos los delitos imaginarios  que el mundo está matizado.
Ofende a la inteligencia, primero. Luego la sensibilidad, las buenas costumbres, la moral ciudadana, a la juventud que sueña un mundo feliz. Todo aquello se desarrolla en una mezcla macabra entre lo bueno y lo malo; entre lo feo y lo bello; entre la estupidez y la racionalidad. Porque los panegiristas del bien, sus vidas pasadas y presentes están lastradas por la vileza, la avilantez, la indecencia, la inmoralidad y la más variopinta procacidad. Ese es el carnaval de taberna que has montado con los contertulios que iniciaste el diálogo. Y que tus taras morales, patológicas, alimentan el odio, la postergada venganza construyen la pira donde nos inmolaremos todos ¿Tan profundas y venales son tus íntimas emociones negativas contra los demás? ¿Ese cuerpo postrado que muestras, exige tanta revancha para que tu conciencia logre un minuto de serenidad?
Tu administración en el gobierno es una caricatura de un Estado que busca si cesar salir del subdesarrollo, la pobreza y abolir el delito y al delincuente. Tu conducta díscola no edificará lo que la sociedad requiere. Tus mitomanías a fuerza de dramatizaciones buscas convertirlas en verdades: que la “cámara escondida”; que te robaron las magnas ideas “Toda una vida”… Y así, hasta el infinito de tus marrullerías grotescas.
Te advierto, no llegarás lejos, el infierno que calientas terminará CALCINANDO LO QUE TE SOBRA. NO TIENES LIDERAZGO; ERES HUÉRFANO DE INTELIGENCIA NECESARIA PARA SOMETER A LA BESTIA QUE ALIMENTAS; ESTAS RODEADO DE MALANDROS, TRAIDORES Y FELONES. NO DEJARÁS DE SER MEDIO HOMBRE FISICAMENTE QUE DESPIERTA COMPASIÓN Y CONMOCIÓN Y HASTA CONMISERACIÓN, CON UNA EXTRAÑA DOSIS DE ENVIDIA POR HABER LLEGADO HASTA DONDE TU SILLA METÁLICA SE ASIENTA.
SI LOGRAS DESPERTARTE, Y LOS TUYOS ACEPTAN DE DONDE VIENEN, TE SUGIERO QUE REGRESES. LOS CINCO MINUTOS DE GLORIA QUE LOS HOMBRES BUSCAN A CUALQUIER COSTO, YA LOS DISFRUTASTE. FIJATE EN LA FOTO DONDE APARECES CON TU GALLADA QUE BUSCA UN ESCRITORIO EN LA BUROCRACIA. UN INCIERTO DESTINO DIBUJA EL ROSTRO CON CRUDO REALISMO: SIMPLES MUERTOS DE HAMBRE.

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