29 enero 2018

TERRORISMO DE ESTADO


Arq. Vicente Vargas Ludeña
El Cuántico  no tiene límites. Confirma el síndrome del baldado físicamente: lleno de resentimientos, bajas pasiones, envidia y odio hacia los otros. Su íntima misión, destruir a Rafael Correa. Comparte las mismas emociones y sentimientos de los “odiadores genéticos” pequeños burgueses. Para que desde el exterior, lo regresen a ver; monta una fechoría, propia de un Narco Estado. Colombia poseedor de esas cualidades, son el pan del día.
Estallar un carro bomba en portal de un edificio abandonado o en construcción; y atribuirles a los narcotraficantes es una grosera y estúpida –como todo lo que hasta aquí ha demostrado- estrategia, para advertir del miedo que dejó la “década perdida”, en la sociedad ecuatoriana. Pronto tendremos agentes de la DEA, ayuda de los expertos colombianos y una Base militar para protegernos.
El Ecuador no tiene sedes de carteles de la droga. Tiene PEONES. Estos son: los obreros de una parte de la industria y transporte de la droga. Hasta ahí, su engranaje. El sistema financiero y las masas de dinero que produce el negocio se ventila en la Grandes Torres de la Capitales mundiales, de la más brillante arquitectura tech: y en los lobbies de los centros de poder político.
Si, con estos petardos, el Cuántico sueña afirmar su autoridad, atemorizar a la población, cambiar el curso de la Consulta. Es que se confirma, lo que ya la ciudadanía se percató: que su estructura psicosomática están en un indetenible deterioro.

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