17 abril 2018

DESDE LA CONMISERACIÓN


Arq. Vicente Vargas Ludeña
Nada agradable resulta percibir, hablar, sentir; peor aún vivir la condición humana desde las más bajas abyecciones. En el submundo moral es cotidiano, y aunque a veces ofenda la sensibilidad de las personas tiene el carácter de permanente en la sociedad, la cual se vuelve inmune, impermeable a la degradación del ser.
Pero cuando esa condición humana de bajos instintos, de vida canallesca viene desde los poderes sean estos cualquiera, pero más totalizador, si lo es desde lo político, porque conmueve desde los cimientos a la sociedad,  oscurece el horizonte, trunca las esperanzas, contagia el desdén a la virtud, al orden; la cultura y la honradez son valores de los tontos.
Ya casi un año que el poder gubernamental cayó en manos de un enigma. Un personaje de las mil caras, con una cohorte del mismo talante. Venidos todos de una gestión política polémica, pero no insustancial ni indiferente. Valorada dentro y fuera del País. Condición y factor de su elección ganadora en las urnas para gobernar un periodo de cuatro años.
El teatro enmascara la realidad con categorías que el espectador llega a confundir con facilidad las contradicciones de la cotidianidad: la noche con el día; al bueno y al malo; la riqueza y la pobreza y más. El protagonista de la obra abandona su “yo” con plenitud, y se apodera del trágico drama existencial que el papel le asigna en las tablas. La vida real que a veces nos toca vivir nos enfrenta con fenómenos de despreciables tragedias o desdichas. Lenin Moreno es el resultado de ese juego de la vida y del  político que un día los actores, en una decisión trascendental, lo ubicaron en el ajedrezado tablero como ficha de alto valor.
Frente a la incertidumbre de un triunfo, los pensadores tanque que estaban detrás del proyecto político, ya habían designado a Rafael Correa como cabeza de la papeleta electoral. Se requería completar la fórmula con efectos de impacto mercadotécnico. El mundo indígena no era confiable después del intento con el Doctor Macas. Apareció en la mente de uno de los conmilitones, una figura estrafalaria. Se parte de una lógica de alto impacto, en un medio de personas  casi uniformes, como lo es la población en general. Podría ser una innovación. El sujeto ideal que buscaban, estaba en el álbum de Gustavo Larrea. Tenía del ideal: lleno de arribistas, oportunistas, tránsfugas de un gobierno a otro sin distingos –el actual Contralor, es de esos ases con el cual completas un póker-. De ahí sale esa figura estrafalaria que el mercado electoral podría consumir: “Lenin Moreno Garcés”. Esta figura de la foto y sus aliados rielan por todos los vericuetos del poder político en todos los gobiernos. Buscaban una ventanilla o un escritorio en el abultado estómago burocrático del Estado. Nada más.
La tragedia que un día vivió Lenin Moreno, por el mérito de un plomo que le atravesó la columna, hoy llegaba la recompensa. En el lobby político electoral mucho tienen que ver factores serios y esenciales. Otras, aquello nada es importante y trascendente. Pero es incuestionable que una persona disminuida físicamente promueve emociones y sentimientos encontrados. Pueden ir y venir esas sensaciones desde la conmiseración, hasta la condena. Además, muchos con limitaciones físicas suelen despreciar con desdén al entorno, en una fallida búsqueda de retaliación por su tragedia. No sentirse como los demás. Esa compleja parafernalia de lo público y lo privado, del pasado y el presente; transmitía Lenin Moreno desde su postración en una silla de ruedas. Todo aquello se estructuraba en una semiótica de difícil decodificación; para un público políticamente pacato.
El sistema sintáctico semántico que había construido el personajillo desde su teatrillo, conducía –en un País de pobreza generalizada- a la conmiseración, al  lamento. A la esperanza y también al optimismo –“pobrecito”, “parece u buen hombre”-. Para contrarrestar esas compasiones, rebozaba serenidad, optimismo, recato, bondad, solidario. Más aún cuando se convirtió en el mismo Jesús levantando Lazaros de sus postraciones. La madre Teresa de Calcuta era su par; a pesar que, igualmente, tuvo algunos affaires cuando se marchó de este mundo. El hombre de la conmiseración repite un discurso que tiene el timbre de sus sesiones en los cenáculos que tratan sus propias vivencias dramáticas que les ha tocado sentirlas y vivirlas para siempre; narrativas de auto estima, de superación y búsqueda del éxito. Porque el éxito es el mejor de los éxitos. Ese es el bagaje, el acervo que trae en su carpeta para completar la fórmula electoral.
Lo que viene después, cuando está en la máxima magistratura: él y su combo resultan la peor expresión de la ética y la moral. La conmiseración tiene doble vía: su limitada capacidad física –podemos agregar- la intelectual; y la carencia de ninguna virtud para ejercer la dignidad que significa la Presidencia de República. El carácter traidor y felón es intransferible en la vida de Moreno. Es patológico su odio al pasado, aunque este le haya dado alguna satisfacción –diez años de disfrute de los placeres del poder no es rutina global, sino de pocos en este mundo. Y él desde las catacumbas de sus patologías y complejos que los vivió; acumuló como las termitas promontorios como su hábitat, mezclando restos de madera del bosque y sus propias babas. Así Lenin Moreno, en secreto y en silencio acumuló: odios y venganzas. Construyendo obras teatrales que  en su desdichada etapa de hombre baldado disfrutaba en su intimidad una doble vida para castigar a un País y “a los que les había cogido odio” que no hicieron otra cosa que elegirlo; porque la conmiseración, se volvió esperanza. Pero para el no. La destrucción del otro, de los otros está su placer y su finalidad. Lenin Moreno es la personificación de un medio hombre: físico y mental. Debe tener una precaria salud, de la moral ya hablamos. Sospecho como fatalidad, que su sino en este perro mundo está a la vuelta de la esquina. Lenin,no sacrifiques a este pueblo, que tú mismo lo has reconocido: está compuesto de personas buenas y pacíficas.
El País debe reflexionar, que con un individuo de ese talante solo nos espera el caos, la anarquía, la inseguridad, la perplejidad –que ya la estamos palpando-. La fatal oportunidad de la derecha de retomar el poder perdido hace diez años. Moreno se inscribe en la lista de oro de: Gutiérrez, Palacio, Bucaram, Alarcón, Noboa; esperpentos que deben estar en los basureros.
 LENIN MORENO RINDE UN POSTRER HOMENAJE A LO QUE INTERPRETAS POR PATRIA: RENUNCIA.

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