Arq. Vicente Vargas Ludeña
Nada agradable resulta percibir, hablar, sentir; peor aún
vivir la condición humana desde las más bajas abyecciones. En el submundo moral
es cotidiano, y aunque a veces ofenda la sensibilidad de las personas tiene el
carácter de permanente en la sociedad, la cual se vuelve inmune, impermeable a
la degradación del ser.
Pero cuando esa condición humana de bajos instintos, de vida
canallesca viene desde los poderes sean estos cualquiera, pero más totalizador,
si lo es desde lo político, porque conmueve desde los cimientos a la sociedad, oscurece el horizonte, trunca las esperanzas,
contagia el desdén a la virtud, al orden; la cultura y la honradez son valores
de los tontos.
Ya casi un año que el poder gubernamental cayó en manos de un
enigma. Un personaje de las mil caras, con una cohorte del mismo talante.
Venidos todos de una gestión política polémica, pero no insustancial ni indiferente.
Valorada dentro y fuera del País. Condición y factor de su elección ganadora en
las urnas para gobernar un periodo de cuatro años.
El teatro enmascara la realidad con categorías que el
espectador llega a confundir con facilidad las contradicciones de la
cotidianidad: la noche con el día; al bueno y al malo; la riqueza y la pobreza
y más. El protagonista de la obra abandona su “yo” con plenitud, y se apodera
del trágico drama existencial que el papel le asigna en las tablas. La vida
real que a veces nos toca vivir nos enfrenta con fenómenos de despreciables
tragedias o desdichas. Lenin Moreno es el resultado de ese juego de la vida y
del político que un día los actores, en
una decisión trascendental, lo ubicaron en el ajedrezado tablero como ficha de
alto valor.
Frente a la incertidumbre de un triunfo, los pensadores
tanque que estaban detrás del proyecto político, ya habían designado a Rafael
Correa como cabeza de la papeleta electoral. Se requería completar la fórmula
con efectos de impacto mercadotécnico. El mundo indígena no era confiable
después del intento con el Doctor Macas. Apareció en la mente de uno de los
conmilitones, una figura estrafalaria. Se parte de una lógica de alto impacto,
en un medio de personas casi uniformes,
como lo es la población en general. Podría ser una innovación. El sujeto ideal
que buscaban, estaba en el álbum de Gustavo Larrea. Tenía del ideal: lleno de
arribistas, oportunistas, tránsfugas de un gobierno a otro sin distingos –el
actual Contralor, es de esos ases con el cual completas un póker-. De ahí sale
esa figura estrafalaria que el mercado electoral podría consumir: “Lenin Moreno
Garcés”. Esta figura de la foto y sus aliados rielan por todos los vericuetos
del poder político en todos los gobiernos. Buscaban una ventanilla o un
escritorio en el abultado estómago burocrático del Estado. Nada más.
La tragedia que un día vivió Lenin Moreno, por el mérito de
un plomo que le atravesó la columna, hoy llegaba la recompensa. En el lobby
político electoral mucho tienen que ver factores serios y esenciales. Otras,
aquello nada es importante y trascendente. Pero es incuestionable que una
persona disminuida físicamente promueve emociones y sentimientos encontrados.
Pueden ir y venir esas sensaciones desde la conmiseración, hasta la condena. Además, muchos con
limitaciones físicas suelen despreciar con desdén al entorno, en una fallida
búsqueda de retaliación por su tragedia. No sentirse como los demás. Esa
compleja parafernalia de lo público y lo privado, del pasado y el presente; transmitía
Lenin Moreno desde su postración en una silla de ruedas. Todo aquello se
estructuraba en una semiótica de difícil decodificación; para un público políticamente
pacato.
El
sistema sintáctico semántico que había construido el personajillo desde su
teatrillo, conducía –en un País de pobreza generalizada- a la conmiseración, al
lamento. A la esperanza y también al optimismo –“pobrecito”, “parece u
buen hombre”-. Para contrarrestar esas compasiones, rebozaba serenidad,
optimismo, recato, bondad, solidario. Más aún cuando se convirtió en el mismo
Jesús levantando Lazaros de sus postraciones. La madre Teresa de Calcuta era su
par; a pesar que, igualmente, tuvo algunos affaires cuando se marchó de este
mundo. El hombre de la conmiseración repite un discurso que tiene el timbre de
sus sesiones en los cenáculos que tratan sus propias vivencias dramáticas que
les ha tocado sentirlas y vivirlas para siempre; narrativas de auto estima, de
superación y búsqueda del éxito. Porque el éxito es el mejor de los éxitos. Ese
es el bagaje, el acervo que trae en su carpeta para completar la fórmula
electoral.
Lo
que viene después, cuando está en la máxima magistratura: él y su combo
resultan la peor expresión de la ética y la moral. La conmiseración tiene doble
vía: su limitada capacidad física –podemos agregar- la intelectual; y la
carencia de ninguna virtud para ejercer la dignidad que significa la
Presidencia de República. El carácter traidor y felón es intransferible en la
vida de Moreno. Es patológico su odio al pasado, aunque este le haya dado
alguna satisfacción –diez años de disfrute de los placeres del poder no es
rutina global, sino de pocos en este mundo. Y él desde las catacumbas de sus
patologías y complejos que los vivió; acumuló como las termitas promontorios como
su hábitat, mezclando restos de madera del bosque y sus propias babas. Así Lenin
Moreno, en secreto y en silencio acumuló: odios y venganzas. Construyendo obras
teatrales que en su desdichada etapa de
hombre baldado disfrutaba en su intimidad una doble vida para castigar a un
País y “a los que les había cogido odio” que no hicieron otra cosa que
elegirlo; porque la conmiseración, se volvió esperanza. Pero para el no. La destrucción
del otro, de los otros está su placer y su finalidad. Lenin Moreno es la personificación
de un medio hombre: físico y mental. Debe tener una precaria salud, de la moral
ya hablamos. Sospecho como fatalidad, que su sino en este perro mundo está a la
vuelta de la esquina. Lenin,no sacrifiques a este pueblo, que tú mismo lo has
reconocido: está compuesto de personas buenas y pacíficas.
El
País debe reflexionar, que con un individuo de ese talante solo nos espera el
caos, la anarquía, la inseguridad, la perplejidad –que ya la estamos palpando-.
La fatal oportunidad de la derecha de retomar el poder perdido hace diez años.
Moreno se inscribe en la lista de oro de: Gutiérrez, Palacio, Bucaram, Alarcón,
Noboa; esperpentos que deben estar en los basureros.
LENIN MORENO RINDE UN POSTRER HOMENAJE A LO
QUE INTERPRETAS POR PATRIA: RENUNCIA.
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