09 febrero 2019

¡VENEZUELA…VIETNAM, SIRIA, LIBIA…!


Arq. Vicente Vargas Ludeña.
Venezuela es una amenaza “inusual y extraordinaria” a la seguridad nacional y a la política exterior de los Estados Unidos; era la orden ejecutiva firmada por el Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama… Encubriendo una hipócrita declaración de guerra del Imperio contra Venezuela.
 Cuando en la mesa se depositan todas las opciones para castigar a la Nación subversiva o indómita elegida, la guerra es la última opción. Porque su recorrido y senderos cubrirán de sangre, destrucción y muerte donde se lleve a cabo. En la postmodernidad nadie queda excluido de las acciones y efectos de la guerra, tampoco el espectador frente a cualquier dispositivo inteligente.
Los verdaderos poderes del Imperio y su figura títere en el gobierno han recurrido a todas las formas y métodos de presión y chantaje, ya aplicados, con relativo éxito en otras partes del mundo, pero en Venezuela no hay resultados palpables todavía. La parafernalia diplomática y política global no ha funcionado. Tampoco los Organismos Multilaterales han dado el fruto deseado al Imperio. Aisladamente gobiernos y élites sumisas y subalternas, abdicando su soberanía, han seguido como sabuesos olfateando el camino trazado para sumarse contra la Nación Sur Americana, Venezuela.
Donald Trump en su mensaje al Parlamento a la Nación eludió el tratamiento militar contra Venezuela; en treinta segundos expuso de todo y de nada sobre esa Nación. Sencillo, nadie le aprueba el presupuesto y construcción del Muro Fronterizo. Levantar el muro para el mercader de la Casa Blanca es anticiparse a lo que sucederá si declara un estado de guerra contra Venezuela; acciones bélicas que se extenderían hasta límites inimaginables en el Continente. No habrá ejércitos, pared o farallones que  detengan a los refugiados huyendo de los infiernos que las armas del imperio van dejando destrucción, muerte y desesperanza en busca de la democracia, que, por último, jamás la encuentran. Solo queda “LA SOLUCION FINAL” para esa masa humana al pie de la frontera. Campos de concentración, cámaras de exterminio y fusilamientos. –Sin salir a buscarlo, regresó HITLER-. La explosión de refugiados sería incontenible, incomparable con las peregrinaciones hacia el norte y sur del Hemisferio que se dan hoy; viviendo la región tiempos de paz. La Europa contemporánea es un ejemplo de esa incontenible, dramática, y trágica expulsión de africanos, árabes y musulmanes de sus orígenes. A guisa de recuerdos fatales en las diásporas árabes hacia  Europa en la agredida Siria, recurro a la memoria triste e insondable de aquel hermoso niño, muerto y expulsado por las olas a la orilla del mar.
Eduardo Galeano dice:
“Las guerras mienten. Ninguna guerra tiene la honestidad de confesar: yo mato para robar. Las guerras siempre invocan nobles motivos: matan en nombre de la paz, en nombre de la civilización, en nombre del progreso, en nombre de la democracia y, por las dudas, si tanta mentira no alcanzara, ahí están los medios de comunicación dispuestos a inventar enemigos imaginarios para justificar la conversión del mundo en un gran manicomio y un inmenso matadero”.

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