19 octubre 2015

REALIDADES CANALLAS


Arq. Vicente Vargas Ludeña
No es la conciencia del ser lo que determina su existencia, es el ser social el que determina su conciencia. Es, este axioma de la dialéctica que ha permitido desbancar el ideal platónico reconstruido y recocido por las religiones monoteístas: judaísmo, islamismo y cristianismo. Asignándole al humano la dignidad y soberanía necesaria para armar su realidad existencial.

Sin embargo, la construcción plena de la conciencia social no es un camino sencillo de recorrer en el complejo tejido de cualquier sociedad. La realidad se presenta a los individuos de múltiples formas y circunstancias. La religión, por ejemplo, es una concepción ingenua y falsa del mundo. En el proceso cognoscitivo de la realidad que rodea al ser, está la noción, como la unidad más simple y sencilla en la escala de la interpretación y comprensión del mundo. La idea elemental de ese microcosmos se convierte en ideología, la misma que, luego, pasa a ocupar un puesto privilegiado en la conciencia individual y social; convirtiéndose en la norma interpretativa de la realidad.

La sociedad en su conjunto no discrimina, entre conciencia social e ideología dominante con facilidad; ese fenómeno es objeto de largos y complejos procesos de aprendizaje. Son las estructuras del poder, las que se encargan de construir, desde el sistema dominante, los aparatos ideológicos, que deberán ser reproducidos y reconstituidos históricamente. La cosecha del arroz, su comercialización y consumo, no es posible, si no se repite el ciclo reproductivo: el suelo, la semilla, el agua, la cosecha… y demás pasos a la reproducción infinita; caso contrario esa gramínea se extinguiría. Los aparatos ideológicos del sistema, son los muros de contención de las masas, y nutrientes, a la vez, que alimentan al sistema político, económico y social. Es decir al poder total. Los aparatos ideológicos del sistema son múltiples, en cualquier sociedad. En el pasado eran disímiles, en la globalización se uniformizan por las nuevas tecnologías de la comunicación y la información. El consumismo, como modelo ideológico global, por ejemplo.

En el capitalismo, todos los aparatos ideológicos funcionan al unísono, en concierto. Adquieren cierta autonomía por su diferenciación funcional en el contexto de la sociedad, pero todos apuntan a fortalecer y reproducir el sistema. El mercantilismo, forma económica que convierte la mercancía en fetiche, erige al consumo en una estructura ideológica. El misterio y miedo abrasador de la muerte, y el negro infinito del más allá, consagra la aventura mítica de los dioses en ideología a la religión. La mujer en la sociedad, en el pasado y presente,  ha jugado y juega el papel que los procesos en el seno de las formas de producción le asignaron desde la niñez; la prepararon para madre y esposa, con las muñecas y los juguetes domésticos, y por supuesto con una buena dosis de coquetería; mas tarde la convierte modelo y símbolo sexual. Así, podríamos ir encontrando, como la realidad de un mundo aparente se va convirtiendo en ideología. Estructura inmaterial indispensable, para que funcione el sistema dominante la sociedad y los individuos.

Existen marcadamente dos realidades en el mundo perceptual de los ciudadanos. Son como en la dinámica de fuerzas: dos potencias de diferentes magnitudes, dan como resultado una tercera. La realidad, que el sistema a través de sus aparatos ideológicos -religión y medios entre los mas descollantes y eficaces para lograr la alienación necesaria- nos somete, lleva en sus entrañas diversidad de realidades; desde el realismo mágico garciamarquiano propiedad de nuestras impías realidades latinoamericanas; pasando por el surrealismo, en el cual, el inconsciente es la región del intelecto donde el ser humano no objetiva la realidad sino que forma un todo con ella; realidad, que más que ello: es un sueño. Hasta el hiperrealismo descarnado y amarillista, con crónicas e imágenes que ofenden a la más insensible de las  conciencias; páginas y pantallas amarillas, llenas de sangre y semen. La religión nos embauca y atrapa en el miedo con el Apocalipsis bíblico, y la maldita prensa nos narra y dibuja una País en el que no vivimos, porque niega toda realidad esperanzadora, traza una sociedad que se consume y desgarra en nuestra presencia. Nada, ni nadie acierta, tampoco comprende el camino que hemos elegido, peor, a soñar una Patria para todos. Según los aparatos ideológicos del sistema que nos abruman, estamos desfilando como corderos por las rejillas de las alcantarillas rumbo al inframundo de los excrementos. Mundo del que somos muy merecedores, por aceptar sin sus mediaciones el futuro que nos otorga el nuevo destino político. Abrir las páginas de los periódicos, ver la televisión, o acercarse a otros medios el ciudadano se encuentra que el supremo hacedor, se marchó de vacaciones, o este coto, no es de su pertenencia, porque el  caos se apoderó de esta Patria desolada. A esto debe sumarse la fuerza demoledora de los grandes medios globales: la creación y combate de un enemigo que lo intentan compartir con todo el planeta: el terrorismo. “Monstruo mítico”, contra quien se debe luchar sin discriminación, el lucifer que reemplazó al comunismo del siglo pasado.

Así mismo, hay, la cotidiana realidad de los seres que bregan sin cesar en la lucha de sus existencias, que lleva y trae, angustias, desdichas, alegrías, horizontes plenos para el encuentro con la felicidad. Es la vida real, verdadera, que se desarrolla ajena al mundo de infamia que narran o dibujan los poderes fácticos. Pero, tampoco esa vida objetiva y real, es la que podemos y debemos escribirla, porque no quedará registrada en la historia.

 Existe una tercera realidad, que es el resultado de la ficción tramposa creada por los aparatos ideológicos del sistema y la vida rutinaria de los ciudadanos, diseñada por los grandes y sagrados poderes y es la que se grabará en la memoria colectiva. Como dice, Vargas Llosa: “la verdad de las mentiras”, concepto válido en literatura, pero aplicable al mundo mediático. Verdades que jamás se conocerán, verdades trucadas y truncadas, mediatizadas, orientadas al beneficio de los grandes intereses, principalmente económicos. Finalmente, estamos condenados a consumir realidades canallas, con las que será imposible construir una sociedad con justicia, equitativa, propositiva y moral.

El último episodio en la agresión imperial a Libia, nos demuestra fehacientemente, el realismo que debemos consumir y aceptarlo, como hechos consumados. Los aparatos ideológicos deben aportar con sus recursos técnicos, estéticos, teatratales en la representación de lo que esta sucediendo, y luego de lo que vendrá. En un plató de televisión se monta el decorado, simulando la estructura militar del enemigo que deberá ser tomada por asalto en la batalla; así mismo se busca actores y extras para dramatizar la perversidad del enemigo e infundir el odio necesario en el receptor, para justificar la invasión. El imperio a través de la OTAN, vendió la realidad más canalla que se pueda oír, la defensa de los rebeldes que buscaban la cabeza de Muamar el Gadafi. Mientras garrapateo estas líneas, la nueva sede del imperio: París, y su nuevo Emperador Sarkozy, está trazando nuevas líneas geoestratégicas militares en el globo. Siria e Irán serán los nuevos objetivos de la agresión, lo cual indica el inicio de una gran conflagración mundial, con su consecuente reparto del planeta. En tiempos no muy lejanos, los colegios de educación media, deberán aprender una nueva geografía física y política. Si en el pasado, era incomprensible la actitud demencial de Hítler, ahora, nos será más fácil comprenderlo.

Apostillas. Los apologistas, sustentadores y padrinos de los aparatos ideológicos y represivos del sistema, que han delinquido en el Ecuador se han refugiado en  los santuarios de Centro y Norte América; han huido de la forma más vergonzosa y cobarde. Todos infundieron pavor y marketizaron sus imágenes como paradigmas de prohombres, cuando se los veía actuar aquí: valientes, inteligentes, honrados impolutos, llenos de verdades… pero silenciosamente fugaban, cuando se encontraban frente a su inminente captura, condenados  por sus delitos. En eso deben aprender de Fujimori, actuó como un samurai; voluntariamente desde sus ancestros japoneses, regresó al Perú, y se entregó a la justicia ¡¿Será un problema de raza?!...


Este artículo fue publicado el 1 de septiembre del 2011, en mi Blog, que fue contaminado -vargasludena.blogspot.com/2001/09realidades-canallas-arq.html-. Lo replico porque la realidad global no ha cambiado, además porque el texto permaneció muy poco tiempo en la red.

15 octubre 2015

ESTADOS UNIDOS, GUIÑAPO

Arq. Vicente Vargas Ludeña                                                                          Marzo, 30 de 2015
Las burguesías Latinoamericanas han sobrevivido exitosamente desde la Colonia. En aquellos tiempos medraban riqueza y algún  poder que la aristocracia les otorgaba. La liberación e independencia de las Metrópolis consolidó sus ámbitos territoriales, políticos, sociales; y en maridaje con la Iglesia Católica, fue para siempre que gobernó estos pueblos. Casi ininterrumpidamente.
Las élites primigenias fueron terratenientes, principalmente;  de arraigada conciencia feudal, bajo nivel cultural, visión pastoril del mundo, intérpretes del pensamiento escolástico como referente único y más próximo que tenían: la Iglesia y los frailes. Los conceptos de República, Estado-nación, democracia, eran balbuceos de abecedario desconocido, o por lo menos mal aprendido. Las naciones Europeas y Estados Unidos construían un corpus de Estados Modernos que sirvió de modelo al resto de naciones. Poco ha variado en el tiempo los esquemas de dominación. Pero la posmodernidad anuncia nuevos órdenes políticos.
Por doble vía, Estados Unidos se convirtió para el sur del Rio Grande en: tutora política y patrulla militar, modelo de libertad, democracia; aunque de vez en cuando engendraba un sátrapa “hijo de puta” que sin escrúpulos  lo reconocía. Para las burguesías locales los decálogos a imitar y  obedecer era lo que la gran potencia del norte impartía, esto las ubicaba en la línea del poder que necesitaban para mantenerse en él. Los pobres emigraban y los ricos extendían sus patrimonios.
La decadencia de los imperios es análoga a la vejez humana, el deterioro es progresivo y múltiple, va arruinando sistemáticamente el esplendor vital, hasta terminar en escombros. El Imperio Romano resistió doscientos años hasta derrumbarse la última piedra. Claro, los bárbaros que acechaban al imperio, para acabar con los ejércitos enemigos debían acercarse a tiro de flecha hasta las murallas, lo cual tomaba mucho tiempo. Hoy la caída puede ser estrepitosa; las mismas armas creadas al amparo del ingenio pujante se pueden volver contra sus patrocinadores. La serie televisiva “House of cards” estampa fugazmente el juego político en el corazón de la capital norteamericana. Todos los poderes del Estado envilecidos por ambiciones y veleidades sin límites. La felonía, vicios, adicciones, hasta la eliminación física de los incómodos actores que obstruyen el libre camino al poder total, son cotidianidades en el ajedrez político.
Estas prácticas en la serie no son fantasía pura, son extraídas de la constante realidad que viven los protagonistas de esa nación. Además la posmodernidad ha diseñado otras relaciones de “poder en el poder”. El Presidente Barak Obama no gobierna, el poder le es mezquino. No lo tiene. Tampoco las otras Instituciones republicanas ejercen soberanía: los poderes fácticos controlan el verdadero reino: interno y externo. El “sistema” financiero, bancario, mediático, la industria militar, el corporativismo empresarial que deambula por el mundo sometiendo a débiles gobiernos junto a rapaces halcones, son los únicos mandatarios. El Negro Nobel no gobierna.
Dado el carácter de Estado canalla que ha adquirido  por sus permanentes agresiones militares alrededor de la esfera terrena y su política exterior injerencista, ha salido en busca de aliados por doquier, especialmente europeos y otros de poca monta, creando monstruos para la muerte: La OTAN y otras organizaciones con eufemísticos apelativos. Su futuro no está seguro en ninguna parte. En consecuencia el País va rumbo a una conflagración para reafirmar su hegemonía imperial, si antes, a lo mejor, en el camino no asoma un invierno nuclear y cambian para siempre las agujas del destino.
Las campañas políticas y las elecciones en Estados Unidos son cada vez copia burda del tercer mundo -algunos Países, como Venezuela ha dejado en la prehistoria a EE. UU.-. Su clase política parece salida de un País africano: simplistas, superficiales, mediocres, mixtura de santones y gánsteres. Existen varias explicaciones: el voto no es obligatorio lo que prostituye la legitimidad de sus representantes elegidos; unos pocos eligen los demás delegan su voto, y otros, por perjuicios satánicos lo niegan. La concentración de la riqueza crea una falsa conciencia en la población: la política es sucia, complicada, jamás la ha ejercido el individuo; en consecuencia solo la deben practicar los de siempre. Es decir las élites. Solo ellos entienden ese otro mundo. Esta es una clave para comprender la supina ignorancia de la política de la sociedad norteamericana. El 99% de las personas adultas saben y practican más la religión y la santería de sectas que la política. El manoseo religioso actual, es un recuerdo ominoso del pasado hispanoamericano en los procesos político-electorales; es otro indicador de la decadencia del sistema. Todos los poderes son el resultado de groseros asaltos a la razón, cuya deslegitimación es elocuente: Tribunal Supremo 23%, Presidencia 11%, Congreso 5%. No podía faltar  el espíritu violento y guerrerista que han creado, las Fuerzas Armadas tienen el 50% de aceptación.
Otra lacra vigente y es la única en el mundo: la ilimitada generosidad de los donantes de dinero para las campañas electorales es una deshonesta trampa constitucionalmente vigente. No averigua procedencia del dinero. No son limosnas: son mega-inversiones. En el ejercicio del poder se debe redituar los gastos a toda costa y con creces. Según reportes, en las últimas elecciones de medio tiempo se invirtieron 4 mil millones de dólares. Las elecciones de Eisenhower en 1956 el costo fue de 13 millones de dólares. Se estima que las elecciones de 2016 estarán por los 5 mil millones. Cada elección supera a la anterior.
Los panegiristas de la excelencia empresarial la volvieron doctrina filosófica global. El Estado en el neoliberalismo se volvió una entelequia -cosa irreal-, y un obstáculo para el gobierno ilimitado corporativo. EE. UU., después de su harakiri terrorista del 9-11, justificó todas las infamias que vendrán luego: privatización del Estado, políticas de Seguridad Nacional, guerras y agresiones sin par. La doctrina de la excelencia empresarial y la inutilidad del Estado en la creación de riqueza es un mito que nos han hecho tragar universalmente. No existe riqueza sin Estado. Hasta hoy la sociedad no ha inventado otra forma de organización jurídico-política. Recordar que cuando asoman las catástrofes económicas por efectos de la rapiña corporativa, es el Estado que sale a poner los reales quitándole a su población para el salvataje financiero.
El auge del Estado de Seguridad Nacional y su marco legal correspondiente es un síntoma de un poder que se escapa a sus propias madrigueras; con lo cual modifica la legitimidad y la legalidad de los poderes Republicanos. Surgió un cuarto poder de facto. El País debe militarizarse, condición sine qua non, para la vigilancia, control de su población y del planeta. Este tipo de cosas son habituales en una era en la que el Estado de Seguridad Nacional no ha hecho más que fortalecerse, elaborando, duplicando y solapando una y otra vez las distintas partes de su creciente estructura laberíntica. Bases militares esparcidas por el globo, 17 Agencias de inteligencia y organizaciones subsidiarias y un  presupuesto militar demencial, son los agregados, entre otros, con los que el “sistema” beberá su propia cicuta.  
La desmovilización del pueblo, la búsqueda de subsidiarios espirituales: la religión y el complejo sistema de sectas, la delirante cotidianidad consumista como refugio al vacío comunitario; diagnostican,  procesos de desmoralización de la sociedad;  alejamiento de lo vital en el devenir; la feroz represión ante las protestas y reclamos de derechos legítimos de la población: son también  claves de una sociedad alienada y cosificada. En el siglo pasado frente a los excesos de las élites, la gente salió a la calle ante la guerra de Vietnam. Hoy el movimiento ciudadano Occupy Wall Street, se plantó en las Plazas para demostrar que no son ajenos a la desigualdad  social y económica que ha surgido de la entrañas del infierno: el 1% contra el 99%; inmediatamente fue anulado por la maquinaria represora en el nuevo marco legal, amenazando al inconforme protestante de podrirse en algún calabozo privatizado.
Barak Obama y la OTAN están aturdidos, dicen, niegan, se camuflan, entran, salen como la vieja loca de la casa. Mientras Putin se pasea por la plaza.

Los crímenes que provocan en el mundo les importan un rábano; solo la oleada de refugiados que están llegando a los patios de sus casas los asusta y despierta de los sueños imperiales. Dominarán el mundo cuando ya no haya a quien saquear, tampoco a quien vender sus chucherías; ya todos habrán desaparecido. Mientras Putin se pasea por la plaza.

09 octubre 2015

CRISIS DE LA CIVILIZACION -II


Arq. Vicente Vargas Ludeña
Algunos lectores de la Parte I de este título lo consideraron pesimista y derrotista. Si, ese semblante tenía. Pero era realista. Esta Parte II, el mismo pulso tiene, no hay razones para graficarlo de otra manera. Es más, los tambores de guerra retumban en los frentes mediáticos, anunciando clarinadas del “Nuevo Orden Mundial”.

El Nuevo Orden Mundial que busca montar el Imperio, tiene su origen en remotas épocas. Pocos de sus mentores viven todavía para ver como su engendro emerge de las entrañas de la civilización. El fin de esta creación, no es un objeto, sino un sistema de gobierno planetario; circunstancia que impide ser perceptible fácilmente por el trajinado ciudadano. Académicos, políticos e intelectuales no avisados o decididamente reaccionarios se niegan a aceptar el gran Plan Imperial para someter a los pueblos y a las naciones. Esta urdimbre de dominación se teje en las altas cumbres del poder, fundamentalmente, del dinero, los otros poderes sucumben a su primacía…su praxis lleva la impronta del “Top Secret”. La estructura sintáctica de su gramática es cabalística, hermética, clandestina, subrepticia; a veces invade los linderos de la metafísica, y hasta del esoterismo: masonería, Illuminati…y no se sabe cuantas sandeces más, que utilizan para engañar y divertir a algunos con su literatura de tranvía.

La comprensión cabal del Proyecto Civilizatorio que el Imperio tiene para el mundo, solo se lo percibe en los escombros y el hambre de pesadilla que deja a su paso aplicando sus recetas: hoy económicas, financieras, políticas; mañana de sabotajes, atentados, conspiraciones…y militares cuando las circunstancias obligan. “La Doctrina del Shock”, el auge del capitalismo del desastre, como llama Naomi Klein a esta crónica analítica, es el abecedario de la puesta en marcha del Nuevo Orden Mundial.

Los titulares, las imágenes, los artículos de opinión, los políticos, académicos e intelectuales todos recurren a frases hechas y lugares comunes para informar, explicar o interpretar la crisis económica y política que Europa y EE.UU. viven desde hace mucho tiempo, pero que ahora, ha estallado en la cara de explotadores y explotados. ¡Que el vendaval de la crisis se llevará a todos! Falso. Los que están quedando en hilachas son el 99%, el 1% está y será salvo. Existe un solo mantra: ritualizar desde el poder mediático el culto al inapelable destino de los pueblos sometidos a la divinidad del dinero.

Es infamante escuchar, actualmente, la grotesca bufonada al gobierno derechista de España, con su tan pulida vocalización: que ahora si, se están sentando las bases políticas, económicas y financieras para crear riqueza y un verdadero desarrollo de la Nación. Pero, previo a ese futuro que se espera en las próximas décadas, lleno de esperanza y abundancia, en el presente, llega una locomotora cargada de desastres, paquetes de medidas y ajustes, que vienen desde gobiernos extranjeros y entidades de créditos multilaterales. Paquetes conocidos y manidos en América Latina ya superados en varios Países: el mismo amargo purgante, la misma lavativa y el mismo supositorio sin lubricante –La Doctrina del Shock-: flexibilización laboral, reducción de salarios y pensiones, privatización de la salud, educación, seguridad social, y así, hasta el infinito donde se esconda la democracia y se la pueda privatizar. Si España, alguna vez alcanzó medianamente el Estado de Bienestar, hoy, de un solo Rajoynazo retornaron a la etapa franquista: pobreza, migración y oscuridad. Tal es así, que la poderosa Iglesia Católica Española abrió sus claustros, para aliviar el desempleo galopante, propiciando el ingreso vocacional de los futuros sacerdotes emprendedores; cuando este mismo colectivo ha parasitado históricamente el cuerpo social, económico e ideológico de ese País. Igualmente las escuelas de fútbol, de cantantes y bailarinas preparan las futuras estrellas del entretenimiento. Pero, como si a esto le faltase una indulgencia más, llega a Madrid y a Barcelona –no se sabe aún cual será la meca- un magnate trashumante que ofrece construir una Sodoma y una Gomorra del juego y el placer –vino, barajas y mujeres- se llamará: Eurovegas. Estos episodios, que parecen anecdotarios, pero no lo son, dibuja la semblanza de una España africana. A pesar que Rajoy reniegue, arguyendo que España no es Uganda

¡Pobre España! Trae a conmiseración su presente y futuro. Tampoco, nunca fue próspera y desarrollada; sus taras históricas, lastran el presente: su coloniaje musulmán de ocho siglos, la aplicación exitosa de la inquisición religiosa, su holgazanería al amparo de la depredación colonial de América; su ceguera cual Mito de la Caverna de Platón, le impidió acercarse al siglo de las luces de sus vecinos europeos y a la ilustración científico-técnico; su gran capacidad de aguante a cuarenta años de dictadura fascista de Franco; Gibraltar debería ser un puñal en la Patria, en la soberanía y en la dignidad del pueblo y la Nación. El desconcierto que viven los españoles originado por la crisis económica y política, se expresa diariamente en los debates políticos y mediáticos; son conscientes de su frágil estructura Nacional plagada de secesionismos, dado su origen heterogéneo: vascos, catalanes, gallegos etc. sumados a los antecedentes ya señalados. Todo aquello ha dejado hondas huellas. Hoy, y siempre pagará su precio. Conspicuos súbditos del reinado, atribuyen su existencia y disfrute de la democracia al monarca de los Borbón. Le atribuyen una heroica y patriótica batalla en el vergonzoso y abortado plan conspirativo para tirar abajo la transición por un grupo de Franquistas. Pero estos vasallos no reparan, que podrido y patuleco el Rey, corrompida la Corte; la soberanía, solo los pueblos la ejercen. Si antes lo necesitaban, por su conciencia lacaya lo cual les asignaba identidad de súbditos, ahora estorba. En consecuencia, la desaparición de la monarquía exige la construcción de una Republica; cosa que no la podrán hacer. La cercanía de una balcanización de España es inevitable en el nuevo mapa de Europa y del mundo. Los estados autonomistas –vascos, catalanes y otros- no tienen mejor oportunidad, como ahora, para bregar por su independencia política, jurídica y soberanista. El pueblo español contemporáneo, quedó aplanado después de la guerra civil: Aceptaron la monarquía porque así lo había condicionado el Dictador; Zapatero ganó una elección por el síndrome del terrorismo del 15M; Rajoy ganó también su elección, por el terror a la pobreza que se avecinaba.

La descripción descarnada que atraviesa España es el paradigma de otras naciones, Grecia es otra tragedia como las que vivió su mítico pasado; que con sus peculiares circunstancias históricas, siguen rindiendo homenaje que el Nuevo Orden Mundial exige a través del neoliberalismo corporativo, financiero y consumista. Alguna vez recorría por Europa y el mundo un fantasma de ideas y luchas: era la revolución social, como esperanza cercana a la implacable explotación. Hoy hemos retrocedido a la era preindustrial, ese fantasma ahora, es el hambre, la pobreza, la desigualdad y las conflagraciones. Son realidades que conmocionan y soliviantan el alma más serena. Algunos aceptan con resignación su nueva situación, otros con indignación; los hay también aquellos, que lo asumen como irremediable, porque no existen ni conocen otros caminos; y, los cancerberos del sistema, como la única y mas saludable solución para avanzar en el gran propósito Imperial.

Los promotores del holocausto global, efectivamente, cuentan con un inmenso poder económico, militar, mediático, etc. El verdadero Leviatán. Además suman, en cualquier lugar del planeta con las burguesías locales, grupos oligárquicos e “informantes” –según WikiLeas- que colaboran en el empeño de dominación extranjera. El último episodio sangriento en Libia y el asesinato de Gadafi, transmitido por televisión  en tiempo real, demuestran la crueldad, y el ningún reparo para llevar a cabo sus propósitos. En Siria e Irán no cejaran hasta cumplir con la parte del Plan: decapitar esos gobiernos. Serán Realties mediáticos de perplejidad, a los cuales nos están acostumbrando.

El colapso del capitalismo financiero global es real, lo presenciamos diariamente; sin embargo, no esta consumido. La economía mundial esta contaminada desde las metrópolis, ejes del sistema financiero y monetario con su dios el dólar, hasta la selva más ignota del planeta, porque ahí se encuentran las reservas de las materias primas que el desallorismo del consumo requiere.

No todos los pueblos viven el frenesí del capitalismo salvaje, aunque contagiados por el consumismo, los Estados no han abandonado su papel regulador frenando la desbocada carrera de “las leyes del mercado, América Latina lo esta demostrando, ha elegido caminos constituyentes nuevos, rescate de sus propias capacidades humanas y materiales; independencia y soberanía nacional, fundamentalmente. Sin embargo se debe estar claro, aquello no es suficiente. La interdependencia es atenazadora, no hay escapatoria, frente al modelo del consumo capitalista infinito, secular, divino y alienante; no existe una alternativa de corto plazo que vaya reemplazando esos vacíos existenciales que deja el consumismo. El Socialismo Light que se esgrime como arma variante en la lucha, carece de fundamentos teóricos y prácticos para ejercerlo. La postura anticapitalista, antiimperialista, antiburguesa no son suficientes.

07 octubre 2015

CRISIS DE LA CIVILIZACIÖN - l

                                              
Arq. Vicente Vargas Ludeña
Existe cierto paralelismo en la trayectoria histórica entre el cristianismo cerril y el capitalismo salvaje contemporáneo, en tanto estructuras ideológicas en las vecindades del poder político. Religión y Política son elementos inseparables del poder, -“Todo hombre que intente ser bueno todo el tiempo terminará arruinado entre la gran cantidad de hombres que no lo son”, N. Maquiavelo-; para modificar aquello se requiere: poder. Para difundir su credo y poder, en el cristianismo surgió de una jerarquía unos manuales jamás escritos, llamados: Antiguo y Nuevo Testamentos. De aquí nacen, a su vez, los predicadores de la fe: los evangelistas, que tampoco nadie los conoció. La creación de la Iglesia católica es obra de la degradación de las culturas antiguas más insignes de la humanidad: la greco-latina. Emergió la Institución católica, y se irguió como Estado para ejercer el poder necesario sobre la sociedad. Disputaron esos centros, el Vaticano y Avignon, triunfó el primero como sede Papal. Sin embargo, los sabios y príncipes de la iglesia, indistintamente se reunían en conclaves para decidir el destino divino de la humanidad; el curso que debía seguir la evangelización con toda su parafernalia teológica de la tierra, el cielo y el infierno, incluido todo lo inmaterial, invisible y metafísico que pueda comprender o imaginar el resignado peregrino. Como todo lo que el hombre crea tiene fundamentalmente una base material, la explotación del “miedo” y la “incertidumbre existencial” del ser fue la clave para la reproducción del capital y la riqueza que administrará la Iglesia en el futuro, tal cual lo hace el mercado financiero contemporáneo. El pulpito, la sacristía, el altar, el atrio de la iglesia, el baptisterio, el convento; en fin, todo espacio era propicio para ofrecer los “derivados financieros” que iban creando en la medida que inventaban cada vez otros misterios que nadie comprendería, pero que cundían de miedo y terror a la gente, adquiriendo diferentes denominaciones: diezmos, primicias, sacramentos, indulgencias, herencias, incluidos bienes y servicios que ofertaban; y que todos debían comprar, tributar o hipotecar en función de la salvación celestial, independiente de lo crápula que haya sido esa vida. Toda una Bolsa de Valores espirituales regulados por el mercado del alma, cuyo destino será irremisiblemente el cielo o el infierno. O, por el alma del mercado, como se quiera apreciar.
La paradoja entre el cristianismo teológico aberrante y el capitalismo salvaje, es que, si bien son creaciones humanas, tienen el aura metafísica de la confianza emprendedora en el mercado financiero y el miedo en la religión. Son entelequias que se mueven en un mundo suprarracional –irracional-, etéreo, incomprensible para cualquier persona medianamente informada. Los creadores de ese mundo de ficción, están plenamente convencidos que la realidad material se vuelve intangible, irrevocable e irreductible al conjuro del dinero y la riqueza. ¿Cómo explicar en esa entelequia universal de la teología y el mercado financiero global, la búsqueda de la felicidad en el más allá, el uno; y el otro, en el consumo en el más acá?
La ideología convertida en sublime objeto, parafraseando a Slavoj Zizek. Marx ya lo decía: “ellos no saben lo que hacen, pero lo hacen”, el falso reconocimiento de sus propios presupuestos, una distancia, una divergencia entre la llamada realidad social y nuestra representación distorsionada, nuestra falsa conciencia de ella. Pero el modo de funcionamiento de la ideología es cínico. Es lo que hacen, el Vaticano y Wall Street, están al tanto de la máscara y de la realidad social; “ellos saben muy bien lo que hacen, pero aun así lo hacen”. La razón cínica ya no es ingenua, como a veces aparece, sino una paradoja de una falsa conciencia ilustrada: uno sabe de sobra la falsedad, está muy al tanto de que hay un interés particular oculto, pero aun así, no renuncia a ella: se vende y compra ilusiones. He ahí, la perversidad de la crisis planetaria.
La teoría de la crisis cíclica del capitalismo, experimentada, vivida y sufrida por las sociedades  en los actuales momentos, nuevamente, nos convoca a testimoniarla y a reflexionar. Las dos guerras mundiales del Siglo pasado, fueron resultado de ese corsi e ricorsi del sistema. Cada una hizo lo suyo, la muerte y el sufrimiento fueron su denominador; también surgió un nuevo mapa geográfico global, y con resignación la humanidad siguió  adelante en su camino. La dialéctica de la sociedad y el complejo mundo hegeliano de las contradicciones, advertidas por Lenin, especialmente, nos alertan de la próxima conflagración mundial que está por venir. Eventos bélicos de esas magnitudes incuban próximos escenarios de agresión, la guerra fría por ejemplo, inmediatamente se apaga el último fogonazo del cañón; pero, la cercanía del desastre de la guerra no ha estado tan a la mano como en los últimos diez años. ¡Las razones! Todos las conocemos desde la periferia: crisis económica, política, social, medioambiental y otras de naturaleza geoestratégicas. Además, la guerra es consubstancial en el género humano. La onda expansiva de las crisis señaladas antes, y las amenazas de una tercera conflagración  que vive el mundo capitaneada por el Imperio, por el momento nos llega a través de los medios; la pólvora de la conflagración llega a nuestras goteras, a pesar que,  América Latina ha cambiado su mirada hacia el  Sur y eso le permite recibir nuevas brisas y mirar otro paisaje. No es de fácil digestión por la sociedad en general, la urdimbre perversa que se ha tejido en su seno;  inclusive en los epicentros de la catástrofe, no fue perceptible oportunamente, sino hasta que los muros del silencio se rompieron, el abandono e incertidumbre de los pueblos, juventudes desgarradas de su existencia se enteraron que no tenían trabajo, casa, futuro… Habían dejado de tener Patria que los cobije. Grecia, España, Irlanda, para mencionar unos, son lóbregos ejemplos.
La dinámica del capitalismo es vertiginosa, arrolladora, civilizadora; pero a la vez depredadora de la naturaleza y del hombre. En cada estadio de su desarrollo entraña una contradicción destructora. La riqueza creada por el capital y el trabajo no fue suficiente para los grupos corporativos que emergieron después de la Segunda Guerra Mundial. El dinero adquirió autonomía, se aisló de la razón fundamental que lo crea, el intercambio y el trabajo; luego, se refunde en estructuras económicas, financieras y politicas, donde reinará cual Dios omnipresente y omnipotente en el ares del consumo. En el universo económico y financiero, el dinero que conocemos, metálico y billetes, se metaboliza, en solo papeles: cheques, acciones, bonos, tarjetas y demás derivados; hasta transformarse por la codicia, en solo, papeles basura, que terminan intoxicando a la humanidad. El parangón de la religión y el neoliberalismo es unívoco: crear mundos suprarracioneles –o irracionales, para el caso es igual- para ejercer su dominio imperial.
 El capitalismo alcanzó su máximo grado de salvajismo en las academias. Específicamente en la Facultad de Economía de la Universidad de Chicago, liderada por una inteligencia privilegiada: Milton Friedman. Parece paradójico ¡Inteligencia, Academia, Universidad! ¡Salvaje!. “En mi opinión, el mayor error – escribió Friedman a Pinochet en 1975 - consiste en creer que es posible hacer el bien con el dinero de los demás”. Esta es la clave, del pensamiento del Premio Nobel de Economía, “los demás” es el Estado. El Estado del bienestar –New Deal- que había promovido Franklin D. Roosevelt para salir de la Gran Depresión de los años treinta resultaba obsoleto, inicuo, y opuesto a los intereses de los nuevos ricos -dígase manada de lobos- que estaban a la espera  que el pastor suelte las ovejas. La educación pública, el salario mínimo, la seguridad social entre otros logros del Estado del bienestar, constituían una herejía socialista. El fundamentalismo en la más preclara inteligencia. Todo lo que tiene sabor a dinero en la sociedad, es un derecho inmanente a los sujetos corporativos.
“La doctrina del Shock” – El auge de capitalismo del desastre - de Naomi Klein, es una monumental obra de crítica económica y política, principalmente. Escritora canadiense que recorre el mundo testimoniando los estragos de las crisis de la civilización; con un impresionante equipo de especialistas ponen al alcance toda una visión del desastre. “En este libro –dice N. Klein- es un desafío contra la afirmación más apreciada y esencial de la historia oficial: que el triunfo del capitalismo nace de la libertad, que el libre mercado desregulado va de la mano de la democracia. En lugar de eso, demostraré que esta forma fundamentalista del capitalismo ha surgido en un brutal parto cuyas comadronas han sido la violencia y la coerción, infligidas en el cuerpo político colectivo así como en innumerables cuerpos individuales. La historia del libre mercado contemporáneo y el auge del corporativismo, en realidad, ha sido escrita con letras de shock.”
M. Friedman busca  la aplicación de sus teorías, pero estas solo pueden aplicarse en el cuerpo social; lamentablemente, no es, como en las ciencias naturales: en los objetos. Es para el cuerpo social y en estado de shock que está preparada la receta. “Solo una crisis – real o percibida - da lugar a un cambio verdadero. Cuando esa crisis tiene lugar, las acciones que se llevan a cabo dependen de las ideas que flotan en el ambiente. Creo que ha de ser nuestra función básica: desarrollar alternativas a las políticas existentes, para mantenerlas vivas y activas hasta que lo políticamente imposible se vuelva políticamente inevitable”. La Escuela de Chicago crea todo un nuevo y solido pensamiento alrededor del liberalismo clásico, “dejar hacer, dejar pasar”, que hasta la época, había tenido vigencia y éxito para el desarrollo del capitalismo. Radicaliza el papel del sector privado en el juego del mercado y se vuelve contrarrevolucionario contra el Estado keynesiano del New Deal y otros Estados desarrollistas, especialmente en América Latina, que venían construyendo un relativo bienestar para sus pueblos. El objetivo era y sigue siendo en algunos Países, desmantelar al Estado precautelador del bienestar de su sociedad y convertirlo en nada mas que, gendarme y guardián de los nuevos ricos que surgían a su amparo. Los teóricos e ideólogos del nuevo liberalismo, ahora llamado “neoliberalismo”, diseñaron un manual del libre mercado que se aplicaría en el mundo entero, junto al cual iban constituyéndose estructuras ideológicas, culturales, de consumo, políticas etc., que apuntalarían al sistema y le darían el rostro de la nueva humanidad, y “El Fin de la Historia y el último hombre” según F. Fukuyama, entre otros intelectuales de ultimo cuño que nacían en prestigiosas Universidades de los Estados Unidos.
 En Ecuador estuvimos flagelados mucho tiempo, por grupos económicos y poderes fácticos que buscaban desmantelar al Estado; si no lograron su objetivo total, si alcanzaron traumatizar la economía y la sociedad, agudizando la pobreza y la emigración. El proyecto de desnacionalización del País que buscaban las oligarquías privatizadoras alcanzó sus objetivos con la dolarización; su hada madrina, fue una perfumada dama de bárbica figura y vilcabánica edad –en la farándula politiquera la llaman la Barbie de Vilcabamba-. Este personaje tenía un enorme poder ubicuo y mediático: la televisión, los periódicos, las Cámaras de la Producción, marchas con crespones negros, las academias y rutilante estrella empresarial latinoamericana; hoy su ausencia, es un gran bálsamo para la sociedad ecuatoriana. En fin, las oligarquías se habían transformado en verdaderos gobiernos paralelos, su agenda económica y política era impuesta sobre gobiernos títeres que caían sucesivamente. El pueblo en busca de su propio destino, echó una mirada atrás y dijo. Basta. El Ecuador en la actualidad, marcha con firmeza en pos de su identidad y reconocimiento de sus capacidades, desde hace siete años.
Entre los postulados primordiales del neoliberalismo consta que los gobiernos deben eliminar  todas las regulaciones y reglamentos que dificulten la acumulación de beneficios. Los Estados debe vender todo activo que posean y que pudiera ser operado por una empresa y dar beneficios; deben recortar drásticamente los fondos asignados a programas sociales; los impuestos si deberían existir, deben ser bajos, ricos y pobres debían pagar la misma tasa fija; las empresas debían vender sus productos en cualquier parte del mundo y los gobiernos no deberían hacer el menor esfuerzo por proteger a las industrias o propietarios locales. Los famosos Tratados de Libre Comercio TLC, que tanto aspiran las transnacionales y los grupos locales, deben suscribirse sin restricciones entre los Países. La fuerza de trabajo y su valor debe regularlo el mercado, no debe existir ningún salario básico. Privatizar la sanidad, la educación, las pensiones, el correo; es decir todos aquello que requiere la economía de escala y reporte utilidades  de rápido enriquecimiento. El mercado se encargará de armonizar esa dinámica de fuerzas de distinto origen y tensión, él manejará cual Poseidón, las embravecidas aguas de la mar océana,  volverlas calmas y transparentes para que la vida se reproduzca infinitamente Con este menú en la mesa había que esperar donde aplicarlo, por medio de la Doctrina del Shock; esto podría ser: por fuerzas endógenas, golpes de Estado, o invasiones militares como Irak.
El 11 de septiembre de 1973 es el fin de un gobierno que pretendía construir un Estado socialista por la vía pacífica, era el Presidente de Chile, Salvador Allende, el que ofrendaría su vida en aquel sueño. El asalto encabezado por Pinochet y los militares fue frutal, demoledor, no había contemplaciones de ninguna clase, la consigna: hacer tabla rasa del País. No fue un golpe de Estado, fue una guerra contra un enemigo casi invisible; sus efectos fueron tan reales como cualquier guerra civil o invasión extranjera: superaron los 3.200 ejecutados o desaparecidos, 80.000 encarcelados y 200.000 huyeron del país.  Había un guión ya trazado por el imperio: escarmiento, terror, no dejar sillares en pie que permitan reconstruir el viejo Estado, ellos tenían uno ya diseñado. La Escuela de Chicago, a través de una nación Latino Americana, ofrecía al mundo un nuevo modelo de sociedad. El 12 del mismo mes y año los generales complotados miembros del nuevo gobierno, tenían ya sobre la mesa del Gabinete el Plan Económico que abriría como por encanto la alborada de otro amanecer. Periodistas que cubrían los sucesos, no se explicaban ¿De dónde salió y quién había elaborado semejante texto bíblico? Para distinguirlo lo llamaron “ladrillo”. Chile se convertía en la primera nación del globo en abrazar el neoliberalismo y Pinochet en su mascarón de proa. Eduardo Galeano certera y ácidamente, dice: “Las teorías de Milton Friedman le dieron el Premio Nobel; a Chile le dieron el general Pinochet”. El modelo se convirtió en referente de desarrollo, modernidad, riqueza etc.; oligarquías de otros países peregrinaban para admirar, el milagro económico que había nacido de un shock brutal y que se lo mantenía a sangre y fuego. Es más, en cada país, grupos oligárquicos soñaban con un Pinochet en casa, “para que ponga las cosas en orden”, decían. Cuarenta años después, el milagro se ha convertido en pesadilla, las grietas del sistema amenazan con estadísticas más bien de espanto: inequidad, abismal desigualdad, pobreza, carestía de la vida, educación privilegiada, sociedad lastimada por cicatrices sin sanar. Claro está, también tiene otros rostros: barrios exclusivos, clubes exclusivos y ricos del primer mundo. Por último, como diría  Mario Benedetti, “los canallas viven mucho, pero algún día se mueren”; el General, después de no ser útil para el sistema, pasó a ser un convicto internacional y prontuariado senil; y en su país, debió recurrir a la minusvalía física y mental, para no morir en la cárcel.
El modelo funciona para sus panegiristas, es urgente reproducirlo; América Latina sigue siendo el laboratorio. En Bolivia (1985) las condiciones son propicias: desfile de dictadores militares, inflación sideral, pobreza generalizada, narcotráfico, devaluaciones sistemáticas, emigración descontrolada; un verdadero cáncer, merecedor de la terapia del shock. Los Chicago Boys estaban al acecho para entrar en acción. En el gobierno de un presidente progresista, Víctor Paz Estenssoro se aplicó el Plan neoliberal, redactado en la sala de la mansión de un magnate boliviano educado desde la niñez en los Estados Unidos, cuyo español tenía un fuerte acento gringo: Gonzalo Sánchez de Lozada. La historia es conocida del fin del modelo y  su padrino Sánchez de Lozada. Naomi Klein señala que “el shock económico funciona con acuerdo a una teoría similar: la premisa es que las personas pueden desarrollar respuestas a los cambios graduales –un recorte en un programa sanitario por aquí  o un acuerdo comercial por allá-  pero si los que se les viene encima son decenas de cambios desde todas las direcciones y al mismo tiempo, lo que les invade es una sensación de inutilidad y la población acaba por cansarse y ablandarse”. Fenómeno que sucedió en Ecuador, cuando el Titánic se hundió –metáfora usada para prevenir los efectos del shock-: quiebra bancaria, congelación y salvataje bancario, devaluación coronada con la dolarización, y un paquete de privatizaciones por venir. El pueblo no sabía por dónde correr, a quién recurrir, unos murieron, otros emigraron y los demás nos resignamos.
El mundo se plagó de esta epidemia provocando desastres desgarradores y cruentos, de una parte, porque también hay beneficiarios: los nuevos ricos y sus inmensas fortunas; la revista Forbes cada vez tiene más páginas, por la larga lista de mil millonarios. Así mismo la nomina de Países que se sometieron a la terapia  de Shock es abundante: Argentina, Rusia, Polonia, los Cuatro Tigres Asiáticos, México, Brasil…; cada cual con sus peculiaridades, pero el tratamiento, el mismo. Hoy, Europa y los Estados Unidos, exigen radicalizar la terapia, están quebrados e insolventes. En el viejo continente los pueblos ya no eligen a sus mandatarios, los designan los banqueros y el mercado financiero. Tampoco las elecciones son la cura, son placebos; en La Puerta del Sol en Madrid, un cartel con espontánea sabiduría e decía; “Si votas igual, te jodes igual”. El sistema esta herido de muerte. La indignación de los indignados globales no es suficiente para detener el colapso de sus vidas.
Pero el país insignia del auge del capitalismo del desastre es Irak. Otra fatídica fecha de otoños sombríos, fue el 9-11-2001. La economía del imperio –se denomina así, al conjunto de naciones altamente desarrolladas que están coaligadas y coludidas económica y militarmente en afán de dominación y sometimiento a otros países- se encuentra en el fondo del desastre. Estados Unidos es el gendarme del imperio dada su panoplia y presupuestos militares descomunales; armas que no son de disuasión, son de agresión; además, en cada aventura bélica, se lleva siempre la parte del león. En consecuencia toma la iniciativa de agredir a los pueblos en el corazón del mundo árabe y del petróleo. Para tener una justificación inapelable frente a la comunidad mundial, se auto agrede de la forma más infernal y traumática, para que no quede duda, para, lo que sucede en vivo y en directo supere lo imaginable,  monta un complot con aviones estrellándose en las Torres  Gemelas del World Trade Center de New York -9/11. Acusó del atentado, al terrorismo mundial e inició la cruzada de la libertad duradera. Afganistán es la primera presa, continúa con Irak, desconociéndose, hasta ahora, donde terminará; mientras Libia ya cayó, y en capilla están Siria e Irán. G. W. Bush fletó a su misión de justicia infinita, aviones, barcos y soldados; los mercaderes llevaron Planes económicos, expertos privatizadores, mercenarios, profesionales especialistas y demás parafernalias para quedarse para siempre. La agresión externa es el mejor momento para la terapia de shock, nadie puede negarse que le quiten un dictador de gobernante, nadie se puede negar a recibir una democracia, una libertad, una coca cola, una big mac, una pizza, un estilo de vida completo. No se puede ser tan desagradecido por tanto desvelo. Todo aquello, era parte del equipaje que llevaban los invasores. Después de destruir, era preciso reconstruir; el negocio es redondo, todo es carne: armas, petróleo y negociar lo que cualquier pueblo medianamente civilizado usa para sobrevivir, incluido el agua. En Irak no hubo ni una sola función gubernamental que se considerase tan decisiva como para no dejarla en manos de un contratista. Absolutamente todo se privatizó, tanto las acciones militares como en la reconstrucción física, política e ideológica. Hasta le democracia y la región fueron objeto de negocio, llevaron un grupo poderoso de mormones de Houston para que realice captaciones vocacionales y los saque de sus cerrazónicos principios islámicos. Las compañías contratistas americanas, no compraron ni el cemento local para las construcciones, los materiales venían de fuera, por que todo tenía  el tufo del Estado. La doctrina del shock recetada por M.Friedman y ejecutada por Bush, ha provocado hasta el momento, según estudios confiables 650.000 muertos, 2.000.000 de personas desplazadas, el País destrozado y la sociedad desconcertada sin esperanza. La cruzada de la Escuela de Chicago que surgió con el propósito de desmantelar el Estado del bienestar, por fin había alcanzado la cima.
Consecuentemente, si en el pasado nos era imposible comprender la actitud demencial de Hitler, ahora, creo que hoy, nos será más fácil. La lectura de “La doctrina del Shock” de Naomi Klein, debe ser un texto de estudio en las Escuelas de Ciencias Económicas y Políticas.

¡COMO DETENER A LA BESTIA!                   
 Entre la demencia y la razón, media el objetivo. La demencia está plagada por el delirio y el perpetuo caos que produce su fin. La razón construye con esfuerzo y tesón, armonía y vida. La pesadilla kafkiana y demencial que el imperio ha creado y puesto en práctica global, desconcierta y aterra. Como Josef K... en El Proceso, van ejecutando previo escarnio, a gobernantes cuyo sino fatal fue juzgado y sentenciado en los tabernáculos imperiales. En los Balcanes, Milosevic; en Irak, Sadam Hussein; en Libia, Gadafi; y camino al cadalso llevan en próximos espectáculos mortales, a Bashar Al Assad en Siria y Ahmanideyad en Irán. La lista de procesados, también llegará por nuestros mares. El destino fatal de los pueblos está diseñado ya. No existe fuerza ni razón para detenerlo.
Este texto fue escrito hace dos años, cada día se actualiza; Ucrania no estaba en el escenario todavía, tampoco la OTAN se querellaba con Rusia; y las espadas no se desenvainaban. Hoy solo falta quien gatilla primero. Y el fin de la Historia cerrará su última página.

Guayaquil, 15 de noviembre de 2014

05 octubre 2015

DOSSIER: ESTUPIDEZ O HIPOCRESIA

Arq. Vicente Vargas Ludeña                                                             05/10/2015
Esta reflexión es geográfica, se ubica en varios lugares, con diferentes actores pero un mismo común denominador: geopolítico, económico e ideológico. Universos contradictorios plagados de truculencias que muchos defienden porque nacieron en él, sin procesar lo que sucede en su alrededor; o, los decididamente beneficiarios del establishment por que descubrieron sus meandros, y conocen a Caronte que los conduce al éxito en su barca por sulfurosas aguas. Y Los que disciernen que hay otros mundos, sin renunciar a denunciarlos por lo menos.  De esa manera el relato va de local a lo global o viceversa; de  lo particular a lo universal. En un solo mundo y una sola vida, la que tenemos. Hoy.
El Nuevo Orden Mundial (NOM) no termina de organizar su agenda planetaria; las grandes potencias y sus alianzas se desgastan, se agotan, se fagocitan entre si y al mundo lo bañan de sangre. Tampoco es su sangre, sino de las masas, de los pueblos pobres, de las naciones sin historia. Las interminables guerras de los antiguos imperios se repiten hoy, con la pequeña diferencia, que los holocaustos son monstruosamente más crueles. Así será hasta el final de los siglos.
Ahora mismo, hoy, la sociedad como la esfera terrena existen solo dos polos. El Norte que busca la hegemonía única, la del destino manifiesto con todo el poder militar y económico; y el Sur que se defiende de ese monstruo manifiesto solo con la vida. El párrafo puede parecer retórico. Pero, ¿Acaso no vemos a los asesinos delirantes con la muerte y a los fabricantes de armas llenando sus alforjas con dinero; a las interminables procesiones que buscan un nicho para refugiarse: hombres, mujeres, niños y ancianos; en su último intento de salvar la vida, se enfrentan con otros enemigos: el mar, los traficantes, las Naciones que no los quieren porque ya están completos; y los lugares que jamás serán suyos? El Norte, además nos miente, transforma la realidad en íconos metafísicos: la democracia, la libertad, que los derechos humanos, la individualidad, la felicidad del consumo de lo que no necesito, y demás divinidades de la civilización convertida en el único modelo de existencia que le queda al humano: tutelada por una centralidad jupiteriana desde el único Olimpo que queda, de los tantos que ha habido en la historia universal.
Para el Presidente de la los Estados Unidos, Brarak Obama debe ser terriblemente mortificante pararse frente al atril y asomarse al mundo para hipócritamente mentir –porque estúpido no es: tiene  buena oratoria y es un excelente escritor-, los imbéciles no poseen esas cualidades. Pero está obligado a falsear la verdad, muy a su pesar, porque al mirarse la piel se recuerda que es un negro. Entonces, ahí, ya no distinguimos desde la periferia, si es estúpido o hipócrita. Porque esta categoría en el mensaje para lo público tiene una denotación;  para lo político y dominante tiene la verdadera connotación. Sabemos que está rodeado de buitres y hienas, prestos para asistir al festín de donde venga el olor de la carroña. Parte del medio Oriente lo han destruido, con indulgentes justificaciones: Afganistán, nido de terroristas; Irak, amenaza nuclear; Libia, tribus sin Estado; Siria, gobierno dictador y asesino de su pueblo; la indomable África subsahariana continente de eterna noche negra. Pocas piedras quedan sobre los muros de esos pueblos. Engendraron monstruos por doquier: Al Qaeda, Estado Islámico, Frente al Nusra y una pléyade de combatientes asesinos salidos de las cavernas del desierto, financiados por el “País más democrático y retrogrado: Arabia Saudita”, y otras monarquías prolíficas en descendencias por su gran capacidad copulativa con el harem que disponen; y armados por el primer fabricante de armas del mundo para derrocar al Presidente de Siria, que es el único que impide que esa región sea el edén bíblico. Solo occidente, principalmente Estados Unidos, tiene semillas certificadas que dan frutos de democracia, DD. HH.,  libertad todas regados con plomo y abonadas con sangre. Y las están sembrando por todos los continentes.
Con las mismas justificaciones intervinieron en Ucrania, seguir adornando el planeta de de los repetidos valores y demás rosarios gozosos. Ahí está esa Nación empollando fascismo y alimentando cuervos fascistas. Ya estallará en mil pedazos. Cuando interviene Rusia en uno y otro lugar lo hace obligado porque su seguridad está en peligro, la dinamita está en su frontera y la mecha la maneja la OTAN. Rusia inicia sus ataques al Estado Islámico y el planeta arde, los medios replican lo que la Casa Blanca dictamina: “están atacando a la población civil, eso es genocidio; están bombardeando a los patriotas buenos que buscan derrocar  a Al Assad”. “No están persiguiendo al Estado Islámico que son los únicos y verdaderos terroristas”. Esto lo dicen los voceros del Gobierno de Obama y de algún País  vasallo. Entonces salta nuevamente a  la conciencia: ¡Estupidez o hipocresía! ¡Y el mundo! Un planeta lleno de humanos-insectos.
La estructura Institucional que los Estados Unidos han creado para procesar todos los fenómenos geopolíticos, económicos, inteligencia, científico-técnico le permite al gobernante estar informado y tomar decisiones al instante. Sin embargo su declinación hegemónica es evidente, contradictoria, inmoral y mafiosa. El discurso de Barak Obama en la ONU fue lacayo y canalla. El sustrato de su mensaje fue obediente a las Corporaciones y amenazante a las naciones, como cualquier truhán de esquina.
Paul Craig Roberts, ex asesor económico de R. Reagan, opina que Washington está hundido en un pantanal. Que sus vasallos Gran Bretaña, Francia, Alemania, Japón y otros no sirven de mucho en la salida del lodazal que se ha metido: “La guerra total”. El estatuto de vasallaje que buscaba en China y Rusia no lo encontrará jamás; en consecuencia “una guerra nuclear es nuestro probable futuro”. Termina diciendo la Casa Blanca. Agrega Craig -para despertar y recordar los sueños de los halcones- que la derrota de Hitler se la propinó la Unión Soviética.
En Colombia se acaba de revelar simultáneamente dos fenómenos políticos que presentan diferentes facetas pero se originan en la misma matriz de un Estado fallido. El primero, el abandono total, por parte de Colombia de sus habitantes en la frontera con Venezuela, donde encuentran en este País un refugio, un modo de vida y el sustento familiar de millones de colombianos. Con todas sus secuelas: buenas y malas. Y segundo, la proximidad del acuerdo de paz definitivo con las FARC.
Nunca como ahora asomó el verdadero rostro de El Leviatán apocalíptico colombiano. Es el  Estado absoluto, ("Nadie hay tan osado que lo despierte... De su grandeza tienen temor los fuertes... No hay sobre la Tierra quien se le parezca, animal hecho exento de temor. Menosprecia toda cosa alta; es rey sobre todos los soberbios"). Puede entenderse como una justificación del contrato social, y establece una doctrina de derecho como base de las sociedades modernas y de los gobiernos legítimos. Thomas Hobbes, filosóficamente en ese entonces -1651- vislumbraba lo que la modernidad ha creado: Estados en permanente y dialéctica construcción. Pero El Leviatán colombiano es el monstruo bíblico marino creado por dios; y como siempre para devorar y castigar a los hombres. Sobre las inequidades de un Estado perverso desigual, indiferente e inicuo con su pueblo, no existe otro en  nuestro continente como Colombia. De esto ya hemos hablado en otro texto. http://vichevargas.blogspot.com/2015/09/ocultas-realidades.html. He ahí, el letargo y disfuncional, por decir lo menos, Institucional; pero sobre todo sangriento, desde la colonia. Doscientos años de guerras inútiles, como las llamaba el coronel Aureliano Buendía, y otros cincuenta de guerrillas y crímenes de todos contra todos. Con iguales intentos frustrados de treguas para la paz
 El acuerdo y la firma de la paz, es sin duda una gran esperanza, para Colombia y todos los vecinos. Pero ahí es cuando salta la fiera sobre la liebre; e intenta prender fuego a la arquitectura de la paz ya diseñada y en construcción. La extrema derecha fascista con lo más granado de la burguesía liderada por Álvaro Uribe Vélez, con prontuario de capo di tuti capi, la piadosa Iglesia católica, los grandes medios locales y especialmente españoles; no conciben que la guerra termine y que El Leviatán deje de ser bíblicamente apocalíptico, y se vuelva filosófico como el concebido por Hobbes. En el hilo conductor de la estupidez o la hipocresía todo se vuelve falso. No es la paz lo que importa a estos nazis ¡Es cómo y dónde vamos a fusilar a los miembros de las FARC después que firmen los tratados! La justicia transicional que reconocen los tratados internacionales, aquí en Colombia no tiene validez, dicen. Solo hay una justicia: la cárcel, el destierro o el paredón. Se pasan por el forro que el Estado ha sido y es el principal actor de las guerras; que la población lo que ha hecho es defenderse de las opresión de las castas. Que el Estado es el principal creador de todo tipo de fuerzas paramilitares para encubrir asesinatos, depredar la tierra a los campesinos y utilizar a estos grupos criminales en el jugoso negocio de la droga. En ese escenario de violencia e injusticias el delito organizado, hasta el ladrón de la esquina, encontró tierra fértil para crear verdaderas academias de sicariato y todas las formas imaginables de delincuencia, que se han extendido por toda Latino América. La pregunta es ¿Son estúpidos, que no saben que en una guerra hay uno o más enemigos? Por lo tanto todos se deben sentar en la mesa para llegar a la paz, porque todos tienen deudas que pagar a las víctimas. Para la derecha fascista solo hay un enemigo y un solo culpable. Inmensa hipocresía, reniegan de su complicidad en la violencia. Eso es un claro síntoma de que el Estado que han parido crecerá así para siempre. Frente a lo cual no hay ninguna salida. Colombia tiene las fuerzas armadas más numerosas de América Latina, después de Brasil, si firman la paz ¿Cuál será la misión de semejante contingente militar? Su incorporación a la OTAN, donde no existe un Atlántico y tampoco un  norte; entonces es más que obvia su misión militar en Latino América. Pero su estupidez no queda allí, las generaciones –son muchas- que han crecido en la violencia, el crimen, la salida fácil de una vida de consumo voraz, no terminará al día siguiente de la firma de paz. Ese monstruo lo llevan en las entrañas y en sus cromosomas; regenerar la genética criminal solo será  posible con una clonación ética y moral de las elites.
En Ecuador la estupidez y la hipocresía han saturado el ambiente político. Los unos con lucida hipocresía reniegan teorías que ellos mismos perpetraron en algún momento, pero las añoran en el presente: el FMI, la desregulación de todo control, la des institucionalización del Estado, y otras vías subterráneas del neoliberalismo. Jamás lo dicen en público. Sencillo, es lo único que conocen y que aprendieron en los trajines y relaciones con las agencias de los Estados Unidos. Solo uno se atrevió a decir que el dinero del FMI es más fácil y conveniente. Pero también, porque eso los delata. Entonces terminan de simples detractores del Gobierno. La critica acerba, el denuesto de lo que hace el Gobierno, es el único maná con que el mundo mediático alimenta a la grey. La derecha reaccionaria y la izquierda delirante tocan los mismos instrumentos, entonan las mismas melodías, bailan al unísono su triste pasado y su destino sin rumbo.

Los estúpidos engañan también, confunden entre la inteligencia y la compasión. Los eunucos salidos de una angustiada y fácil manipulable clase media, mediocre e ignara se dejan –Ver este Bloghttp://vichevargas.blogspot.com/2015/09/eunucos.html-contagiar fácilmente del recalcitrante odio de la burguesía, replican, repiten en sublime apología a los más descalificados y aventureros políticos. Para graficar el tamaño de la estupidez imaginemos: Si la “Mama Lucha” –personaje legendario de perfil moral deleznable- viviera hoy, y se apoderara del lenguaje procaz y prácticas dudosas como las  de la Asambleísta Lourdes Tibán contra Rafael Correa; los eunucos la elevarían a la Categoría de “heroína nacional”. ¡Poca diferencia existe. No!