19 octubre 2015

REALIDADES CANALLAS


Arq. Vicente Vargas Ludeña
No es la conciencia del ser lo que determina su existencia, es el ser social el que determina su conciencia. Es, este axioma de la dialéctica que ha permitido desbancar el ideal platónico reconstruido y recocido por las religiones monoteístas: judaísmo, islamismo y cristianismo. Asignándole al humano la dignidad y soberanía necesaria para armar su realidad existencial.

Sin embargo, la construcción plena de la conciencia social no es un camino sencillo de recorrer en el complejo tejido de cualquier sociedad. La realidad se presenta a los individuos de múltiples formas y circunstancias. La religión, por ejemplo, es una concepción ingenua y falsa del mundo. En el proceso cognoscitivo de la realidad que rodea al ser, está la noción, como la unidad más simple y sencilla en la escala de la interpretación y comprensión del mundo. La idea elemental de ese microcosmos se convierte en ideología, la misma que, luego, pasa a ocupar un puesto privilegiado en la conciencia individual y social; convirtiéndose en la norma interpretativa de la realidad.

La sociedad en su conjunto no discrimina, entre conciencia social e ideología dominante con facilidad; ese fenómeno es objeto de largos y complejos procesos de aprendizaje. Son las estructuras del poder, las que se encargan de construir, desde el sistema dominante, los aparatos ideológicos, que deberán ser reproducidos y reconstituidos históricamente. La cosecha del arroz, su comercialización y consumo, no es posible, si no se repite el ciclo reproductivo: el suelo, la semilla, el agua, la cosecha… y demás pasos a la reproducción infinita; caso contrario esa gramínea se extinguiría. Los aparatos ideológicos del sistema, son los muros de contención de las masas, y nutrientes, a la vez, que alimentan al sistema político, económico y social. Es decir al poder total. Los aparatos ideológicos del sistema son múltiples, en cualquier sociedad. En el pasado eran disímiles, en la globalización se uniformizan por las nuevas tecnologías de la comunicación y la información. El consumismo, como modelo ideológico global, por ejemplo.

En el capitalismo, todos los aparatos ideológicos funcionan al unísono, en concierto. Adquieren cierta autonomía por su diferenciación funcional en el contexto de la sociedad, pero todos apuntan a fortalecer y reproducir el sistema. El mercantilismo, forma económica que convierte la mercancía en fetiche, erige al consumo en una estructura ideológica. El misterio y miedo abrasador de la muerte, y el negro infinito del más allá, consagra la aventura mítica de los dioses en ideología a la religión. La mujer en la sociedad, en el pasado y presente,  ha jugado y juega el papel que los procesos en el seno de las formas de producción le asignaron desde la niñez; la prepararon para madre y esposa, con las muñecas y los juguetes domésticos, y por supuesto con una buena dosis de coquetería; mas tarde la convierte modelo y símbolo sexual. Así, podríamos ir encontrando, como la realidad de un mundo aparente se va convirtiendo en ideología. Estructura inmaterial indispensable, para que funcione el sistema dominante la sociedad y los individuos.

Existen marcadamente dos realidades en el mundo perceptual de los ciudadanos. Son como en la dinámica de fuerzas: dos potencias de diferentes magnitudes, dan como resultado una tercera. La realidad, que el sistema a través de sus aparatos ideológicos -religión y medios entre los mas descollantes y eficaces para lograr la alienación necesaria- nos somete, lleva en sus entrañas diversidad de realidades; desde el realismo mágico garciamarquiano propiedad de nuestras impías realidades latinoamericanas; pasando por el surrealismo, en el cual, el inconsciente es la región del intelecto donde el ser humano no objetiva la realidad sino que forma un todo con ella; realidad, que más que ello: es un sueño. Hasta el hiperrealismo descarnado y amarillista, con crónicas e imágenes que ofenden a la más insensible de las  conciencias; páginas y pantallas amarillas, llenas de sangre y semen. La religión nos embauca y atrapa en el miedo con el Apocalipsis bíblico, y la maldita prensa nos narra y dibuja una País en el que no vivimos, porque niega toda realidad esperanzadora, traza una sociedad que se consume y desgarra en nuestra presencia. Nada, ni nadie acierta, tampoco comprende el camino que hemos elegido, peor, a soñar una Patria para todos. Según los aparatos ideológicos del sistema que nos abruman, estamos desfilando como corderos por las rejillas de las alcantarillas rumbo al inframundo de los excrementos. Mundo del que somos muy merecedores, por aceptar sin sus mediaciones el futuro que nos otorga el nuevo destino político. Abrir las páginas de los periódicos, ver la televisión, o acercarse a otros medios el ciudadano se encuentra que el supremo hacedor, se marchó de vacaciones, o este coto, no es de su pertenencia, porque el  caos se apoderó de esta Patria desolada. A esto debe sumarse la fuerza demoledora de los grandes medios globales: la creación y combate de un enemigo que lo intentan compartir con todo el planeta: el terrorismo. “Monstruo mítico”, contra quien se debe luchar sin discriminación, el lucifer que reemplazó al comunismo del siglo pasado.

Así mismo, hay, la cotidiana realidad de los seres que bregan sin cesar en la lucha de sus existencias, que lleva y trae, angustias, desdichas, alegrías, horizontes plenos para el encuentro con la felicidad. Es la vida real, verdadera, que se desarrolla ajena al mundo de infamia que narran o dibujan los poderes fácticos. Pero, tampoco esa vida objetiva y real, es la que podemos y debemos escribirla, porque no quedará registrada en la historia.

 Existe una tercera realidad, que es el resultado de la ficción tramposa creada por los aparatos ideológicos del sistema y la vida rutinaria de los ciudadanos, diseñada por los grandes y sagrados poderes y es la que se grabará en la memoria colectiva. Como dice, Vargas Llosa: “la verdad de las mentiras”, concepto válido en literatura, pero aplicable al mundo mediático. Verdades que jamás se conocerán, verdades trucadas y truncadas, mediatizadas, orientadas al beneficio de los grandes intereses, principalmente económicos. Finalmente, estamos condenados a consumir realidades canallas, con las que será imposible construir una sociedad con justicia, equitativa, propositiva y moral.

El último episodio en la agresión imperial a Libia, nos demuestra fehacientemente, el realismo que debemos consumir y aceptarlo, como hechos consumados. Los aparatos ideológicos deben aportar con sus recursos técnicos, estéticos, teatratales en la representación de lo que esta sucediendo, y luego de lo que vendrá. En un plató de televisión se monta el decorado, simulando la estructura militar del enemigo que deberá ser tomada por asalto en la batalla; así mismo se busca actores y extras para dramatizar la perversidad del enemigo e infundir el odio necesario en el receptor, para justificar la invasión. El imperio a través de la OTAN, vendió la realidad más canalla que se pueda oír, la defensa de los rebeldes que buscaban la cabeza de Muamar el Gadafi. Mientras garrapateo estas líneas, la nueva sede del imperio: París, y su nuevo Emperador Sarkozy, está trazando nuevas líneas geoestratégicas militares en el globo. Siria e Irán serán los nuevos objetivos de la agresión, lo cual indica el inicio de una gran conflagración mundial, con su consecuente reparto del planeta. En tiempos no muy lejanos, los colegios de educación media, deberán aprender una nueva geografía física y política. Si en el pasado, era incomprensible la actitud demencial de Hítler, ahora, nos será más fácil comprenderlo.

Apostillas. Los apologistas, sustentadores y padrinos de los aparatos ideológicos y represivos del sistema, que han delinquido en el Ecuador se han refugiado en  los santuarios de Centro y Norte América; han huido de la forma más vergonzosa y cobarde. Todos infundieron pavor y marketizaron sus imágenes como paradigmas de prohombres, cuando se los veía actuar aquí: valientes, inteligentes, honrados impolutos, llenos de verdades… pero silenciosamente fugaban, cuando se encontraban frente a su inminente captura, condenados  por sus delitos. En eso deben aprender de Fujimori, actuó como un samurai; voluntariamente desde sus ancestros japoneses, regresó al Perú, y se entregó a la justicia ¡¿Será un problema de raza?!...


Este artículo fue publicado el 1 de septiembre del 2011, en mi Blog, que fue contaminado -vargasludena.blogspot.com/2001/09realidades-canallas-arq.html-. Lo replico porque la realidad global no ha cambiado, además porque el texto permaneció muy poco tiempo en la red.

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