28 junio 2016

LA INFAMIA Y ESPAÑA


Arq. Vicente Vargas Ludeña
España y América Latina son regiones características. Tienen los mismos ligamentos sociológicos que amalgaman sus historias pasadas y presentes; desde  el Rio Bravo hacia el Sur; lo mismo, desde los Pirineos al Mediterráneo. México y España, por ejemplo, -siempre lo señalo como paradigmas- arrastran las mismas taras históricas. No han sido capaces de asimilar, ni por osmosis, el desarrollo científico-técnico e industrial de sus vecinos del Norte. La vida contemporánea de esas naciones se asienta sobre milenarias culturas pasadas. Pero el aborto sincrético que esos encuentros debieron parir, fue más bien depredador del que tenía el mosquete y la cruz, en América. Y en España, para el que tenía  las armas, la estrategia y el poder global, para la época. A España la violaron y birlaron: los musulmanes, los franceses, los ingleses; sin mencionar los bárbaros que la pisoteaban, y el coloniaje romano al que vivió sometida. México, nada asimiló del impetuoso desarrollo de su vecino del norte. Más bien emigraron a él, era y sigue siendo más cómodo. España hace lo mismo. Emigra hacia el norte. España no abandonó la concepción feudal –según una encuesta reciente el 25% de los españoles siguen creyendo que el sol gira alrededor de la tierra- del Estado y la sociedad: la Monarquía, la iglesia y la “fiesta siesta mediterránea”. Cerrando las puertas a la Ilustración y Revolución Industrial. Setenta años en el poder del PRI, en México. Setenta y más años de un coctel fascista, con Franco; y de una híbrida transición y más de lo mismo en los últimos años. ¡Qué resistencia! Sin embargo los corifeos fachos interceden, porque en Venezuela debe terminar una “tiranía”.
México es el resultado de un juego de fuerzas: el dominio absoluto de las élites desde la colonia, con ancestrales pujos de nobleza, heredados de la “madre Patria” – donde hasta hoy, cualquier plebeyo henchía su pecho con alguna torpe esperanza que aparezca en su árbol algún aristócrata. Ésta estúpida visión, es otro acendrado objetivo en la vida de los españoles que permanece vivita, sueñan, adoran, son capaces de invertir su alma, o investir el mundo para que alguna migaja de nobleza les caiga con un título nobiliario. Como el Marquesado que tanto buscaba en España, Mario Vargas Llosa. Por eso, tener esperpénticos monarcas como hoy los tiene, vuelve al País, similar a liliputienses -mentales- emperadores y sátrapas africanos.
 España es una tragedia, el franquismo, la omnipresencia creyente en dioses –antes eran solo católicos, hoy comparten con multitud de sectas religiosas- lo cual retorna a sus primigenias raíces: el miedo a dios, y las múltiples formas de enriquecimiento a cualquier costo. Divide a la sociedad, en los que se han despojado de esas basuras y desean construir una nación moderna; y los que creen, que con castillos y templos medievales, mucamos y meseras, el País aparecerá en el del primer mundo. El Presidente actual, M. Rajoy es un farsante e impostor, lo mismo que el famoso reyezuelo, cuando engañan a toda su feligresía que España es la cuarta economía de Europa. Si todo el dinero que ha recibido desde que Europa la conminó a entrar a la Comunidad Económica y sus Tratados, lo hubiese recibido cualquier País africano, también sería una economía con ese membrete. Rajoy es un mediocre, canalla y ladrón. Jamás menciona los millones de parados, los millones de jóvenes expulsados de su patria, la desbordante deuda pública y privada, el infamante despojo de la vivienda a los ciudadanos y su impagable deuda, el manejo imposible de su crisis fiscal, de la fuga de capitales hacia paraísos del dinero, las grandes corporaciones que no tributan en parte alguna, la cofradía de malandros que su Partido Popular aúpa y que se han enriquecido si pudor, siempre. Que España, poco tiene para aportar a la dinámica económica, a la ciencia, a la tecnología de la Europa desarrollada. España de hoy,  es la misma de 1492, con las respectivas excepciones del automóvil y el avión. De imperio colonizador, convertido en retazo colonial, manteniendo en sus goteras un enclave de una ex potencia extranjera, que promete nunca abandonar ese territorio: Gibraltar.
Es singular la postura de todas las fuerzas sociales, económicas, culturales, políticas y demás, frente a la depredación que estos sinvergüenzas causaron en su País. Son cientos de imputados por corrupción, que no se robaron una gallina; atracaron millones de Euros al Estado y a los ciudadanos. Todos desfilaron por los tribunales. Y todos, hoy retozan en sus casas, para escarnio de los buenos, que los debe haber. En los Estados Unidos, después del atraco financiero y bancario del 2008, donde el Estado concurrió con un salvataje de setecientos mil millones, un solo despistado ejecutivo fue enjuiciado. Esos son los contagiosos decálogos del neoliberalismo.
Las elecciones actuales en España para designar al gobierno, son el espejo de un pueblo sin horizonte. Después del apoteósico 15M donde una inmensa multitud de “cabreados” se tomaron las plazas, indignados de tanta miseria moral y material que se había apoderado del País. Luego, a los tres meses, la derecha más facha y reaccionaria es elegida mayoritariamente. Recientemente se presenta una nueva oportunidad y la historia se repite con el mismo y más craso cinismo. Ninguna duda cabe, las masas están contaminadas moralmente. Se vuelven traidoras, para solo así, elegir traidores. Ya lo probaron en el periodo anterior. Rajoy sin ambages le dijo al pueblo: yo, tenía un programa de gobierno, pero debo gobernar con otro, porque las circunstancias me precipitan. Hoy, ya conocen con que Plan seguirá estrangulando a los pobres, y con quienes gobernará para incrementar el número de ricos y afortunados. El pueblo que se reconoce  asimismo, que se auto valora, en lugar de darles un voto debió rebelarse, aprehenderlos y entregarlos a los tribunales de justicia. Las espesas imputaciones y prontuarios, que Rajoy y su combo tiene, en la Europa Institucionalizada y decente, estos corruptos rufianes habrían ido a parar a la cárcel. En España son el escarnio,  vergüenza, humillación…También indiferencia. Pero no. La sociedad en su conjunto está contaminada de un carcinoma moral terminal. Terminará en girones, y retazos de Naciones.

El resultado de las elecciones es elocuente. Baja participación, 51%. 70% de votos distribuidos para la derecha evidencia que la tragedia vivida por el pueblo estos cuatro años se lo atribuye merecidamente. Pueblo masoquista, pueblo infame. Pueblo que se merece los palos que ahora recibe, y los  que más tarde le vengan. Que los dioses de los que están plagados se los administre. Y, que los ricos lo disfruten a placer.

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