Arq. Vicente Vargas Ludeña
Inicialmente surgió la idea de tratar simultáneamente estos temas:
¡TRUMP ANTISISTEMA! - BRASIL, Y SU ORGÍA PERPETUA - LOS PAPELES DE PANAMÁ Y
VENEZUELA EN SU LABERINTO. En el desarrollo del DOSSIER, que es, como se
titularía el texto, la importancia de los
temas se extendió el análisis, lo que obligó a separarlos para ser colgados en
el BLOG, independientemente.
Estos acontecimientos se desarrollan en línea
geográfica vertical de norte a sur, en el hemisferio. Son trascendentes en la
esfera global de la humanidad. Las vertiginosas narrativas económicas, sociales
y políticas modifican rápidamente la aparente y apacible cotidianidad. La interpretación
de esos relatos no es de fácil aprehensión porque la esencia de los modelos
apenas muestra un vago boceto. Están refundidos en las catacumbas de los que
diseñan el nuevo orden mundial. Es la moderna cristiandad que modificará la
visión de una nueva humanidad.
Las hegemonías que alientan un
mundo diferente, según sus propias teorías, traen la impronta de un mandato
divino. La estratificación de la
sociedad que la historia nos ha mostrado; los sacerdotes del nuevo antropocentrismo
pergeñan una pirámide más “chata”. Son los albores del moderno esclavismo: amos
y esclavos. El segmento medianero no tiene ubicación entre el poder y el
súbdito.
El mundo entero ha conocido la
existencia de “Paraísos Fiscales” instalados geográficamente, prestando
inestimables servicios a los ricos y famosos de cada País: para ocultar las
fortunas sin preguntar sus orígenes, evadir
los impuestos, lavar la ilicitud de sus prácticas, y formar una inmensa red de
Estados que se protegen entre sí de la opacidad de los flujos del dinero y las
empresas, en desmedro del desarrollo armónico de otras naciones. De tal manera
que esto no constituía ningún misterio. Los enigmas surgen con las
circunstancias de develar estos agujeros negros en la economía global, ¿Quién, cuándo
y porqué los sacan a la luz? De esto ya se ha debatido lo suficiente. Sin
embargo el mundo nada cambiará, porque los objetivos de estas estructuras mafiosas
es la acumulación de capital a cualquier costo.
“Panamá no es un País, es un
negocio”. Dice el escritor británico John le Carré. Por eso y para eso fue creado
en esa geografía de un vado y un puerto, cobijo seguro de bucaneros y piratas
en el pasado y en el presente. Además estrecho estratégico militar.
No es fácilmente comprensible la
existencia de estos territorios convertidos en paraísos fiscales, si no se
recorre brevemente el concepto de imperio. Imperialismo colonialista no es
igual a imperio contemporáneo. El primero dejo de existir con la caída del
imperialismo Británico, tras la segunda Guerra Mundial. El segundo nace
precisamente con la defunción del anterior pero con distintas responsabilidades
y nuevos diseños globales. Estados Unidos no es el centro del imperio, aunque
si lo es, desde su panoplia militar. El principio fundamental del imperio es
que su poder no tiene un territorio ni un centro reales ni localizables. “El
poder imperial –dice M. Hart y A. Negri- se distribuye en redes, mediante
mecanismos de control móviles y articulados”. Wall Street no funcionaría sin el
portaviones financiero de la City de Londres; o las Bolsas de Hong Kong,
Frankfurt o Tokio. Lo mismo que el Pentágono sería un centro de mando militar
sin saber dónde, ni a quien disparar. La OTAN es su gemelo, y demás centros
armados que rodean militarmente al planeta. En la Guerra del Golfo los que
dieron cara en el campo de batalla fueron Estados Unidos, Gran Bretaña y España
que sirvió de mozo de librea. Mientras Japón y otros países involucrados,
pusieron los billetes para obtener un resultado global.
El imperio recurre para mantener su
hegemonía y supervivencia a todo instrumento: jurídico, financiero, económico,
político, ideológico y militar. Todo en los bordes de la moral. En el imperio,
la corrupción está en todas partes. Es la piedra angular y la clave de la
dominación. Reside adoptando diferentes formas, en el gobierno supremo del
imperio y sus administraciones vasallas, en las fuerzas policiales
administrativas más refinadas y corruptas –la implacable e impune fuerza
matonil del sistema policial estadounidense-, en los lobbies de las clases
dirigentes, en las mafias de grupos sociales emergentes, en las iglesias y las
sectas –confrontar la variopinta mezcla de poder político y las iglesias en
Brasil-, en perpetradores del escándalo en los grandes conglomerados
financieros y las transnacionales –los constantes atracos bancarios y
financieros alrededor del mundo-. A
través de la corrupción el poder imperial extiende una pantalla –los paraísos
fiscales- de humo a lo largo del mundo y ejerce su dominio sobre la multitud en
medio de una nube pútrida, en ausencia de la luz, la verdad y el bien.
El tinglado que los poderosos del
dinero, en concubinato con las clases dirigentes de los Estados han creado,
ante la impotencia de las sociedades desvalidas, son sencilla y laxamente
organizaciones mafiosas. Crear entidades jurídicas y financieras -empresas off
shore y otras formas- pueden estar están constituidas con toda la epistemología
del derecho, pero llevan en su esencia la opacidad de las prácticas económicas
de un País. Lo opaco impide ver la licitud de los negocios y la procedencia del
dinero. Reino propicio para el delito.
Thomas Piketty en su libro “El
Capital”, diserta las causas obvias para la creación y existencia de los
paraísos fiscales. En el Capítulo XV “Un impuesto mundial al capital” señala
que un verdadero objetivo de transparencia democrática y financiera es regular
el capitalismo. Se trata, por una parte de evitar una espiral de desigualdad
sin fin y una divergencia sin límite de esa desigualdad derivada de la riqueza,
y otra, de permitir una regulación eficaz de las crisis financieras y
bancarias.
La fuga de capitales huyendo del
pago de impuestos donde se origina la riqueza, a cielos angelicales donde nadie
pregunta. Piketty dice lo siguiente. “Los organismos nacionales e
internacionales, los institutos de estadística europeos, estadunidenses y
mundiales, por fin, estarían en condiciones de producir informes fiables sobre
la distribución de la riqueza y su evolución. En lugar de consultar
publicaciones del tipo Forbes o los informes en papel satinado por administradores
de fortunas, los ciudadanos de diferentes países podrían tener acceso a una
información pública establecida a partir de obligaciones y métodos declarativos
definidos con toda precisión. La apuesta democrática es considerable: es muy
difícil debatir con serenidad sobre los grandes desafíos del mundo de hoy –el
futuro del Estado social, la financiación de la transición energética, la
construcción del Estado en los países en desarrollo, etc.- mientras reine la
opacidad sobre la distribución de la riqueza y las fortunas mundiales”
Resulta irracional, pero para el
delincuente es eficacia y lucidez, en el apogeo actual de las Tics el
conocimiento de las riquezas acumuladas en los bancos no es accesible ni para
el espíritu santo. Es un lugar donde ni los Estados pueden llegar. El sigilo
bancario inventado, es el perfecto pantanal donde los malandros, no lavan,
enlodan su dignidad –que poco vale- y la riqueza que han depredado. La entidad
bancaria asume poder y control de los demás. Así como la firma tecnológica
Apple negó a los tribunales de justicia, desencriptar las informaciones
contenidas en los celulares de una pareja de asesinos en un lugar de los
Estados Unidos. Eso es poder. Lo otro son escusas, cuando hoy se conoce, que no tenemos un lugar
donde escondernos.
El autor material e intelectual de
estas revelaciones es los Estados Unidos, sede de muchos paraísos diseñados y construidos
con ese único propósito: mezclar el dinero franco de los negocios con el que
proviene del narco tráfico –por ejemplo-. El juego de azar, en otra cantera
para procesar dinero sucio. El candidato Donald Trump conoce muy bien de estas
faenas; administra en la actualidad varios centros de juegos de azar,
extendiendo sus redes, por ahora, hasta Panamá.
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